POR LOS VERICUETOS DE LA
ESCRITURA HISTÓRICA
Por Luis Alfonso Mena S.
(*)
Queridas amigas y amigos: gracias por acompañarnos
esta tarde. Les agradezco sobremanera el haber venido a conocer un nuevo hijo
de nuestra familia, José María Melo, el
Rebelde General de los Artesanos. Y Otros Ensayos Históricos.
Quiero confesarles que pensé mucho el formato de
presentación de este nuevo vástago, porque eso es un libro, un hijo más, que se
ama tanto como a uno de carne y hueso, porque nace de nuestros amores
entrañables con las letras, con las ideas, con las indagaciones, las inquietudes,
los sueños y las búsquedas.
Lo pensé mucho, les decía, porque sé que a la gente le
gusta más cuando las presentaciones de los libros son charladitas, con el autor
contando anécdotas y diciendo cómo escribe, cuándo se le apareció la musa,
dónde prefiere escribir, etcétera.
Les juro que lo pensé mucho, e incluso lo consulté
varias veces con uno de mis hijos, Santiago, a quien le llevo 36 años de
ventaja en el camino de la vida, y a quien suelo acudir no solo por aquello de
que siempre es mejor tener en cuenta una segunda opinión, sino para estar
sintonizado con los jóvenes de hoy, que algunos llaman ‘millennials’ (los
nacidos entre 1981 y 1996), pero, principalmente, para nutrirme de su aguda
percepción de las cosas y de los hechos.
Pero, terco, como casi siempre, no le hice caso a su
recomendación de improvisar una charla, y heme aquí leyéndoles estas palabras.
Mi padre decía que él se expresaba mejor escribiendo. Soy testigo de ello.
Guardo aún los textos que nos escribía a sus hijas e hijo y a su querida
esposa, nuestra madre Mercedes, con una bella caligrafía, acompasada, como las
notas de los instrumentos que interpretaba con maestría, y una sintaxis casi
perfecta.
Luego de su partida, el 9 de marzo de 2011, logré
llenar tres cajas con sus cartas, telegramas, poesías y partituras musicales
para escribir su historia, la de un músico de los de antes, de la que ya hay un
texto breve publicado a manera de semblanza, con una entrevista y muchas
imágenes.
Así que heredé de mi padre su amor por la escritura, que
lo llevó incluso a iniciar la redacción de un diccionario de la música, que
nunca terminó, y que escribía a mano en pequeños cuadernos marca Norma, grises,
sentado a un escritorio puesto contra una ventana, en una casa esquinera del
barrio Libertadores de Cali, por allá, en la década de los años setentas del
Siglo XX, cuando las perspectivas de la comunicación mágica de hoy solo se
podían vislumbrar como ciencia ficción en el reloj con señal en vivo de Dick
Tracy, el investigador de las historietas, hoy desaparecidas.
Pienso, como mi padre, que para precisar y no divagar,
es mejor escribir. Escribir es un arte, pero también es un acto de
responsabilidad. En su ejecución, el cerebro desarrolla en tiempos inasibles
miles de procesos para lograr convertir en letras las ideas que giran veloces a
lo largo de los quiebres densos y múltiples de esa máquina maravillosa de los
humanos, a la vez archivo gigante de información e ideas y propulsor
insustituible de caracteres significantes.
Pero el acto de escribir va más allá, nos sitúa en el
terreno contradictorio de la profundidad y de la síntesis, del detalle que
brinda la investigación y de la concreción a la que obliga la vida de hoy, cada
vez más audiovisual, con auditorios cada vez menos dispuestos a soportar la
extensión, ni hablada ni escrita.
Vivimos en una sociedad que marcha a la carrera, ¿o
qué otra cosa es el WhatsApp?, y que no quiere leer sino ver, que no quiere
pensar sino mirar. Por eso hoy es doblemente vigente el eslogan de la revista
Alternativa, que circuló en nuestro país entre 1974 y 1980: “Empezar a pensar
es empezar a luchar”.
Pero, como el salmón, nadando contra corriente, hay
unos seres extraños que insisten en escribir, en poner en moldes lo que
piensan, tercos, obstinados, minoritarios, ilusos. Que procuran, ojo, procuran,
hacerlo bien. De este grupo hago parte.
Generalmente, cuando no se investiga se divaga, se
especula, se miente. Pero, generalmente también, cuando se investiga se puede
concretar, la capacidad de síntesis florece, porque las puertas de salida se
multiplican, hay por donde concluir,
escribir el punto final.
Cuando no se investiga, ese punto final se vuelve un
imposible, damos largas a la falsedad, no hay por dónde salir y nos toca pelear
la puerta única de la estrechez del conocimiento.
