Aspecto de una de las masivas movilizaciones realizadas por el pueblo en Bogotá, el 29 de agosto de 2013, en desarrollo del Paro Nacional Agrario y Popular. (Foto: Luis Alfonso Mena S.). |
2013, año de la indignación;
2014, año de la unidad de la izquierda
Por
Santiago Mena Cárdenas (*)
El año 2013 dejó un saldo
sumamente positivo en lo atinente a las luchas sociales y de apoyo a los
diálogos de paz de La Habana que cumplieron un año y que han traído grandes
avances en dos de los cinco puntos que se tienen agendados para tratar, como
son el tema de una nueva política agraria en beneficio de los campesinos
colombianos y el de la participación y garantías políticas.
Las luchas sociales y populares
iniciaron muy tempranamente en marzo con el paro cafetero que movilizó a los
cultivadores del grano que en otrora fuera el producto más representativo del
país y que, debido a la falta de políticas gubernamentales en beneficio de los
cultivadores, a casi un año de ello las promesas realizadas por el Gobierno
Nacional no han sido verdaderamente implementadas y el problema cafetero
persiste.
El 9 de abril se realizó en
Bogotá la gran Marcha por la Paz, la cual movilizó alrededor de un millón de
personas impulsadas en su mayoría por el Movimiento Social y Político Marcha
Patriótica, que bajo una sola voz expresaron el apoyo a los diálogos de paz de
La Habana y exigiendo una construcción de la paz con justicia social, con
verdaderas reformas en beneficio de los diversos sectores sociales del Estado y
que haya una verdadera democracia.
A mediados del mes de mayo el
país presencio la fuerza del Paro del Catatumbo en donde miles de campesinos
salieron a protestar contra la criminalización y el abandono estatal que ha
existido siempre en esta región nororiental del país y exigiendo la creación de
una Zona de Reserva Campesina que les permita a todos los campesinos de la zona
tener recursos y opciones para una vida mejor.
La respuesta por parte del
Gobierno de Juan Manuel Santos fue la de reprimir y criminalizar la protesta
con la ayuda de los medios de comunicación aliados, dejando como resultado
cuatro campesinos asesinados y más de una docena de heridos por parte del
oscuro Escuadrón Móvil Anti Disturbios, Esmad que se ha encargado de ser el
aparato represor del Estado ante cualquier brote de indignación o protesta.
El 19 de agosto se iniciaron las
movilizaciones en todo el país en el marco del Paro Nacional Agrario y Popular
que durante más de un mes mantuvo a todo la nación en continuas movilizaciones,
en las que se presentaba una voz de apoyo a los miles de campesinos afectados
por la falta de políticas agrarias eficientes, pero también indignándose por el
trato y el desconocimiento que el Presidente pretendió otorgarle al Paro con su
tristemente célebre frase “ese tal paro agrario, no existe”.
El
papel de los estudiantes
Pero un elemento esencial dentro
del movimiento popular son los estudiantes que, congregados en la Mesa Amplia
Nacional Estudiantil, se movilizaron en apoyo al Paro Nacional Agrario y
Popular y para reivindicar y reactivar la lucha universitaria en defensa de la
Ley Alternativa de Educación Superior que los estudiantes construyeron a lo
largo de dos años y que exige ser tenida en cuenta en la pretensión
gubernamental de reformar el sistema de educación superior.
Y la más reciente protesta masiva
que ha sacudido al país es el tema de la Reforma a la Salud, una reforma que no
soluciona en nada el problema estructural del servicio de salud en Colombia y
que por el contrario fortalece la salud como un negocio privado que genera con
recursos públicos ganancias para los privados que los administran como son las
nuevas Entidades Gestoras de Salud.
Esto ha provocado que los médicos
del país junto con miles de estudiantes de las diversas facultades de Salud de
universidades públicas y privadas se movilicen masivamente en las calles del
país contando con la solidaridad de los pacientes que ven su derecho
fundamental vulnerado por el sistema neoliberal que opera en el país.
El horizonte para el 2014
presenta una contienda electoral primeramente para el Congreso de la República
que estará enmarcada, de un lado, por el regreso de viejas figuras de la
derecha política colombiana como el expresidente Uribe, pero también por la
presencia esperanzadora, después de 13 años, de la Unión Patriótica, a la que
le fue devuelta su personería jurídica perdida en 2002 por resolución del
Consejo Nacional Electoral, como señal de reconocimiento por el genocidio del
cual fue víctima este partido político.
Y ya a mitad de año se vendrán
las elecciones presidenciales enmarcadas
en la búsqueda de la paz, en las que Juan Manuel Santos intentará reelegirse a
pesar de las nefastas políticas que han dejado al país sumido en protestas y en
una crisis que el TLC firmado con Estados Unidos está generando en la
industria.
En el debate estará también un
ventrílocuo uribista, Óscar Iván Zuluaga, quien hará campaña en nombre de Uribe
y su política de guerra, a no ser que, como van las cosas, el mismo Uribe lo
saque del camino para apoyarse en la ultra reaccionaria Martha Lucía Ramírez,
elegida candidata del Partido Conservador a la Presidencia de la República.
Y ahora, ante la destitución e
inhabilitación para ejercer cargos públicos durante 15 años decretada contra el
alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, el país se encuentra frente a una nueva
coyuntura que tiene que ser aprovechada por los diversos sectores sociales y
políticos para formar una unidad, un frente social y político que reivindique
la democracia, torpedeada por la decisión del Ministerio Público en manos del
sesgado y arbitrario procurador Alejandro Ordóñez.
Las masivas manifestaciones en la
Plaza de Bolívar en Bogotá condenando este acto y exigiendo el respeto de la
democracia es clara evidencia el inconformismo no solo con el Procurador sino
con muchas de las políticas nacionales impulsadas por Santos.
La tarea de la izquierda es
lanzar una candidatura presidencial de unidad en la que converjan los diversos
sectores sociales y políticos que durante el último año han demostrado su
capacidad de movilización y de coherencia en sus protestas para pelear contra
las maquinarias santista y uribista que pretenden polarizar en estos dos lados
la política colombiana.
(*)
Estudiante de derecho. @SantiMena94.
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