REFLEXIONES
SOBRE EL CENTRISMO
Por
Alberto Ramos Garbiras
A la altura del año 2018, en
plena campaña presidencial, tomar cuerpo o empaque de centro político es más
difícil, porque el bipartidismo fusionado en la última etapa desde el año 2002
ha tratado de posar como de centro en ejercicio de 4 gobiernos, por
ser ese bipartidismo transmutado el soporte en 16 años de dos hombres al mando
del Estado.
Estos 16 años tienen una misma
raíz con dos corrientes, el uribismo como imaginario político, y desdoblamiento
en santismo por la discordia entre ellos. En retrospectiva y bajo un enfoque
realista, el primer bloque de gobierno (2002-2010) recogió todo el espectro de
la derecha liberal-conservadora, cabalgando en un neopopulismo que le dio
réditos electorales al guía de este proceso. Paralelamente actuaba el populismo
de izquierda con Chávez, desde Venezuela. Y el segundo bloque (2010-2018),
actuó como el centro político por la inspiración de Juan Manuel Santos en
la Tercera Vía, una vertiente descafeinada de la socialdemocracia, con
políticas públicas sociales sin desarrollar a plenitud el Estado Social de
Derecho.
Durante el segundo bloque el
uribismo pasó a ser la derecha desnudada, teniendo que crear un partido nuevo,
el Centro Democrático, para ejercer la oposición. La izquierda en los
últimos años ha sido elPolo Democrático que ha llevado a cabo el control
político con senadores estudiosos, pero el partido fue afectado por sus propios
errores y fisurado por la conducta de los hermanos Moreno Rojas. El
centro-centro desde el 2010, lo materializó el Partido Verde que, perdió
la Presidencia dos veces ante Santos por la incapacidad de los candidatos para
dar el debate y enfrentar la publicidad sucia: Mockus y Peñalosa. La izquierda
radical ha sido en esos 16 años la guerrilla en oposición extraparlamentaria,
hasta que se logró la paz parcial con una de ellas, las FARC; continúa el ELN
en esa línea y en medio de un proceso de paz confuso.
“…Humberto de la Calle,
prisionero de un partido Liberal en extrema crisis. Sin identidad, De la Calle
y los notables de ese partido renunciaron hace tiempo a la definición histórica
del liberalismo como una “coalición de matices de izquierda”. Su fórmula
vicepresidencial, Clara López, declaró que no es de izquierda. Al igual que
Jorge Robledo, el escudero de Fajardo, hace lo propio” (Sánchez Ángel,
2018)
Fracasó el intento de coalición
con Sergio Fajardo, Según César Gaviria, por los desplantes del año pasado éste
le propinó al partido Liberal; y ahora porque se deduce, el jefe del
liberalismo ante la falta de crecimiento del candidato De la Calle, quiere
atajar la desbandada graneada, en la primera vuelta, de los parlamentarios
hacia las dos campañas de la derecha (Duque y Vargas Lleras);de esta forma
sacrifica a De la Calle para mantener cohesionada la nueva bancada
parlamentaria, y buscar Gaviria en la segunda vuelta, pactar la gobernabilidad
que pudiere nacer.
El caso de Petro se puede
visualizar aquí como el de un líder pertinaz y coherente con su trayectoria de
izquierda desde el M-19, pasando por una desmovilización que lo llevó a la Asamblea
Constituyente, luego a la política electoral con la Alianza Democrática(AD-
M-19), posteriormente al Polo Democrático y a varios intentos con el
progresismo; su paso fugaz por los verdes y finalmente con la corriente
política Colombia Humana, cubriendo ahora el campo de la izquierda
moderada, atemperado por su carácter de coartífice de la Constitución,
legislador y gobernante de la capital del país.
El bipartidismo en connivencia
llevó a los dos partidos políticos desde el Frente Nacional a ser de
derecha, o a ser temporalmente de centro. El bipartidismo hegemónico disminuye
a la izquierda combatiéndola o macartizándola, y a los de centroizquierda los
señala como de izquierda radical para que la gente desopinada no los distinga.
En otras etapas la oposición se ha ejercido con la violencia partidista,
también eliminando al líder o disolviendo a las terceras fuerzas, en algunos
momentos con la sicarización de los directorios políticos, o evitando la
oposición creando formas de connivencia parecidas a la del Frente Nacional;
o transmutando los partidos con el transgenerismo político; hoy renace la
difusión del odio, llegando la polarización con ribetes de radicalización
haciendo que el centro en la práctica quede invisibilizado pero paradójicamente
todos reclamen ser del centro.
