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martes, 22 de diciembre de 2009

Diez preguntas para… Álvaro Caicedo

El periodista Álvaro Caicedo, en la sede del periódico alternativo La Razón, situada en el centro de Cali. (Foto: Viviana D'haro).

“Algunos reporteros les coquetean
sin rubor a los poderosos”

A partir de esta edición publicaremos una sección denominada Diez preguntas para… Hoy la dedicamos al veterano periodista Álvaro Caicedo, ganador del Premio de Periodismo Alfonso Bonilla Aragón 2009, en la modalidad de prensa.

Por Viviana D’haro (*)
Para un periodista colombiano el hecho de trabajar en un medio de comunicación alternativo es sinónimo de preocupación, si en algún momento ha pensado en lucrarse. En otros casos, se convierte en una opción muy válida para demostrar que estos periódicos tienen tanta influencia como la gran prensa capitalina. Cómo lo dijo cierta vez Benito Juárez: “Un periódico por pequeño que en apariencia sea si tiene ideales, es como un faro alumbrando la democracia".

Álvaro Caicedo, el protagonista de esta historia, nació en Bogotá hace 61 años. Por cosas de la vida llegó a Cali en busca de nuevos rumbos que definieran de una vez por todas lo que sería su futuro. Probó suerte y trabajó como mensajero en un prestigioso banco, luego experimentó como cobrador en un consultorio odontológico.

Hace 39 años, por cosas del destino, la periodista Beatriz López le ofreció trabajo en el periódico El País. Desde esa época, Álvaro, periodista empírico, ha dejado en alto lo que aprendió en las salas de redacción. Premio Mergenthaler y tres veces ganador del Bonilla Aragón (el último, en la edición 2009, en la modalidad de prensa, con una crónica publicada en el periódico alternativo La Razón) son la prueba de que el periodismo siempre ha sido y será su mayor pasión.

¿Cuáles son las diferencias fundamentales entre el periodismo de antes y el de hoy?
Antes se hacía desde los bares, como lo dijo en un momento iluminado nuestra máxima gloria literaria, Gabriel García Márquez. Olvidó decir que también se trabajaba con las uñas. Como todavía lo vemos hoy, había redactores todoterreno que daban la noticia con un relato plano, sin ínfulas intelectuales ni adornos narrativos. Y los cronistas, que empleaban recursos literarios para escribir un relato: el nuevo periodismo. Estos últimos venían de la escuela de Gay Talese, Tom Wolfe o Truman Capote, los creadores de ese género, que en Colombia dio periodistas geniales como el mismo García Márquez y Álvaro Cepeda Samudio. El sistema de impresión era muy diferente al de hoy. La tarea del reportero era dispendiosa: tenía que subir la montaña para buscar el avión estrellado. Hace tres décadas los periodistas corríamos al aeropuerto porque llegaba a Cali el Director del Sena. Hoy el asunto es a otro precio, y se resume en la tecnología. La Internet no deja de ser una ventaja por la rapidez y una enemiga, porque el periodista la prefiere y no sale detrás del avión.

¿Cómo se manejaba antes la relación del periodista con el poder?
Ella ha sido muy familiar y sospechosa en algunos casos. En otros, totalmente independientemente frente a los visorreyes. La clase pudiente les halaga la vanidad y muchos de ellos caen en esa trampa. Hoy ocurre algo parecido, porque la condición humana sigue siendo la misma. Ese matrimonio es un campo minado que compromete seriamente lo que llamamos objetividad y perjudica a la gente, porque ello conduce a que la información sea manipulada.

¿Cómo era la relación periodista-fuentes?
Anteriormente no había fuentes de información como ocurre hoy. En los periódicos se hablaba de la página local, que abarcaba el campo económico y se llevaba por delante el político, el judicial y, si uno se descuidaba, hasta los deportes Si bien no había asesores de prensa, en la radio nos peleábamos los contados boletines de prensa que llegaban de la Gobernación, la Alcaldía. En épocas de escasez, reencauchábamos groseramente los periódicos. En los primeros meses del año era más difícil: las empresas suspendían la publicidad y el espacio en radio y prensa era más grande. Entonces tuvimos que matar muchos indios que hoy gozan de cabal salud. Hoy ese aspecto está claramente definido. Hasta en las oficinas de comunicaciones del Gobierno, en las cuales cada periodista tiene asignado un funcionario que lo nutre de información. En grandes medios el asunto es más complejo y organizado de acuerdo con el intenso movimiento del mundo de hoy.

¿Fue siempre tan oficialista, tan partidario del poder establecido, el periodista como lo es hoy?
Los dueños de periódicos, y hasta de cadenas radiales, fueron o han sido o son los amos del poder. Algunos reporteros que han alcanzado poder y notoriedad les coquetean sin rubor a los poderosos. Los demás somos humildes cargaladrillos sin destino. Eduardo Santos, dueño de El Tiempo, fue presidente; Rodrigo Lloreda, dueño de El País, desempeñó altos cargos; el diplomático Juan Gómez Martínez es periodista; Plinio Mendoza, veterano periodista, es embajador; el vicepresidente de Colombia es otro Santos…

¿Qué ha pasado históricamente con la organización gremial de los periodistas?
Por falta de recursos, las organizaciones gremiales de los periodistas no han logrado sus propósitos sociales en relación con los asociados. Si se acercan al poder se crean problemas éticos y de independencia. Y no ha sido fácil manejarlas con criterios de empresa. En las regiones se han quedado en propósitos que no se cumplen. Lo más grave es que en algunos casos se han filtrado unos impostores cuya ignorancia es tan enciclopédica que son capaces de cometer errores de ortografía hablando. Estos falsos periodistas suelen ir a los almuerzos de trabajo. Y dan cuenta de opíparos sancochos de gallina, que devoran a dos carrillos.

¿Hubo sindicatos de periodistas en el inicio de esta profesión?
Mucho tiempo después de iniciada la profesión se hicieron intentos de crear organizaciones, los colegios de periodistas. Que se distinguían por ser retóricos. Lo que hoy llamamos botadores de corriente.

¿Por qué cree que no habido o hay hoy sindicatos de periodistas?
La Asociación de Periodistas del Valle fue precursora en ese aspecto. Se fundó jubilosamente una noche de tragos en la sede del Teatro Experimental de Cali y al otro día botaron de periódicos y emisoras a los chiflados que se atrevieron a desafiar el poder. Claro, era el siglo pasado.

¿Cómo cree que ha cambiado el manejo de la información a lo largo de estos 40 años?
Poco a poco se dieron cambios técnicos: se modificaron los formatos de periódicos y revistas. Luego, un visionario revolucionó la radio. Y, de acuerdo con los avances que se producían, las necesidades obligaban a hacer cambios. Una noche nos acostamos tranquilos y a la mañana siguiente la Internet y los asombrosos avances tecnológicos se llevaron remolcado a este planeta. Como el mundo es nuevo, no sabemos hasta dónde llegará esto.

¿Cuál ha sido el peor o mejor?
Presidente: El que viene.
Gobernador del Valle: Alonso Aragón Quintero
Alcalde de Cali: Rodrigo Escobar Navia.
Para desenmascarar a los peores sugiero un concurso con subsidios no reembolsables como premio.

¿Cuál ha sido en su historia de periodista?
El mayor logro: Haber podido trabajar en lo que me gusta. Las ganancias, por supuesto, no llegaron a mis flacas arcas.
La mayor frustración: Ninguna.

(*) Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali, USC.

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