martes, 22 de febrero de 2011

1. Análisis. La crisis en la Usaca

Urge la refundación de la Santiago

* El nuevo rector no debe ser una continuación del saliente ni un emisario del partido de la U, el PIN, el liberalismo o el conservatismo…
* La Universidad Santiago de Cali necesita reformar su paquidérmico Consejo Superior, órgano sumiso a los dictados de los poderes establecidos.
* Se requiere la convocatoria a elecciones con un reglamento que garantice pluralismo y que acabe con la feria de los millones en ellas.
* Ante la deslegitimación del Consejo Superior, resulta pertinente la realización de una gran asamblea de estudiantes, profesores y egresados que discuta el futuro de la universidad.

Por Luis Alfonso Mena S. (*)
La crisis de la Universidad Santiago de Cali, USC, requiere decisiones de fondo, no maquillajes ni nuevas repartijas burocráticas y de poder, de esas que simulan cambios, pero que dejan todo igual.

No es suficiente la renuncia del rector, Hebert Celín Navas, ocurrida el miércoles 23 de febrero como consecuencia de la protesta de estudiantes y docentes que señalan el fracaso de su gestión y reclaman claridad sobre las irregularidades denunciadas en la institución.

Urge un juicio de responsabilidades sobre él y su equipo de dirección, así como también sobre el Consejo Superior, cuyos miembros, con muy pocas excepciones, han estado sumisos a sus dictámenes.

En la Santiago hay un statu quo, un establecimiento plagado de vicios, politiquería, clientelismo y desgreño que debe ser transformado con la participación de toda la comunidad universitaria.

Quien ocupe ahora la Rectoría en propiedad no puede ser una cara nueva con vicios viejos. Ya se alzan aspiraciones desde los sectores politiqueros: el uribismo, el santismo, el partido de la U, el PIN, el conservatismo, el liberalismo… O desde continuadores de Celín Navas.

Para ello se esgrimen sofismas y justificaciones de parte de los numerosos grupos en que está fracturada la vida universitaria. Cada feudo busca pactos o señala adversarios: impera la política pequeña de la oportunidad, no la política de la democracia plena.

Los clientelistas hacen cálculos a través de sus representantes, dentro y fuera de la Universidad. Las ansias de poder son evidentes. Pero la Santiago requiere de una rectoría con legitimidad a toda prueba.

Docentes y empleados se debaten entre el temor, la inconformidad y la confusión. En las directivas, de las que hacen parte no pocos profesores, crece la pugna por el poder ante la renuncia del rector.

Estudiantes y profesores han venido poniendo los dedos en las crecientes llagas de la institución, realizaron protestas desde el lunes 21 de febrero y generaron un hecho político de gran repercusión en la USC. Y a todas estas, el Consejo Superior aparece abyecto al statu quo, sin autonomía, a los pies del mando de turno.

Ejemplo claro y patético de ello fue la sesión del miércoles 26 de enero de 2011, cuando una aplastante mayoría de sus 121 miembros hizo oídos sordos a los justos reclamos de profesores hora/cátedra, a quienes un acuerdo les rebajó el sueldo en un 21,5%.

El mencionado organismo se burló del reclamo de los profesores que exigían que el valor de la hora/cátedra retornara al que existía en 2010 ($39.247) y se derogara la decisión de rebajarlo a $30.800. La gran “solución” fue subirlo ¡en $700!
Elecciones transparentes
Hay que recordar las circunstancias que caracterizaron las elecciones de este y otros organismos de “cogobierno” el 9 de septiembre de 2009.

Esos comicios ocurrieron en medio de un inconcebible despliegue de campañas costosas, en las que primaron el licor y la rumba (como lo evidencian las fotos anexas a este artículo, tomadas en la mañana del 10 de septiembre de 2009).

Ese despliegue de gastos millonarios no compagina para nada con el ambiente de discreción y sobriedad que debe identificar unos comicios universitarios.

Por ello, la convocatoria a elecciones anticipadas que se debe hacer para la reforma estatutaria que requiere la Santiago tendría que estar precedida de un reglamento de la campaña que establezca límites a los gastos y certifique al milímetro su transparencia.

Es una de las formas de garantizar, en alguna medida, que se produzca la elección de personas representativas, con liderazgo y propuestas, no de simples mandaderos de determinados intereses que asisten a las reuniones del Consejo a almorzar y a votar lo que les ordenan.

La reducción del Consejo Superior, que hoy padece de una macrocefalia derivada de los cálculos politiqueros, no es suficiente.

Se requiere el rescate del espíritu de los órganos de cogobierno: la crítica, el control y las decisiones democráticas al servicio de toda la comunidad universitaria y no de los grupos de poder, que los pervirtieron y convirtieron en centros de negocios.

En las actuales circunstancias, ante la profunda deslegitimación del Consejo Superior, la Universidad necesita su refundación.

La realización urgente de una gran asamblea triestamentaria de profesores, estudiantes y egresados que discuta a fondo el futuro de la institución sería el primero de muchos pasos en esa dirección.

Los diversos actores y sectores con asiento en la cotidianidad del alma máter tienen la palabra.

(*) Director de la revista virtual ¡Periodismo Libre! y del periódico universitario Paréntesis. Profesor de la Universidad Santiago de Cali.





Gráficas como éstas, captadas en el parqueadero principal de la Universidad Santiago de Cali en la mañana siguiente a las elecciones de los órganos de cogobierno realizadas el 9 de septiembre de 2009, son reflejo del manejo que se da a las campañas dentro de la institución. Un manejo no caracterizado propiamente por la sobriedad, como corresponde al ámbito académico, sino a imagen y semejanza de las jornadas políticas nacionales, realizadas a costos millonarios y en las que cunden el licor y la parranda. Estos comportamientos deben desaparecer del alma máter. (Fotos: Luis Alfonso Mena S.)

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