La caravana de Gardel es una adaptación de la primera parte de la novela del escritor Fernando Cruz Kronfly titulada de igual manera. (Foto: Sección Gaceta del diario El País de Cali). |
LA CARAVANA DE GARDEL
Por Alberto Ramos Garbiras (*)
Carlos Palau, conocido director de cine
vallecaucano, tiene dentro en su filmografía títulos de películas como A
la salida nos vemos, Hábitos sucios y El sueño de paraíso; realizó su
último trabajo entre los años 2010 y 2015, “La caravana de Gardel”, una
producción cinematográfica que se mueve en dos géneros: el musical y el
histórico.
Sobre la vida que gira alrededor de los
tangos, Carlos Palau elaboró una película en 1979 titulada Lunfardo, un
cortometraje argumental utilizando la poesía de Rilke en el guion, donde dos
malévolos se trenzan en ardua disputa por su “amada”. Es un mundo de tragos,
tango, matonería, homosexualismo y prostitución, y se burla de la muerte. Nos
recreó con planos medios el ambiente que el novelista Mejía Vallejo
describió en la obra Aire de Tango.
En La caravana de Gardel, Carlos
Palau, se vuelve a solazar con estos espacios dentro de los burdeles (sobre
estos sitios se identifican el novelista y el director, esos lugares sórdidos
donde se puede tener sexo sin el desgaste de conquistar); la primera escena
marca esos rasgos con las prostitutas Oropéndula, la Gardelita y Margara; luego,
en otro prostíbulo, con Clavelina; con el matrimonio impostado y más adelante
con las meretrices afrodescendientes. Los dos transportistas son disolutos y
llevan una vida de crápulas. Y también vuelve a recrear a los malévolos que en
medio de una discusión machista se retan a muerte a punta de machetazos.
Coincidencialmente vinculó en la nómina de actrices a una hija del novelista
antioqueño, Adelaida Mejía.
El tango en la década de los años treita era ya de amplia aceptación y
difusión en Colombia. A partir del proceso migratorio del campo a la ciudad a
principios del siglo XX, la colonización antioqueña y otras migraciones
repoblaron montañas, y los cordones suburbanos crecieron inconteniblemente.
Algo similar ocurrió en el sur del continente, el compadrito en Argentina
(jóvenes campesinos asentados en la ciudad), cuando el tango empezó a cantarse,
les proporcionó elementos orales para embelesarse sobre las etapas del amor y
los problemas del trasegar como emigrantes internos, buscando un nuevo entorno,
un sitio de trabajo y tratar de amoldarse a otra forma de vida.
Ese deambular narrado en los tangos fue lo que conectó a muchos con este
género musical, y se expandió por muchos países de América Latina, donde no
tenían un género similar que los interpretara. Si rítmicamente el tango tuvo
sus fuentes en la milonga, la habanera caribeña, el candumbe afroamericano y el
tango andaluz, verbalmente las encontró en los dichos del compadrito, y este a
los campesinos de los Andes. El ritmo bailable mermó y se acopló a la voz. Se
convirtió el tango en tribuna de comunicación, todas las pasiones se volcaron
en él.
La angustia, la protesta, el sentimiento popular, las manifestaciones
amorosas se elevaron a canto. Todos los deseos se encontraron con un canal de
expresión. Una cosa fue el payador, cantor de lo rural, y otra cosa fue el
vocalista del tango, que exaltó los problemas urbanos, las vivencias de
arrabal, a este se le conoce como cantor orillero: Gardel se convirtió en el
mejor vocalista. En medio de éstos se encuentra el milonguero, que se nutre
fusionando los asuntos rurales con los urbanos. De cantor orillero, pasó Gardel
a modular su voz para latinoamericanizar el tango. Gardel era conocido en todos
estos países y nunca había estado en ellos. Tenía seguidores a tutiplén.
Gardel murió en un aturdidor accidente aéreo. Los viajes largos los había
efectuado en barcos. Desde noviembre de 1933 navegó hacia Europa (se presentó
en Barcelona y París), posteriormente viajó a los EE.UU. para grabar canciones
y filmar películas, y no regresó a Argentina.
Parece mentira, pero los pocos vuelos de su vida los realizó sobre el eje
del territorio colombiano ese año fatídico de 1935. Una gira que se inició en
Puerto Rico en abril arribando en el Yate Coamo (luego tenía planeado ir
también a Panamá y México), este recorrido lo acercó a nuestro país, incluido
en la gira.
Había estado en Caracas hospedado en el hotel Majestic y el dictador Juan
Vicente Gómez le pidió que cantara en privado para él y sus comilitones en la
residencia de Maracay. Tres poblaciones de Venezuela (Valencia, Cabimas y
Maracaibo), además de Caracas, en abril, aplaudieron al ídolo. Visita
posteriormente a Curazao y Aruba.
