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miércoles, 12 de marzo de 2014

Opinión. El fracaso del sistema electoral


La democracia liberal, en crisis

La labor de los ciudadanos en este momento histórico de exacerbación de la lucha política y social debe ser la de exigir la profundización de la democracia mediante la aprobación de reformas políticas y electorales que garanticen el ejercicio pleno de los derechos políticos

Por Luz Betty Jiménez de Borrero y Pablo Borrero (*)
Los dirigentes políticos del establecimiento se encuentran pletóricos de alegría con los resultados electorales, después de lograr reproducirse en las diferentes curules que componen el Senado y la Cámara de Representantes conseguidas con el apoyo de los grandes grupos económicos y con la denominada “mermelada” que repartió el gobierno del presidente Santos para satisfacer los apetitos burocráticos y electorales de las viejas y nuevas dinastías políticas que compiten entre sí por la dirección y control del aparato del Estado contratista y clientelista


De aquí en adelante lo que resta es el alinderamiento de las fuerzas políticas y burocráticas que representan y defienden al régimen en torno a la candidatura del Presidente Santos, quien probablemente será reelegido en primera vuelta contando para ello con el apoyo de sus socios de la coalición que aspiran a incrementar la votación minada por la abstención electoral y el voto en blanco que superó con creces a cada uno de los partidos que participaron en la contienda electoral para Congreso de la República.

A todo lo anterior se suma el fracaso del sistema electoral que arrojó más de 1.700.000 votos nulos que conjuntamente con la compra de votos, el constreñimiento al elector, el fraude electoral, el trasteo de votos,caracterizaron el panorama político y la falta de garantías electorales para el común de los ciudadanos haciendo que la jornada electoral se convirtiera en un remedo de participación democrática, libre y consciente del pueblo en la escogencia de sus representantes, circunstancia esta de la cual se valen las clases dominantes para convalidar su permanencia en el poder.

De esta forma se afianza la hegemonía de los dirigentes políticos sustentada sobre unas mayorías-minorías que hacen que se genere la ilusión de que el poder emana del pueblo y no de las clases dirigentes y que la crisis de la democracia liberal es un asunto que puede superarse en éste caso con la implementación de medidas y reformas que van desde la imposición del voto obligatorio hasta la creación de nuevas circunscripciones electorales territoriales, con base en las cuales se pretende incrementar la votación y garantizar la competencia electoral entre los partidos a la cual se ha reducido dicha forma de democracia contraria al ejercicio libre y soberano de los ciudadanos a escoger a los mejores y más capaces representantes suyos en los diferentes órganos del poder público.

La labor de los ciudadanos en este momento histórico de exacerbación de la lucha política y social debe ser la de exigir la profundización de la democracia mediante la aprobación de reformas políticas y electorales que garanticen el ejercicio pleno de los derechos políticos y en especial aquellos relacionados con la escogencia de los representantes de los ciudadanos en todos los órganos del poder del Estado y el derecho material de participar en la dirección, administración, control y vigilancia de los asuntos públicos y de la sociedad.

(*) Veeduría Ciudadana Democracia y la Convivencia Social.

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