Páginas

sábado, 29 de octubre de 2011

Opinión. Desde la Universidad Libre de Cali

La educación no se negocia

Por Mapi Villegas (*)
Las personas que anhelamos el progreso de este país y creemos en su gente, capaz de lograr sus cometidos, luchamos arduamente porque todos se concienticen del poder que tienen ante su gobierno, de lo que significa ser el constituyente primario en el Estado Social de Derecho.

Los líderes estudiantiles hemos desarrollado desde nosotros mismos y hacia nuestros compañeros la plena convicción de que no sólo podemos hacer cambios en las universidades, sino que debemos caminar y alzar nuestras voces de protesta y de inconformismo ante las arbitrariedades que se ejecutan a diario por parte de un gobierno que parece guiado por un maquiavelismo constante.

Lo anterior nos ha llevado a un proceso de análisis sobre lo que nos afecta, de tal manera que no podríamos, bajo ninguna circunstancia, meternos en un recinto educativo a puerta cerrada y decir tan sólo: “Ve, se aprobó tal Ley en el Congreso”, sino, por el contrario, abrir las puertas de los auditorios, ir a las plazas públicas, caminar por las calles e invitar “al amigo mirón”.

Hoy los estudiantes, trabajadores, amas de casa y todos en general demostramos al gobierno que el pueblo no es ignorante, que no nos pueden meter la mano a la boca con la reforma a la Ley 30 del 92 sobre la educación superior.

Nos quieren vender la idea de la posibilidad de más cobertura universitaria, ¿pero a cambio de qué?: créditos que abrirán la posibilidad de que a muchas entidades bancarias se les convierta la educación superior en la gallina de los huevos de oro y las instituciones se vean sometidas a endeudamientos adicionales. ¿De dónde tendrá que salir el dinero?

La idea de manejar para las universidades la llamada economía mixta simplemente convierte la educación en un negocio al mejor postor que, a decir verdad, lo único que genera es que si no se logran los objetivos ello repercutirá en los estudiantes.

La educación nunca podrá ser un negocio, es un derecho, y por eso estamos en contra de la reforma a la Ley 30 de 1992, que en realidad atenta contra la educación de todos los colombianos y, por ende, contra el país, ya que en la educación del pueblo radica su progreso.

Es petición a gritos que no se hable sólo por los medios y en espacios cerrados por parte del presidente Juan Manuel Santos y de la ministra de Educación, María Fernanda Campo, sino que, por el contrario, den la cara a los estudiantes para debatir y dar las razones del porqué no estamos de acuerdo y cuáles son los verdaderos intereses y compromisos de ambas partes.

Muchos son los ambientes que se han abierto públicamente, ¿por qué ahora no se puede?
Hoy asumimos el reto: nos unimos y creemos que “de retos está hecha la vida” y estamos dispuestos a afrontarlos.

¿Será que nuestro Presidente y su Ministra de Educación le darán la cara al pueblo en este debate?

(*) Representante de Unión Total Estudiantil de la U. Libre de Cali, Unitoes. mapivico@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario