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sábado, 4 de junio de 2016

Reflexión. Es la hora de la solidaridad, sin rodeos ni dilaciones

Mural pintado en la Universidad del Valle, en Cali, Colombia. Homenaje al comandante Hugo Chávez. (Foto: Luis Alfonso Mena S.).
¡LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA NO ESTÁ SOLA!

Por Luis Alfonso Mena S. (*)
Está en marcha una ignominiosa agresión contra la República Bolivariana de Venezuela, una campaña que utiliza a un oscuro personaje, Luis Almagro, como simple peón para activar la llamada "Carta Democrática" de la OEA contra el pueblo hermano y cuyo único fin es ambientar el camino de la intervención extranjera, a través de EE.UU., como lo pidiera hace poco el nefasto expresidente colombiano Álvaro Uribe y como ha ocurrido en múltiples ocasiones en el continente americano.

Las élites multimillonarias del hemisferio están a la ofensiva para defenestrar a un gobierno alternativo que no obedece al imperio y para castigarlo por sus políticas en favor de los pobres y de los excluidos; por eso han desatado la guerra económica como estrategia para derrocar el mandato constitucional de Nicolás Maduro.

Pretenden, en esencia, arrancar de raíz y con violencia, de una forma o de otra, la siembra del comandante Hugo Chávez, no solo en Venezuela sino en toda América Latina.


Pero Venezuela no es República Dominicana, ni Brasil, ni Chile, ni Honduras, ni Paraguay... donde fructificaron años atrás los golpes de Estado y las intervenciones del imperio.

En Venezuela hay una oposición abyecta, que no duda en pedir la intervención contra su propia patria, pero también hay mayoritariamente un pueblo enhiesto y dispuesto a enfrentar el intervencionismo, a no permitir la violación de su independencia ni de su soberanía.

Y en esa misión no está solo, porque la Revolución Bolivariana es también la revolución de todos los pueblos del continente americano.

Es un deber ético de todos los que se digan demócratas, de izquierda o progresistas cerrar filas en torno de la solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela y denunciar lo que está ocurriendo, sin ambages ni dilaciones, sin rodeos ni ambigüedades.

El silencio o la divagación pueril solo les hacen el juego a los enemigos históricos de los pueblos.

Exijamos al Gobierno colombiano que deje de hacerse el de la vista gorda y asuma una posición de respeto a la soberanía de Venezuela, pues la ayuda del pueblo hermano ha sido invaluable para el éxito del proceso de paz en marcha.

¡La República Bolivariana de Venezuela no está sola, carajo, se respeta y cuenta con las conciencias limpias de todo el orbe!

(*) Periodista independiente, editor de PARÉNTESIS.

Jamundí, Valle del Cauca, Colombia, miércoles 1 de junio de 2016.

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