Muchos
colombianos están en las cárceles por falta de oportunidades, dice Diana
Sánchez
Por
Luis Alfonso Mena
En Colombia, los padecimientos de
los prisioneros políticos son grandes, pero la mística que caracteriza a la
mayoría de ellos hace que los puedan superar. Diana Sánchez, integrante de las
Farc recluida en la cárcel de Jamundí, Valle del Cauca, cree que la resistencia
luego de trece años de prisión ha valido la pena ante las perspectivas de ganar
la participación política en la legalidad, con la conversión de las Farc en un
partido político abierto, como quedó ratificado en la reciente Décima
Conferencia Nacional Guerrillera cumplida en el Yarí.
Para ella también se avizoran
caminos en la vida civil y la motiva el trabajo campesino.
Diana Sánchez ha sido trasladada
de un sitio a otro de reclusión, de Medellín a Valledupar, de esta ciudad a
Cúcuta y de allí a Jamundí como castigo por su defensa de los derechos humanos
de la población en prisión.
Y es que las cárceles colombianas
están llenas de gente que, en gran parte, no ha tenido opciones dentro de sus
comunidades.
Así, esta mujer, que ha llevado
con dignidad su largo peregrinar por prisiones del país, encarcelada por
pertenecer a una organización alzada en armas, hoy mira con esperanza el futuro
y confía en el aporte que podrá brindar a la sociedad colombiana desde la
legalidad.
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