Elías
Isaza, cuando intervenía en la asamblea departamental de la Unión Patriótica
del Valle del Cauca celebrada el 30 de mayo de 2015 en Cali. (Foto: Luis
Alfonso Mena S.).
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UN REVOLUCIONARIO COMPROMETIDO QUE JAMÁS
ABANDONÓ LA ALEGRÍA
Por Luis Alfonso
Mena S.
La
alegría estaba siempre a flor de piel en Elías, lo acompañaba sin pausa en su
cotidiano discurrir: era un hombre optimista, por encima de las vicisitudes y de
las adversidades, que siempre buscaba resolver con sencillez e inteligencia, sin
jamás poner en riesgo sus principios.
Así
lo empezamos a recordar ya todos quienes conocimos a Elías Isaza Pérez y no
podremos disfrutar más de su compañía física, así fuera fugaz, cuando descendía
desde su casa metida entre las montañas de Dagua, en el occidente del Valle del
Cauca, a participar en las reuniones de la Unión Patriótica, UP, o a nutrir con
su presencia y fogosidad foros y seminarios.
Elías
partió a la eternidad este domingo 7 de enero de 2018 luego de que una
devastadora enfermedad lo sustrajera de su terruño y a pesar de los esfuerzos
hechos en la Clínica Belalcázar de Cali.
Se
fue a poco menos de dos meses de que su entrañable compañera de vida, Esther
Lucía, también hubiera partido: el dolor asestó en poco tiempo un segundo golpe
a su familia y a sus muchos amigos y camaradas de la UP y del Partido
Comunista, que este lunes 8 de enero lo acompañaremos hasta su última morada,
en el Cementerio Metropolitano del Norte.
Pero
no solo será su proverbial jocosidad la que pernoctará en nuestras mentes para
recordar a Elías. También, y sobre todo, su compromiso de hombre entregado a
las causas nobles de los pueblos.
Al
pedirle una caracterización de su compañero de luchas en el municipio de
Jamundí en la época de los albores de la Unión Patriótica, a mediados de los
años ochenta del siglo XX, Carlos Sánchez, experimentado dirigente del
magisterio vallecaucano, nos dijo: “Fue un hombre comprometido con su pueblo
que, al mismo tiempo, nunca abandonó la alegría, como debe ser un verdadero
revolucionario”.
En
ello coincidió Luz Elena Bernal, también educadora y batalladora del magisterio
de la región, quien, sin poder contener las lágrimas, expresó: “Elías fue un
revolucionario intachable, comprometido con la paz con una alegría y un
entusiasmo sin iguales”.
El aguerrido
concejal de Jamundí
Nacido
en Génova, Quindío, pero trasladado muy temprano con su familia a Servilla,
norte del Valle del Cauca, Elías conservó siempre un sonoro acento paisa que
hacía más sugerente su voz, la cual utilizó sin pausa para anunciar, como
presentador, muchos actos políticos de la izquierda regional en los últimos
tiempos, o para denunciar, de manera vehemente y sin miedos de ninguna clase,
las lacras de la corrupción que azotaban, en tiempos menos recientes, al
municipio de Jamundí, en el que fue concejal por la Unión Patriótica en 1986.
Gracias
al ejercicio político liderado por Elías, la UP alcanzó en aquella época, en
coalición con en el liberalismo, la Alcaldía de Jamundí, y registró una
importante votación que le permitió no solo tener concejal sino contribuir a
que el profesor Carlos Sánchez llegara a ser inspector de policía en el
corregimiento de Villa Colombia, uno de los más relevantes del municipio.
Allí,
de la mano de Elías, Sánchez y la UP desarrollaron una gestión de enorme
beneficio para los pobladores de la zona rural de Jamundí, un ejercicio que combatió
la corrupción y se proyectó sobre otras áreas del municipio, como las de San
Vicente, Loma Larga, La Meseta, Santa Rosa, las Brisas, Ampudia, entre otras
veredas y corregimientos, en los que la Unión Patriótica se hizo sentir como
colectivo político diferente y alternativo.
“Fue
una época en la que hicimos muchas cosas en Villa Colombia: logramos crear una
botica, un parque infantil, conseguir un terreno para la cancha de fútbol, las
celebraciones del día del campesino, todo con el concurso de Elías, quien conseguía
recursos como concejal para ayudar a los campesinos”, recuerda Sánchez.