Los centristas confeccionan un
discurso para atraer y usan también, en ocasiones, un populismo moderado. Su
mixtura ideológica la transmiten al electorado y seducen a ciudadanos
decepcionados del bipartidismo, de otros partidos que han incursionado en el
campo político y han fracasado o desengañado a los seguidores; estos ciudadanos
ahítos de mentiras, de frustraciones, desencantados, sin norte ideológico creen
en las propuestas de centro, pero quedan navegando en la indefinición de una
doctrina que no aparece: corren el riesgo de un nuevo desencanto.
Los centristas
necesariamente son confusos porque no se definen por uno de los dos extremos,
esto los conduce a ser reformistas intermedios para poder demostrar acciones.
El centrismo es volátil, cambiante y situacionista. Dependiendo de la
situación, del momento crucial o crítico que viva el país, cambian de posición
para sobreaguar las dificultades y no hundirse.
Los centristas dicen defender la
Democracia, la Constitución política, el ordenamiento jurídico (estado de
derecho), la institucionalidad, etc. Pero qué sucede si nada de esto funciona o
funciona mal, como ocurre en estos momentos en Colombia con la justica(recordar
el cartel de la Toga), con la contratación pública(corrupción desbordada en
varias entidades: Reficar, Banco Agrario, Navelena, Odebrecht, etc), con el
medio ambiente(minería ilegal, páramos, ríos, humedales, ecosistemas sin
protección, la biodiversidad destruida, etc.); con la salud robada(caso
Palacino), y la desatención continuada, con los costos de la
educación privada en ascenso; con la fuerza pública desarticulada y la
inseguridad en las ciudades; etc.; entonces los centristas proponen reformas
alrededor de estos temas, pero nada parecido a cambios profundos, y se van
acomodando al devenir.
En esta coyuntura electoral 2018
todos dicen ser del centro político. Pero los centristas son vistos por la
izquierda radical como andróginos políticos, como usurpadores de las ideas de
los otros, como moldeadores de las ideologías: de las políticas económicas y
sociales. Los centristas logran armar una mixtura para imprimirle otro formato
o empaque para navegar sobre las doctrinas de otros. Apropiarse y refritar,
sería el resumen de lo que Dick Morris (estratega de Bill Clinton),
aconsejaba: “La triangulación, o sea, apropiarse de las doctrinas de los
contrarios para jalonar hacia el centro”.
Al contrario, Jaime
Rodríguez-Arana, Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de La
Coruña(España), defiende la actitud de los centristas exponiendo que, “Las políticas
centristas son políticas racionales. Todas las políticas a emprender, o a
criticar, pueden y deben ser objeto de estudio, de análisis. Desde el espacio
de centro se hace pedagogía política sin caer la tentación de la crítica
destructiva como regla. En otras palabras, desde el espacio del centro se
recomienda dedicar tiempo a formar equipos que proporcionen ideas y contenidos
sobre los que basar los proyectos…” (Rodríguez- Arana, 2016).
Pero la
polarización de la sociedad en esta campaña ya es imparable, mucho
más con los embates contra el proceso de paz, desde la fase final de la
implementación por la vía del fast track(segundo semestre del año 2017); la
deformación de la JEP, existiendo una indefinición sobre el
funcionamiento de la justicia ordinaria que está carcomida por la corrupción e
inoperancia y, está nueva justicia, la transicional que aún no tiene un
procedimiento redactado; sumado a ello, el truncamiento a la reforma política;
los saboteos a la participación política del partido de las FARC; la
manipulación de los recursos del postconflicto con una contratación aberrante;
la sindicación de Santrich, sin esclarecerse la veracidad de las pruebas ; el
Presidente Santos queda entrampado porque debe adoptar una posición
institucional severa y hablar de extradición o ejecutarla si todo resulta
probado; en estas circunstancias hacer hoy un llamado a la despolarización
es ya tarde, los mismos que alentaron la polarización pueden ganar o perder,
ganar si el candidato , Duque, sale adelante; o perder porque al alentar la
confrontación política entre los colombianos extendieron la plataforma para que
un candidato alternativo, Petro, creciera, desde abajo, sin partido y sin
estructuras, aparece como la opción de los desencantados, ante la corrupción
multiforme en las instituciones del Estado y la dilución de la Paz herida.
(*)
Magíster en Ciencia Política Universidad Javeriana; PhD, Doctorado en Política
Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED- España); profesor de
derecho internacional, Universidad Libre.
Citas:
Sánchez Ángel Ricardo. “Colombia:
derechas e izquierdas”, artículo publicado en el periódico Un Pasquín,
bajo la dirección de Vladdo, edición número 64, página 4, Bogotá, abril de
2018.
Rodríguez- Arana Jaime. “Que
es el centro político”, artículo publicado en la página web www.somosprincipios.es ,
abril 19 del año 2016.
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