Colombia:
empleos indignos, salarios de hambre
Por
Luis Alfonso Mena S.
Además del deplorable salario
mínimo que la burguesía colombiana decreta año a año a través de sus gobiernos,
el sistema laboral neoliberal colombiano ha deteriorado de manera aterradora la
situación de los trabajadores (con mayor gravedad desde 1990, en el mandato de
Gaviria, y con su clímax en los nefastos gobiernos de Uribe –2002-2010--, que
arrasaron conquistas obreras históricas), para que el empresariado voraz
engulla cada vez más capital, llene sus arcas y acreciente sus ganancias.
En el gobierno de Santos no ha
habido mejoría: por el contrario, todo tiende a empeorar, como lo demuestra,
para dar solo un ejemplo coyuntural, la nueva burla para más de 1.200.000
trabajadores, cuyo salario mínimo solo será aumentado en un 4,6% en 2015, a
pesar del alto costo de la vida y de la pauperización del empleo.
Hoy en el país es difícil
encontrar contratos de trabajo; éstos son disfrazados de contratos de
prestación de servicios, para que los patronos burlen las prestaciones sociales
y no tengan que correr con el pago de cuota pensional, ni de cuota de salud
(EPS), ni de riesgos profesionales (ARL); para que no reconozcan primas de
mitad de año, ni prima de Navidad y tampoco dotación; para que no deban
sufragar horas extras, ni recargos nocturnos, ni dominicales y festivos; para
que no les toque pagar cesantías, ni intereses a las cesantías, ni subsidio de
transporte y tampoco subsidio familiar. Y, además, para que se libren de
indemnizaciones...