El 4 de junio llega a Barranquilla vía marítima. Pasa a Medellín, permanece
los días 11, 12 y 13 de junio donde realiza las funciones anunciadas, viaja a
Bogotá donde estará hasta el 23 de junio y despega el vuelo hacia Cali el 24
con escala técnica en Medellín, donde se produce la tragedia en tierra, durante
el despegue cuando el avión trimotor Ford colisionó con otro de la empresa
alemana Scadta.
Carlos Palau y Fernando Cruz Kronfly, director de la película y autor de la novela en que ella se basó, respectivamente. (Fotos: Nos Topamos Con, NTC, Sección Eventos). |
PELÍCULA DE ÉPOCA
La Caravana
de Gardel es una película de época, los decorados y la
utilería están cuidadosamente trabajados, así lo observamos con el vestuario
utilizado, los cuadros, los muebles, los carros, el coche fúnebre, los
instrumentos musicales, etc. La película gira en 1935, sobre una novela
histórica que no es fiel a los acontecimientos puntillosamente, pero si a la
realidad, sobre los efectos del trágico accidente donde pereció Carlos Gardel,
y los sucesos posteriores alrededor del cadáver del cantante apropiado por los
admiradores y reclamado luego por sus compatriotas.
Con un pretexto torticero aceleraron la repatriación del cadáver para
avivar el mito del más famoso cantante de Argentina, enviaron al apoderado de
Gardel, el señor Armando Defino, se trataba de opacar un escándalo político
desatado desde 1934 durante el gobierno del presidente Agustín Pedro Justo y
explosionado en julio de 1935 con el asesinato del senador Enzo Boldabehere,
asesinado por Ramón Valdés que al parecer quería eliminar al denunciante de la
Torre. El senador Lisandro de la Torre había impulsado la investigación contra
los ministros de Agricultura (Duhau) y el de Hacienda (Pinedo) conectados con
el frigorífico Anglo, cuyo gerente ya estaba preso. El escándalo tenía que ver
con las enormes ganancias que obtenían al vender a mayor precio y reportar
menores cantidades defraudando al fisco nacional y al Banco Central con sus
controles cambiarios.
Podríamos decir que el eje temático es necrofílico: la adoración de los
fans y otros admiradores de Gardel hacen que se opongan a entregar
el cadáver que yacía en el cementerio San Pedro de Medellín, la escena
del cementerio está muy bien lograda. Los gardelianos buscan como rescatarlo,
en dos ocasiones ejecutan el rapto. En este sentido la película de Carlos Palau
se conecta con tres películas recientes que abordan el tema no propiamente de
la muerte y su significado, sino del rito sobre el entierro o inhumación
y la forma de hacer el duelo sus parientes, más la disputa con las
autoridades o quienes determinan las condiciones: El hijo de Saúl (de
Lászlo Nemes), El soborno del Cielo (de Lisandro Duque Naranjo) y Siembra
(de Santiago Lozano y Ángela Osorio).
En La caravana de Gardel, la confrontación la protagonizan los
admiradores gardelianos y no su familia, la inhumación ya se había producido
paradójicamente por incineración, y el asunto de fondo estaba en la
manipulación del cadáver, con fines políticos, para disminuir el impacto de un
escándalo público entre políticos y empresarios corruptos de Argentina.
El guion se redactó sobre una parte de la novela de Fernando Cruz Kronfly,
porque la novela trata dos momentos históricos en 1935 y 1950, conectados por
el protagonismo de uno de los transportadores del cadáver. El director de la
película, Carlos Palau, solo trabajó la parte correspondiente a la
disputa por el cadáver, las discusiones sobre la repatriación, y las
vicisitudes presentadas durante el transporte del cadáver que lo llevaría a
Buenaventura.
La misma novela, que se enmarca en el género de novela histórica (con
ficción y poesía), no retoma todos los hechos como un calco de la realidad, el
novelista cubrió gran parte de los momentos o acontecimientos ocurridos durante
siete meses, junio 24 de 1935 hasta febrero de 1936 (pero básicamente dos
meses, de diciembre hasta febrero, tiempo del viaje por algunos caminos de
Colombia); este período lo cubrió con su propio magín o imaginación, al no
hacer una reconstrucción minuciosa de los hechos por las contradicciones que
encontró entre los testigos, como Arturo Rendón, y la abundante información
periodística de la época, cuando comenzó la investigación. Y el director, al
trabajar con un protagonista muerto, reemplazado por un ataúd, suplió su
ausencia con un buen número de fotografías de Gardel y sus canciones en la
banda sonora, con siete conocidas canciones, entre ellas, Milonga
sentimental, Sus ojos se cerraron y Arrabal amargo.
Las contradicciones y puntos de vista disímiles, entre aficionados y
expertos, sobre el traslado del cadáver desde diciembre 17 y los supuestos
homenajes que recibió al pasar por los pueblos de la ruta (Amagá, La Pintada, Caramanta,
Valparaiso, Marmato, Riosucio, Supía, Anserma, Pereira, Cali y Buenaventura),
no podían ser tomados con esos diferentes ángulos por obvias razones de tiempo
para la versión fílmica. En la película y en la novela se produce al contrario,
narran el pretendido sigilo para evitar el rapto del cadáver, pero la
vida disoluta de los encargados del acarreo (Dionisio y Tiberio) develan la
identidad.
En la película tampoco se muestran los tramos realizados en tren,
mulas y berlinas. El recorrido verdadero lo ha contado Jaime Rico Escobar,
descendiente de los dueños de la transportadora Rico Villa, subcontratistas de
la empresa Ribón que si acarreó los restos del Zorzal Criollo.
El novelista Cruz Kronfly se tomó la licencia de llenar esos espacios con
su visión retrospectiva. Son adaptaciones del arte para poder narrar. En la
novela con figuras literarias, en el cine con elipsis. Cruz Kronfly readaptó
los hechos reales en la novela y Palau, en la película. Novela y guion son dos
formas de creación y técnicas muy diferentes. Esa es la dicotomía entre cine y
literatura, pero se complementan en el ámbito de la cultura. Lo importante es
que al lector y al espectador le llega la historia que nunca podrá ser un
registro exacto de la realidad, porque no se trata en el arte de extrapolar la
realidad, sino de contarla. Dependiendo del guion hay películas históricas que
si tratan de hacerlo. Aquí no tienen ese propósito. El viaje terrestre del
cadáver está captado con planos generales que registran la geografía montañosa,
abundante arborización, caminos y carreteras de difícil tránsito, ríos y
espléndida vegetación.
El mismo Cruz Kronfly, en otra novela histórica, Las cenizas
del Libertador, se refiere a la muerte de Simón Bolívar y, a su vez, García
Márquez reduce el periodo en la novela El General en su
laberinto” a ocho meses sobre los mismos hechos, el viaje por el río
Magdalena y la muerte de Bolívar en Santa Marta, un retrato histórico elaborado
con minuciosidad y diletantismo sobre la soledad, la enfermedad y las
remembranzas del forjador de naciones. Después de cientos de documentos
consultados, García Márquez explicó cómo tuvo que llenar espacios vacíos o
lagunas de información, sin haber alterado lo esencial del viaje.
Carlos Gardel había filmado en EE.UU., enero de 1935, su penúltima película, El
día que me quieras (la última la hizo en febrero, Tango Bar); ahora en La caravana de Gardel encontramos
la continuidad con los viajes de la gira de Gardel en esa mitad de año. Sergio
Dow, otro director de cine colombiano, en su película El día que me quieras
de 1985, a los 50 años del deceso, plasmó el clima de persecución durante
el último año del gobierno de Juan Vicente Gómez, 1935, basado en la obra
teatral de José Ignacio Cabrujas. No es una película sobre Gardel, pero si
sobre la gira de éste y su protagonismo, y sobre el contexto político de
persecución a los comunistas en Venezuela. Tampoco es un análisis histórico del
gomecismo. Siguiendo el itinerario de Pío Miranda, el personaje principal,
percibimos que todas las relaciones confluyen con referencias a la dictadura: cine
político. Otros tres géneros confluyen para sostenerla: el musical,
el intimista y el histórico. Pese a la presencia de Gardel en Caracas y
al revuelo que ocasiona.
Buñuel decía que escribía los guiones sin
preocupación de tipo simbolista para que el público y la crítica lo hicieran.
La verdad es que cada plano tiene un valor semántico, unido en una microcadena
narrativa dentro del montaje permite la narración y el
desarrollo del argumento, produciendo múltiples sintagmas, por ello hay que
interpretarlo. El argumento de El día que me quieras es
lineal, Sergio Dow narró una historia que supo redondear. Gusta del
manejo de los planos amplios, con la misma posición de cámara
se van cerrando, logrando una acción sin tedio.
La película, al no ser histórica, no se
detiene en las exactitudes. Gardel estuvo doce días en Caracas, no tres como en
la película; el presidente Gómez no fue al teatro principal donde se presentó
ocho días, ni al Rialto. Gardel, por el contrario, acudió a la Casa de Gobierno,
donde interpretó Pobre gallo bataral. Paradójicamente, Gardel
muere el mismo año, al mes siguiente y el presidente Gómez muere en diciembre.
El mito y el déspota desaparecen del escenario real. Estos cambios no alteraron
la realidad del viaje que hizo Gardel antes de llegar a Colombia.
(*) Magister en ciencia política de la Universidad Javeriana. Fue
columnista del diario El País durante diez años. Realizó estudios de edición
cinematográfica en Suecia y de historia del cine, en España, becado por Focine.
Autor del libro Textos de cine. Se
desempeñó como comentarista del programa de televisión Hablemos de cine y almo más, emitido por el Canal Regional
Telepacífico.
Cali,
sábado 2 de junio de 2016.
Afiche de la presentación de la película La caravana de Gardel, el 13 de abril de 2016, en la Universidad Central del Valle. (Foto: Nos Topamos Con, NTC, Sección Eventos). |
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