Para Alejandra Lerma, “los medios
alternativos surgen como una necesidad”. (Foto: archivo personal).
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“No hay que perpetuar ciertos
estereotipos que son dañinos”
“Los
medios de comunicación desarrollan un papel importante en la creación de las
representaciones sociales. Parte de la construcción de identidad de los seres
humanos pasa por su relación con estos medios”, dice la poetisa de la
Universidad del Valle.
Por Diego
Alejandro Rizo López (*)
Al llegar a su pequeño aparta-estudio
puede toparse el visitante con colores, formas y aromas que remiten a un estado
de tranquilidad. Alejandra Lerma, la anfitriona, de 20 años de edad, estudiante
de Comunicación Social en la Universidad del Valle y amante de la poesía,
asegura hallarse en la búsqueda de la comodidad interior que le permita
exteriorizar su percepción del mundo.
“Creo que los medios de comunicación
desarrollan un papel importante en la creación de las representaciones
sociales. Parte de la construcción de identidad de los seres humanos pasa por
su relación con estos medios”, dijo.
Aunque afirma que no pretende creer que
como comunicadora social generaría cambios gigantescos o trascendentales, sí
aclara: “Me parece que puede aprovecharse la oportunidad que brinda la
Comunicación Social para tratar de no perpetuar ciertos estereotipos que pueden
resultar dañinos: alejar a las personas de lo que realmente son, y venderles una imagen de lo que deberían
ser”.
Para ilustrar su idea, asegura: “Un
ejemplo de esto es la representación que hacen los medios de comunicación,
sobre todo los de orden audiovisual e impreso, del cuerpo de la mujer: un
cuerpo altamente erotizado, con características anglosajonas, vendiendo valores
de lo higiénico y perfecto, totalmente desfasados de la fisionomía, mentalidad
o características de las mujeres latinoamericanas”.
“La forma en que los grandes medios
reproducen ciertos esquemas les permite llegar a las masas, es por eso que los
medios alternativos surgen como una necesidad”.
“Lo que yo pretendo, dentro de mis
posibilidades --dice con sinceridad--, es hablar de visiones y prácticas
humanas que sean más cercanas o tengan mayores vínculos con lo que la gente
realmente vive”.
Alejandra cuenta que la pregunta
fundamental en su vida ha sido: “¿Qué implicaciones tiene ser una mujer, estar
en un cuerpo de mujer y ser colombiana?”. Y agrega: “Para eso no hay una
respuesta única. Eso es lo que podría chocar de los medios, quienes pretenden
dar respuestas únicas a lo que es una mujer”.
“Yo siento que para eso hay tantas
respuestas, como mujeres existen”, dice en tono tajante y comenta: “Yo puedo
hablar desde la mujer que soy, es lo que conozco y lo que estoy edificando, sin
querer decir que sea el camino correcto, pero sí un camino honesto conmigo. De
esa forma, también permito que haya una confrontación de los caminos recorridos
por otras mujeres. Ahí entran en juego las herramientas a mi alcance desde la
comunicación: herramientas desde lo tecnológico, inscritas en las luchas
sociales y simbólicas”.
Respecto a su recorrido en la academia
señala: “Durante mis trabajos académicos empecé a encontrar una línea y un tono
discursivo que he llevado a varios espacios. Entre ellos están el reportaje
escrito, algunos proyectos radiofónicos, el campo audiovisual y el componente
investigativo. Esencialmente me he preguntado por las mujeres que viven el
territorio colombiano y específicamente el vallecaucano”.
También recuerda: “Hubo un reportaje
sobre las formas de vivir la menstruación, una revista fotográfica sobre
mujeres trabajadoras sexuales en un municipio vallecaucano, un cortometraje
experimental sobre el ciclo menstrual y una serie de cuentos y poesías en las
que está involucrado el universo femenino. Esa exploración del universo
femenino, en el exterior, sirve para generar cuestionamientos interiores”,
dijo.
Sobre un importante proyecto en curso, revela:
“En la actualidad estoy desarrollando un documental que entra en la categoría
de ensayo, en el que a través de mi historia de transformación y el uso de una
imagen cargada de elementos poéticos y simbólicos, configuro lo que ha
significado el ciclo menstrual en mi vida”.
Uno de sus referentes principales
tenidos en cuenta para el desarrollo de este producto es la obra audiosivual de
Agnes Varda, una realizadora francesa, a quien admira. “Entre otras cosas
–dice--, por la capacidad de transmitir la profundidad de sus reflexiones
acerca del ser femenino”.
Para finalizar, habla sobre la intención
puesta en el documental: “Me interesa que el producto final, más allá de
cumplir con unas funciones de calidad técnica y conceptual, funcione como un espejo en el que tanto
mujeres como hombres puedan preguntarse quiénes son en relación al momento
biológico y social de la menstruación, a partir de un pequeño testimonio, que
es el mío”.
(*)
Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali, USC.
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