El paro que comienza el lunes promete ser el más grande e importante de los últimos años, recordando aquel 14 de septiembre de 1977. (Foto: MarchaPatriotica.org). |
¡Todos, al Paro
Nacional Agrario y Popular!
Desde el 14 de
septiembre de 1977, cuando se cumplió el gran paro cívico nacional contra el
gobierno del llamado Mandato Claro (“mandato caro”) de Alfonso López Michelsen,
no tenía lugar en Colombia una movilización nacional de protesta contra las
políticas de la oligarquía en el campo y la ciudad como el portentoso paro que
comienza este 19 de agosto.
Por Santiago
Mena Cárdenas (*)
Se avecinan unas jornadas
históricas y masivas para los movimientos sociales, agrarios y populares en
Colombia, unas jornadas que reflejarán el descontento generalizado ante las
anti políticas sociales que ha implantado el Gobierno de Juan Manuel Santos y su
gabinete privatizador.
Las jornadas que se inician este
19 de agosto marcarán un precedente importante para la lucha social colombiana,
son la continuación y reforzamiento de las iniciadas en 2011 por los
estudiantes de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, de las luchas contra la
construcción de la repesa hidroeléctrica de El Quimbo en 2012, de las luchas
cafeteras a inicios de 2013, de la heroica resistencia campesina en el
Catatumbo y de las mineras que se iniciaron aproximadamente hace un mes.
El Gobierno Nacional no ha dado
respuestas concretas a las solicitudes que se han hecho en los diversos
sectores que han entrado en paro, los acuerdos alcanzados en la mayoría de las
ocasiones son incumplidos por el poder central, como es el caso de los cafeteros,
que en días pasados denunciaron incumplimiento de lo pactado a inicios de año.
En el aspecto agrario, el paro
tiene una justificación inmensa. El TLC firmado con los Estados Unidos y otros
países capitalistas ha llevado a los productores nacionales a pérdidas
económicas gigantes, pues no se puede competir ante unos productos que llegan a
precios pírricos en cantidades exuberantes.
Y es que era de esperarse este
tipo de crisis en los campos colombianos, no se puede competir ante el gran
imperio que posee toda la tecnología y herramientas para lograr una producción
a gran escala, inclusive recurriendo a los letales alimentos transgénicos para
mejorar esa productividad. El campesino colombiano lucha cosecha tras cosecha
para lograr una retribución aceptable a lo cultivado.
El sector de la salud colombiano,
inoperante y con graves problemas, entra también en paro debido a la falta de
soluciones concretas a los problemas que lo aquejan. Las deudas por parte de
las EPS con los hospitales públicos y privados son dificultades que enfrenta,
pues esto ocasiona una precaria atención a los ciudadanos.
De igual forma, se exigirá el
verdadero y garantizado acceso a la salud, eliminando el nefasto pretexto de la
sostenibilidad fiscal como condicionante y excusa para no atender los problemas
médicos que aquejan a millones de colombianos.
Los camioneros, trabajadores de
vehículos pesados de carga, que movilizan la economía del país por las
carreteras nacionales, también irán a paro reclamando contra los altos precios
de los combustibles y los peajes, que los arruinan.
Los educadores anuncian que
ingresarán en el paro a partir del 23 de agosto para exigir mejores condiciones
de trabajo, y los estudiantes universitarios irán a la huelga nacional
estudiantil para reclamar que el Congreso de la República estudieel proyecto de
ley alternativo de la educación superior diseñado por ellos, tras derrotar el
proyecto oficial en las combativas jornadas de 2011 y 2012.
El
oportunismo urbista
Han salido los áulicos del ex
presidente Álvaro Uribe e inclusive él
mismo a “solidarizarse” y a respaldar las diversas protestas sociales que han
venido presentándose en el país en un acto de oportunismo y cinismo rampante.
Se le olvida a este ex presidente
que durante los grises ocho años en que estuvo en el poder fue el impulsor de
las más terribles políticas económicas y antisociales en el país. Fue el
principal impulsador de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados
Unidos y ahora, extrañamente, sale a hacer críticas a como ha llevado Santos
estos problemas que aquejan a los campesinos.
Todo este cinismo de Uribe tiene
como fin el aspecto electoral, pues hay casada una pelea de comadres con Juan
Manuel Santos. Pero en lo esencial no hay ninguna contradicción entre las
políticas de uno y de otro, simplemente hay una diferencia de la forma de
actuar local e internacionalmente.
Ahora pretende adueñarse del
término “oposición”, cuando durante sus ocho años no hizo más que perseguir a
todo el que pensara diferente, mediante las famosas chuzadas realizadas por el
DAS (que ocasionaron su disolución), además de que, al igual que Santos, la
represión era y es su método de “diálogo”.
Así pues, las jornadas que tienen
su punto de partida el 19 de agosto significan una oportunidad inmensa de visibilizar
la lucha social en Colombia, de mostrar el inconformismo que se ha venido
profundizando desde hace 11 años y de pelear por soluciones, procurando un
salto político en el acumulado de luchas del pueblo en los años recientes.
Los agrarios, el sector salud y
los transportadores se unen al paro minero que lleva ya un mes de resistencia
sin soluciones del Gobierno y a la lucha del Catatumbo, donde el campesinado
logró el establecimiento de una mesa de conversaciones con el Gobierno.
Los estudiantes saldrán a las
calles el 20 de agosto junto a las centrales obreras a respaldar el Paro
Nacional Agrario y Popular, y para el 23 se esperan movilizaciones de los
maestros en todo el país.
Desde
el 14 de septiembre de 1977, cuando se cumplió el gran paro cívico nacional
contra el gobierno del llamado Mandato Claro (“mandato caro”) de Alfonso López
Michelsen, no tenía lugar en Colombia una movilización nacional de protesta
contra las políticas de la oligarquía en el campo y la ciudad como el
portentoso paro que comienza este 19 de agosto.
(*) Editor de
PARÉNTESIS, estudiante de derecho de la Universidad Santiago de Cali.
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