Dicho lo anterior, hagamos ahora un rápido recorrido
por nuestro libro.
Primera línea de lectura:
dos géneros académicos
Este libro es, entre otras cosas, un ejercicio de
escritura, producto de un año dedicado a leer y a escribir en la Maestría en
Historia de la Universidad del Valle, en el marco de dos géneros académicos: el
ensayo y la reseña.
Esta es la primera línea en la que podrán leer mi
libro, la de los géneros más pertinentes y utilizados en el ámbito académico,
el ensayo y la reseña, y, en tal sentido, el libro puede tener una vocación o
aproximación pedagógica, como todos los libros que he estructurado hasta hoy, a
lo largo de mi vida de periodista, abogado, docente y, ahora, como dijera el
colega Jorge Manrique, situado en “modo historiador”.
Todos mis libros tienen ese tono: procuran aportar a
los que vienen y quieren tener unos referentes de escritura. Eso son el Manual de Estilo de la Redacción de El País
(1996), el Manual de Derecho para
Periodistas (1999), Descifrando
Huellas. Periodismo del Mimeógrafo al Ciberespacio (2010) y este, José María Melo, el Rebelde General de los
Artesanos. Y Otros Ensayos Históricos (2018).
Los dos primeros, manuales de normas y estructuras de
redacción y de derecho. El tercero, además, es una selección de ciento once
textos, compendio de mi producción periodística durante casi tres décadas de
periodismo presentados a través de capítulos dedicados a cada uno de los
géneros periodísticos: noticias, entrevistas, crónicas, reportajes, perfiles,
testimonios, semblanzas, análisis, informes, columnas de opinión, etcétera.
José María Melo, el Rebelde
General de los Artesanos. Y otros Ensayos Históricos procura, también, ese tono metódico,
pedagógico si se quiere, construido, en primer lugar, precisamente con ensayos,
esa modalidad de la escritura en la que el autor despeja una hipótesis sobre un
problema, fenómeno, hecho o persona, con base en la investigación previa
efectuada en documentos, testimonios, archivos: indagación en suma que,
finalmente, le proporciona la competencia para hacer un planteamiento novedoso,
descubrir y hacer revelaciones, y en el que intenta, igualmente, hacer un
aporte conceptual y ejercer cierta libertad de estilo en la presentación final
de su texto.
En su segunda parte, este libro se desenvuelve en el
género de la reseña, otro molde indispensable en el ejercicio académico que
recorre y sintetiza, de manera cronológica o crítica, según se decida por el
autor, otros libros, documentos o alocuciones de múltiples disciplinas y
procedencias, con miras a resumirlos, simplificarlos, “molerlos”, diríamos en
términos coloquiales, con el fin de brindarles herramientas a los lectores para
su más fácil comprensión y estudio, y para, asimismo, ser usados en textos de
mayor calado, como las tesis magisteriales y doctorales.
Segunda línea de lectura:
divulgar para la sociedad
Como dije más arriba, José María Melo, el Rebelde General de los Artesanos. Y otros Ensayos
Históricos es una selección de mi trabajo en la Maestría en Historia de la
Universidad del Valle.
He defendido siempre que lo que se produce en las
universidades debe estar en función de que le sirva a la sociedad, para que
contribuya a su información, al debate y, ojalá, al conocimiento.
No creo en la academia divorciada de la sociedad, ni
en que lo que hacen sus estudiantes y profesores sea para los anaqueles o para
simplemente optar a títulos o a puntajes de ascenso en los escalafones
docentes. No creo en la producción para círculos reducidos de sabios.
Creo que nos debemos a la sociedad, compuesta por
millones de seres que esperan de quienes en este modelo excluyente han podido,
de alguna forma, acceder a las esferas superiores de la educación, que les
retribuyamos, al menos, compartiéndoles lo que hemos investigamos y escrito.
“Los empeños de los entes individuales y de las
instituciones globales tienen el deber de proyectarse hacia la sociedad y, en
tal sentido, procurar que aquello que producen la nutra y le sirva en sus
procesos de educación, formación y concientización crítica”, decimos en la
Introducción de José María Melo, el
Rebelde General de los Artesanos. Y otros Ensayos Históricos.
En esa dirección marcha este libro, selección de
textos investigados y escritos con el mayor rigor posible en un período de mi
vida (2009), cuando, liberado de las restricciones temporales que nos imponía
el diarismo en el periódico El País, de donde salí en 2007 por divergencias
editoriales, pude regresar a la Universidad, ya no como docente, sino como
aspirante a magister.
