Manifestación de Gustavo Petro, el viernes 2 de febrero, en la Plaza de San Francisco de Popayán, capital del departamento del Cauca. |
DE
LAS ENCUESTAS Y LAS PLAZAS, A LAS URNAS
Por
Luis Alfonso Mena S.
Un candidato presidencial se
encuentra en pleno ascenso: Gustavo Petro. No solo gana encuestas, como la
reciente de Invamer Gallop, o empata en el primer lugar, como lo registran
otras, sino que llena las plazas, sin mayores esfuerzos, con la gente reuniéndose
de manera espontánea y convencida.
Se percibe en la campaña de
Colombia Humana, respaldada por las listas de la Decencia (UP, Mais, ASI), un
aire fresco que la hace fluir con fuerza, a pesar de los ataques virulentos de
la derecha, que ha desatado una campaña orquestada de guerra sucia por los
medios de comunicación tradicionales y por las redes sociales.
La enorme manifestación presidida
por Petro en la ciudad de Popayán el viernes 2 de febrero es muestra de la
fuerza de su campaña, y otras concentraciones populares y actos similares han
contado con la asistencia masiva de la gente.
Pero todavía falta mucho trecho
para los comicios presidenciales, que en su primera vuelta se cumplirán el
domingo 27 de mayo, y aún quedan por delante las elecciones legislativas, que
se llevarán a cabo el domingo 11 de marzo.
En estos últimos comicios los
nombres de los presidenciables también estarán en juego, a través de sus listas
a Cámara y Senado, pero Petro tendrá una ventaja: mantuvo la consulta
interpartidista con Carlos Caicedo, el ex alcalde de Santa Marta perseguido de
manera atroz por el vargasllerismo (“Cambio Radical”), y a pesar del retiro
intempestivo de Clara López para aliarse con Humberto de la Calle.
Esa consulta le permitirá ser
visibilizado en los comicios parlamentarios y constituirá una primera medición
en las urnas, frente a la consulta de la derecha, en la que participan Marta
Lucía Ramírez, Iván Duque y Alejandro Ordoñez.
Sin embargo, la campaña de Petro
y los movimientos que lo respaldan debe estar alerta frente a los riesgos que
los favoritismos y los triunfalismos tienen para los resultados finales.
La experiencia de Antanas Mockus
en 2010, entre muchas otras, así lo indican: una cosa son las encuestas y los
‘likes’ en Facebook y demás redes sociales y otra, los votos en las urnas,
sobre todo cuando no se cuenta con las maquinarias politiqueras y corruptas,
como sí las tienen los candidatos del establecimiento.
Además, con el avance de su
nombre en las preferencias en la opinión pública crecerá la guerra sucia en las
mismas redes y en los grandes medios de las élites, como ya se está viendo con
campañas venenosas lideradas, entre otros, por Darío Arizmendi, en Caracol,
quien no desaprovecha espacio alguno para editorializar contra Petro las noticias
que sobre las elecciones y Bogotá se difunden en esa cadena radial.
Y aunque en la actual campaña se
nota una actitud cada vez más decidida de conglomerados amplios para acompañar
a Petro, no hay que olvidar la volatilidad de sectores de la opinión pública.
Petro y los movimientos que lo
respaldan solos no podrán alcanzar la Jefatura del Estado, y ello hace
indispensable que se persevere en la búsqueda de nuevas alianzas, con una
visión estratégica de la posibilidad de cambios en el mando del país por parte
de fuerzas progresistas y diferentes a las de los partidos del sistema que han
gobernado al país a lo largo de toda su historia.
Cali, domingo 4 de febrero de
2018.
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