Así quedó la camioneta en la que se desplazaba Gustavo Petro en Cúcuta. |
LA
VIOLENCIA HA SIDO SIEMPRE EL "ARGUMENTO" DE LA CLASE DIRIGENTE EN
COLOMBIA
Por
Luis Alfonso Mena S.
Luego del atentado criminal del
que fue víctima el viernes 2 de marzo el precandidato presidencial Gustavo
Petro en Cúcuta, ha quedado una vez más al descubierto el carácter violento de
los sectores más reaccionarios y mafiosos de la clase dirigente colombiana.
El ascenso vertiginoso de Petro
entre los más variados conglomerados de la población del país tiene enloquecida
a la derecha en el poder y a la extrema derecha que pugna por volver a la
Presidencia, la primera alcahueta de la segunda.
Y producto de esa desesperación,
la ultraderecha acrecienta su campaña criminal contra el candidato de la
Colombia Humana y los integrantes de la Lista de la Decencia al Congreso, para
tratar de frenar su derecho al ejercicio de la política.
El clima está oscurecido desde
principios de febrero, cuando mediante actos fríamente preparados por jefes del
uribismo en sus diferentes vertientes (CD, vargasllerismo, conservatismo y
otras extrañas carpas políticas) arremetieron de manera violenta contra el
candidato presidencial del Partido Farc, Rodrigo Londoño.
Uno de los casos más graves fue
el ocurrido contra la sede del Sindicato de Trabajadores de la Construcción,
Sutimac, que fue atacada por hordas uribistas y sometida a más de cuatro horas
de terror con piedras y rocas, que dejaron heridas a cuatro personas y causaron
daños enormes en la edificación obrera.
El odio sembrado por dirigentes y
voceros de los partidos de la derecha y la ultraderecha se siente en otras
regiones del país, como en Antioquia, donde fue agredida Aída Avella, aspirante
al Senado en la Lista de la Decencia, por un reconocido extremista del uribismo
que apoya al exprocurador Ordóñez.
Pero el hecho más delicado fue el
presentado en Cúcuta contra Gustavo Petro, preparado y perpetrado, como se ha
denunciado ya, por las mafias paramilitares que siguen instrucciones de
delincuentes presos en la cárcel La Picota de Bogotá.
Según las graves denuncias
formuladas por diferentes voceros de la campaña presidencial de Petro, esas
mafias pagaron a centenares de descompuestos para sabotear el acto político de
la Colombia Humana en Cúcuta y agredir al candidato, como efectivamente
ocurrió.
Resulta sintomático que todos
estos hechos ocurran sin que haya una reacción visible y enfática de la
Policía, que se muestra permisiva y hasta cómplice, como se ha denunciado en
los casos de Yumbo y Cúcuta, y del Gobierno, que emite pronunciamientos
generales, gaseosos que redundan en la complicidad.
Y más sintomático aún, cuando una
protesta pacífica de estudiantes universitarios en Popayán, que rechazaban la
presencia del senador Álvaro Uribe, investigado de manera profusa por la
presunta comisión de crímenes de lesa humanidad, fue violentamente reprimida
por la Policía, producto de lo cual varios estudiantes quedaron lesionados y otros
detenidos.
De que hay toda una ofensiva
contra la campaña de Petro y los partidos y movimientos que lo acompañan lo
demuestra también que alcaldes como los de Medellín y Cúcuta abiertamente han
prohibido sus actos, violando así la Constitución y la Ley.
Todo lo expuesta hace urgente la
movilización en defensa del derecho de la izquierda y demás sectores
alternativos y progresistas del país al libre ejercicio de la actividad
política, a que cese la campaña de terror desatada por los enemigos declarados
de la paz y de los cambios sociales.
Solo la movilización altiva y
multitudinaria de todos quienes buscan una Colombia justa podrá frenar la ola
de violencia y evitar que la oligarquía sanguinaria vuelva a hacer lo que ha
hecho históricamente: asesinar a los líderes del pueblo, como ocurrió con Jorge
Eliécer Gaitán, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Osa, Luis Carlos Galán
Sarmiento, Carlos Pizarro Leongómez y tantos otros.
Lo que está ocurriendo hoy hace
parte de la historia de terror y crimen que ha caracterizado a la clase
dirigente colombiana. No lo olvidemos.
Cali, sábado 3 de marzo de 2018.
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