Los textos que encontrarán en este libro han sido
evaluados por el ojo crítico del profesor Alberto Ramos Garbiras, doctor en
ciencias políticas, constitucionalista e historiador, a quien agradezco el
esfuerzo y el impulso a la difusión de esta antología, quien, además, es el
autor del prólogo y nos ha deleitado con su magistral exposición de hoy sobre
la verdad en relación con la contribución internacional en nuestra
Independencia de 1819.
Tercera línea de lectura:
qué dicen los ensayos
Hay aquí 16 textos sobre una variedad de temáticas,
tiempos y espacios históricos reunidos en dos partes: la primera, la de los
ensayos, y la segunda, la de las reseñas, todos ordenados cronológicamente, tal
como se iban escribiendo.
En los tres primeros ensayos hay un tono y un interés
claros de trabajar la relación entre la historia y el periodismo, entre el
texto comunicacional y el documento intemporal, para mostrar el nutrimento
constante de las dos disciplinas; en tanto que el cuarto y el sexto hacen
referencia a dos personalidades históricas de extraordinaria importancia: de un
lado, Bartolomé de las Casas y su lucha como adelantado a su época en defensa
de los esclavizados en la llamada época de la Colonia; y de otro lado, el
general José María Melo, el rebelde general de los artesanos, cuya historia,
muy poco estudiada y menos conocida en Colombia, es evidencia de que ya en los
albores de la República un hombre que había bebido en los manantiales de las
teorías del socialismo utópico de Charles Fourier y Henri Saint-Simon en
Europa, asumía el poder en representación de fuerzas subalternas, un hecho
inédito en el discurrir de nuestra patria, que no pudo fructificar sino unos
pocos meses, entre el 17 de abril de 1854 y el 4 de diciembre del mismo año, porque
el embate de las fuerzas retardatarias de la época –que prolongan sus
tentáculos hasta hoy— lo impidió con el empleo de la violencia.
En el fondo del fenómeno que significó José María Melo
se encontraba la lucha entre los de abajo, carpinteros, sastres, zapateros,
alfareros, y la clase empresarial importadora en emergencia, que pugnaba por
mantener sus privilegios en detrimento del artesanado, trayéndolo todo del
exterior y arruinando a los productores nacionales.
En términos políticos la pugna se expresó entre los
liberales Gólgotas y Draconianos, lucha que a la postre ganaron los primeros,
aliados con los ejércitos conservadores de la época, que tardaron casi ocho
meses en agruparse para finalmente dar al traste con este que podría considerarse
el primer proyecto de gobierno popular en nuestro territorio.
Vale la pena destacar que en el ensayo sobre Melo, que
da el título al libro, se pone de relieve un hecho poco conocido y muy
relevante hoy, a propósito del debate sobre el supuesto aporte de “los padres
fundadores de los Estados Unidos” a nuestra Independencia, planteado por el
presidente Iván Duque, en un arranque de abyección y sumisión inaudito ante el
secretario de Estado y exdirector de la CIA, Mike Pompeo, el 2 de enero de este
2019 en Cartagena.
Se trata del papel jugado en 1854 por la
representación diplomática norteamericana en la Nueva Granada, que contribuyó a
la creación de un gobierno provisional, con sede en Ibagué, hasta donde se
trasladó el vicepresidente Obaldía y que contó con el reconocimiento del vocero
gringo, míster Green.
Una clara maniobra muy al estilo gringo para sabotear
el naciente gobierno de Melo. Cualquier parecido con lo que está ocurriendo por
estos lares y vecindades seguramente no es pura coincidencia. Más bien diría
que es la aplicación de un método repetido por la potencia imperial
norteamericana contra los pueblos a lo largo de la historia. Si bien se dice
que la historia no marcha en círculos, que se repite, se repite.
Luego de ser expulsado de su patria por el contragolpe
de la élite bipartidista con la ayuda intervencionista, como hemos dicho, de la
legación estadounidense de la época, el general José María Melo recorrió Centro
América defendiendo ideales revolucionarios y fue fusilado en México, cuando
compartía la causa de Juárez. Dilucidar el alcance histórico de un hombre como
Melo resulta una tarea tan compleja, como apasionante y necesaria para la
historia colombiana.
El desconocimiento de su trasegar y su ocultamiento
por parte de la escuela oficial refleja la crisis en la que se debate la
enseñanza de la historia en nuestro país, vista por el Estado casi como un
lastre y desarticulada, so pena de ser proscrita, del pensum en la formación
secundaria.