La
zona urbana de Jamundí también contó con la iniciativa de Elías y, en efecto,
uno de los sectores más poblados e importantes del municipio en la actualidad,
el de Sachamate, se fundó por iniciativa del concejal de la UP.
“Fue
una labor casi que solitaria de Elías frente a una familia muy poderosa dueña
de los terrenos de Sachamate. Él logró que el Municipio comprara ese gran lote
con destino a vivienda de interés social”, rememora Sánchez.
Y
subraya que la enorme dimensión del terreno “fue distribuida entre la gente
humilde”, con la transparencia que siempre identificó a Elías.
La
gestión desarrollada en la Alcaldía, recuerda Sánchez, también se reflejó en la
pulcritud y eficiencia con que se manejaron los asuntos atinentes a la Oficina
de Valorización, encomendada en aquella época a una persona de la Unión
Patriótica.
Con
las directrices de Elías, la campaña de la UP hacia la Asamblea Nacional
Constituyente de 1991 tuvo unos resultados destacados, principalmente en la
zona rural del municipio.
Con escoltas,
pero a pie y en bus
La
gestión y la importante presencia de la Unión Patriótica en el municipio no
tardaron en ser respondidas por sectores de extrema derecha y mafiosos con
amenazas y persecución, circunstancias que obligaron a Elías a aceptar escoltas
para su protección.
Pero
su modestia económica, reflejo del manejo transparente de su gestión en el
Concejo, hacía que tuviera que andar con sus guardaespaldas a pie o en bus,
pues no disponía de un vehículo para sus desplazamientos, a pesar de los enormes
riesgos que corría. “Era una situación macondiana”, asegura Carlos Sánchez.
Con
el recrudecimiento de la violencia contra el nuevo movimiento de izquierda,
producto de la cual fue el asesinato de Arcesio Flor, uno de los primeros
militantes de la UP sacrificados por la ofensiva de la extrema derecha en
Jamundí, Elías encabezó una masiva marcha de protesta que tuvo importantes
repercusiones.
Sin
embargo, las amenazas persistentes hicieron que tanto Elías como otros líderes
de la izquierda, entre ellos Carlos Sánchez, tuvieran que dejar Jamundí hacia
1992, cuando el poder de la mafia en el municipio lo corrompía todo y horadaba
las bases sociales construidas con tanto esfuerzo y honradez por ellos desde
1986.
Un caminante por
la paz
Con
la misma discreción que lo caracterizó en su trasegar vital, Elías también hizo
un aporte silencioso, pero decisorio, al proceso de paz actual, acompañando a
lo largo de varios años al facilitador Henry Acosta Patiño en tal tarea, como
él mismo lo destacó hace poco.
“Sabio,
con una concepción radical, comprometido con el proceso de paz”. Así lo
describe Luz Elena Bernal al referirse a
su aporte a la búsqueda de un Acuerdo entre el Estado colombiano y las Farc,
convertidas hoy en partido político luego de dejar las armas, como colofón de
un largo camino en el que Elías contribuyó en el segundo decenio del presente
siglo, como lo había hecho en los años ochenta del siglo XX, cuando, en 1984,
las Farc y Belisario Betancur protagonizaron un primer intento de Acuerdo, y él
ayudo a que naciera la UP, en 1985.
Se
trazó así una parábola del hombre que, aún a riesgo de su propia vida y su tranquilidad, siempre dijo presente para
aportar lo que se le pidiera, sin esperar más recompensa que la de la
satisfacción por el deber revolucionario cumplido.
Así
que la paz le debe mucho también a este caminante de ella, que por trochas y
montañas acompañó a los que la oteaban con terquedad para abrir espacios de
reconciliación, a pesar de aquellos que siempre lo quisieron fuera del tablero
por su rectitud y compromiso.
En
su lucha fue vital, sin duda, su carácter: “Era un hombre flexible, amplio, no
sectario en las alianzas, pero siempre firme”, resume Carlos Sánchez.
Y
su don de hombre humanista: “Era un confidente, amigo y camarada, un comunista
de tiempo completo”, puntualiza Luz Elena Bernal.
A
los 72 años partió físicamente Elías Isaza, pero su ejemplo vivirá por siempre
en la mente y el corazón de muchos colombianos, que hoy lo despiden con la alegría
de haberlo conocido, de haber compartido en algún momento su solidaridad y su
voz de aliento, de haber escuchado su: “¡Hola, camarada!”
Un
mes y 27 días después de la partida de su amada Esther Lucía, Elías salió a su
encuentro.
Cali,
domingo 7 de enero de 2017.
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