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martes, 6 de agosto de 2019

Reflexión


SOBERANÍA DE CONCIENCIA

Por Luis Alfonso Mena S.
El bien más preciado que poseo es mi libertad de conciencia. A ella me debo y ante ella respondo.

Por eso defiendo la verdad, busco la verdad, procuro estar siempre en su camino: la veracidad.

No creo en los que hacen malabares con la palabra objetividad, ni con los que se denominan neutrales.

No practico la hipocresía ni la doble faz ni el engaño: voy de frente.

Por eso, me asquean los oportunismos, las mentiras, las manipulaciones, los todo vale.

Por eso rechazo las censuras, las discriminaciones, los intereses escondidos.

Se es o no: las medias tintas, los centros, los que se dicen moderados poseen terribles contenidos de falsedad.

Sigo ideas, principios, valores, argumentos justos.

Respeto liderazgos transparentes, democráticos, sencillos, no arrogantes ni fantoches.

Los caudillismos y los iluminados de aquí y de allá me tienen sin cuidado: al final, se convierten en tiranías.

Ni el seguidismo ni la mentira ni el borreguismo caben en mi conciencia.

Defiendo la libertad de palabra y de pensamiento, bienes que costaron sufrimiento, horrores y millones de vidas a lo largo de la historia de la humanidad.

Defiendo la libertad de informar, pero también la de opinar: los periodistas, como los demás ciudadanos, no somos robots.

Repudio el sistema económico, político y social de espantosas desigualdades en el que vivimos, y aliento la lucha de los de abajo contra la injusticia y la opresión.

Solo me interesa el bien común, el de los trabajadores, el de la gente humilde y segregada, el de los hacedores cotidianos de la sociedad con su laboriosidad, su persistencia y su honestidad.

Solo me interesan las causas de la verdad, la justicia y la libertad: a ellas responde mi conciencia.

Podrán apresar el cuerpo, pero jamás podrán someter a prisión la conciencia de un hombre libre

Jamundí, martes 6 de agosto de 2019.

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