Este ensayo se propone hacer visible y rescatar el
aporte de Melo a un período crucial de nuestro devenir, y es solo el comienzo
de un estudio a fondo de su vida, de su lucha al lado del Ejército Libertador
y, luego, de las clases explotadas, y su incursión posterior en las bregas
internacionalistas en Costa Rica, Nicaragua, México, hasta ser considerado por
algunos como el primer Che latinoamericano.
Los otros textos de la primera parte son dos ensayos
de historia política: el quinto, sobre la historia económica y el escenario de
identidades, y el séptimo, un análisis comparado de los expresidentes Alberto
Fujimori, del Perú, y Álvaro Uribe, de Colombia, y sus afinidades autoritarias,
bonapartistas y neopopulistas.
Me detengo sobre este
último ensayo, que podríamos situar en lo que se denomina historia del
presente, por la vigencia que conserva. Por lo menos en diez ítems se puede establecer
una clara comparación histórico-política entre los gobiernos del expresidente
Fujimori (1990-2000) y del exmandatario Uribe (2002-2010). Nuevos paralelos, y
diferencias también, podrán aparecer en la valoración que haga la historia de
sus presidencias. Fujimori ya fue juzgado por crímenes de Estado. ¿Qué pasará
con Uribe?
Hay quienes sostienen que,
a pesar de su popularidad, la fuerte tradición bipartidista terminará
imponiéndose a través de pactos consociacionalistas. El consociacionalismo es una
teoría formulada por el politólogo holandés Arend Lijphart y retomada por el
sociólogo latinoamericanista Jonathan
Hartlyn. ¿Estaremos en presencia de una reedición de este concepto, a
pesar de todo? O ¿con Uribe se inicia un régimen distinto, tipo PRI, roto hoy
en día por el sorprender Andrés Manuel López Obrador?
Los dos ensayos anteriores escapan a los conceptos
clásicos de la historia, que recomienda una distancia no menor de 30 años entre
los hechos o fenómenos estudiantes y la época de investigación y redacción
sobre los mismos. Ellos se aproximan más al análisis sociológico y político.
Los incluimos en este libro como parte de un esfuerzo por laborar la llamada
historia del presente.
Cuarta línea de lectura: qué
dicen las reseñas
La segunda parte de esta selección incluye una serie
de reseñas de libros invaluables para la historiografía cultural y política,
que van desde La Colonia, de Álvaro
Delgado, hasta ¿Lo que el viento se
llevó? Los partidos políticos y la
democracia en Colombia (1958-2002), de Francisco Gutiérrez, pasando por La prensa en Colombia. ¿Cómo informa? ¿De
quién es? ¿A quién le sirve?, de Gabriel Fonnegra; La formación de la clase obrera en Inglaterra, de Edward Palmer
Thompson; El Mediterráneo y el mundo
mediterráneo en la época de Felipe II, de Fernad Braudel; La democracia inconclusa. Historia de la
soberanía del pueblo en Francia, de Pierre Rosanvallon; El queso y los gusanos. El cosmos, según un
molinero del siglo XVI, de Carlo Ginzburg, y Contra y más allá del capital, de Jhon Holloway; además de un
recorrido por Formas de historia cultural,
de Peter Burke.
Destaco aquí de manera especial la reseña sobre La Colonia, de Álvaro Delgado, un libro
muy ligado a nuestra historia personal, a nuestra formación juvenil, en la que planteamos
cómo el autor hace una documentada descripción de la época, llena de
información y análisis. El cúmulo de elementos de interpretación congregados en
el libro le proporciona valor para ser traído al plano presente con el fin de
que la nueva generación de la comunidad de historiadores lo tenga en cuenta y
no relegado, como ocurre hoy en día.
El otro texto que quiero destacar es La formación de la clase obrera en Inglaterra,
del gran historiador marxista británico Edward Palmer Thompson, libro en el que
se plantean tres asuntos clave: primero, el de la conciencia de clase; segundo,
los componentes de la formación de la clase, y, tercero, el rol jugado por la
experiencia de la clase.
Se trata de un libro de enorme relieve desde el punto
de vista del método de construcción del relato histórico, pues el autor se
apoyó en unos arquitectos muy particulares, diferentes a los tradicionales:
braceros, artesanos, tejedores, tundidores, calceteros, lo cual le permitió
romper con la narración lineal de la historia y cuestionar las ortodoxias de su
época.
Para E. P. Thompson, los de abajo no sólo fueron un
referente en el estudio de la historia económica, sino que le ayudaron a levantar,
piso por piso, su portentoso edificio discursivo, y en tal sentido el libro
constituye una referencia no solo conceptual sino metodológica para la
investigación histórica contemporánea en el diseño y consulta de las fuentes y
en su manera de redacción con fundamento en el testimonio de las clases de
abajo, subalternas.
No quiero dejar pasar por alto la reseña de una obra
monumental, el libro El Mediterráneo y el
mundo mediterráneo en la época de Felipe II, de Fernand Braudel, por su
valor metodológico, además del histórico propiamente.
Se trata de una obra que se puede leer en tres
direcciones: una, la de los tiempos en la historia (en la que el autor
defiende, casi hasta el determinismo, su teoría de la larga duración, es decir,
una historia a punto de lo inmóvil); dos, la del universo erigido en torno de
ese espacio líquido lleno de trazos de las vicisitudes humanas que es el mar
Mediterráneo en el Siglo XVI, y, tres, la de las lecciones derivadas del uso de
un cúmulo demoledor de fuentes, cuyo cruzamiento constituye, en sí mismo, todo
un estudio. Del texto surgen numerosos interrogantes sobre el enfoque empleado
en el análisis de la época historiada y acerca de la proyección a hoy del
método utilizado.
Pongo de relieve, igualmente, la reseña del libro de
Gabriel Fonnegra La Prensa en Colombia,
en el que se examinan las pistas más importantes de la historia del periodismo
colombiano, desde los albores del Siglo XIX hasta principios de los años
ochenta del Siglo XX, para sustentar una acerba crítica a la concentración de
la propiedad de los medios impresos y a la falta de libertad de prensa.
La reseña de este libro concatena con los tres ensayos
iniciales dedicados al estudio de la relación entre el documento periodístico y
el documento histórico, una línea transversal en esta selección, derivada de
nuestros intereses intelectuales primigenios: el periodismo y la historia,
además del derecho.
También vale destacar la reseña a propósito del libro Contra y más allá del capital, del
filósofo irlandés John Holloway, según el cual al movimiento social alternativo
solo le queda meterse por los intersticios del capitalismo, como el fluir del
río que se rompe contra las rocas. Para él, entre más fuerte es el impulso
revolucionario, más débil se volverá el capital.
Un texto pertinente para la coyuntura política
latinoamericana, que tiene su referente más destacado en Cambiar el Mundo sin Tomar el Poder, otro texto de Holloway.
En fin, con estos ensayos y reseñas pretendemos
simplemente compartir el esfuerzo de un año de aproximaciones a temáticas y a
autores vitales en el proceso de formación de historiadores.
Ya volveremos, luego de esta compilación, con el
producto final de toda la maestría en la Universidad del Valle (2010): la
historia de la revista Alternativa, que constituyó un hito en el devenir del
periodismo colombiano, especialmente en el de la izquierda nacional. Un libro
que se encuentra listo y en busca de editorial o de impresor.
Quiero agradecer de manera especial a mi hijo Gabriel
Jacobo Mena Cárdenas por su acompañamiento paciente en todo el proceso de
diseño y montaje de las artes finales de este libro, a partir de su percepción
de las técnicas y poniendo su buena voluntad, a pesar de su inexperiencia en la
composición gráfica. Loable esfuerzo en el que también Santiago José y Luis
Alfonso Mena Cárdenas, lo mismo que Ana Susen, mi esposa, pusieron su granito
de arena.
Asimismo, agradezco el acompañamiento del historiador
y catedrático Álvaro Hernán Sierra, quien animó con persistencia la materialización
de este libro.
Mi gratitud, asimismo, para Élver Muñoz, el impresor
de José María Melo, el Rebelde General de
los Artesanos. Y Otros Ensayos Históricos, por su colaboración para con el
autor, pues en la Colombia de hoy a muchos autores nos toca repicar y andar la
procesión, fungir también como editores y financiar la conversión de nuestros
proyectos en libros.
Igualmente, mis agradecimientos al Banco de la
República, sede de Cali, por su colaboración al facilitarnos este auditorio, de
manera especial a Olga Eusse, compañera en la Maestría en historia de la
Universidad del Valle, por su diligente ayuda en esta entidad.
Espero haber cumplido con el objetivo de explicarles
la importancia de la función que nos hemos impuesto de escribir como mecanismo
y método para ayudar a dejar inmerso en letras lo investigado, un ejercicio de
sistematización reunido en el formato del libro, porque seguimos creyendo que
este jamás desaparecerá ni será definitivamente reemplazado por una nube.
Espero haber cumplido también con explicar el
contenido, el contexto y el continente de mi libro. Ahora, los y las invito a
leerlo.
Muchas gracias.
Cali, jueves 17 de enero de
2019.
(*) Texto leído en el acto de presentación
del libro José María Melo, el Rebelde General de los Artesanos. Y Otros Ensayos
Históricos, celebrado en el Auditorio del Área Cultural del Banco de la
República de Cali.