lunes, 19 de agosto de 2013

Análisis. El 19 de agosto el pueblo colombiano se moviliza por sus derechos

El paro que comienza el lunes promete ser el más grande e importante de los últimos años, recordando aquel 14 de septiembre de 1977. (Foto: MarchaPatriotica.org).
¡Todos, al Paro Nacional Agrario y Popular!

Desde el 14 de septiembre de 1977, cuando se cumplió el gran paro cívico nacional contra el gobierno del llamado Mandato Claro (“mandato caro”) de Alfonso López Michelsen, no tenía lugar en Colombia una movilización nacional de protesta contra las políticas de la oligarquía en el campo y la ciudad como el portentoso paro que comienza este 19 de agosto.

Por Santiago Mena Cárdenas (*)
Se avecinan unas jornadas históricas y masivas para los movimientos sociales, agrarios y populares en Colombia, unas jornadas que reflejarán el descontento generalizado ante las anti políticas sociales que ha implantado el Gobierno de Juan Manuel Santos y su gabinete privatizador.

Las jornadas que se inician este 19 de agosto marcarán un precedente importante para la lucha social colombiana, son la continuación y reforzamiento de las iniciadas en 2011 por los estudiantes de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, de las luchas contra la construcción de la repesa hidroeléctrica de El Quimbo en 2012, de las luchas cafeteras a inicios de 2013, de la heroica resistencia campesina en el Catatumbo y de las mineras que se iniciaron aproximadamente hace un mes.

El Gobierno Nacional no ha dado respuestas concretas a las solicitudes que se han hecho en los diversos sectores que han entrado en paro, los acuerdos alcanzados en la mayoría de las ocasiones son incumplidos por el poder central, como es el caso de los cafeteros, que en días pasados denunciaron incumplimiento de lo pactado a inicios de año.


En el aspecto agrario, el paro tiene una justificación inmensa. El TLC firmado con los Estados Unidos y otros países capitalistas ha llevado a los productores nacionales a pérdidas económicas gigantes, pues no se puede competir ante unos productos que llegan a precios pírricos en cantidades exuberantes.

Y es que era de esperarse este tipo de crisis en los campos colombianos, no se puede competir ante el gran imperio que posee toda la tecnología y herramientas para lograr una producción a gran escala, inclusive recurriendo a los letales alimentos transgénicos para mejorar esa productividad. El campesino colombiano lucha cosecha tras cosecha para lograr una retribución aceptable a lo cultivado.

El sector de la salud colombiano, inoperante y con graves problemas, entra también en paro debido a la falta de soluciones concretas a los problemas que lo aquejan. Las deudas por parte de las EPS con los hospitales públicos y privados son dificultades que enfrenta, pues esto ocasiona una precaria atención a los ciudadanos.

De igual forma, se exigirá el verdadero y garantizado acceso a la salud, eliminando el nefasto pretexto de la sostenibilidad fiscal como condicionante y excusa para no atender los problemas médicos que aquejan a millones de colombianos.

Los camioneros, trabajadores de vehículos pesados de carga, que movilizan la economía del país por las carreteras nacionales, también irán a paro reclamando contra los altos precios de los combustibles y los peajes, que los arruinan.

Los educadores anuncian que ingresarán en el paro a partir del 23 de agosto para exigir mejores condiciones de trabajo, y los estudiantes universitarios irán a la huelga nacional estudiantil para reclamar que el Congreso de la República estudieel proyecto de ley alternativo de la educación superior diseñado por ellos, tras derrotar el proyecto oficial en las combativas jornadas de 2011 y 2012.

El oportunismo urbista

Han salido los áulicos del ex presidente  Álvaro Uribe e inclusive él mismo a “solidarizarse” y a respaldar las diversas protestas sociales que han venido presentándose en el país en un acto de oportunismo y cinismo rampante.

Se le olvida a este ex presidente que durante los grises ocho años en que estuvo en el poder fue el impulsor de las más terribles políticas económicas y antisociales en el país. Fue el principal impulsador de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y ahora, extrañamente, sale a hacer críticas a como ha llevado Santos estos problemas que aquejan a los campesinos.

Todo este cinismo de Uribe tiene como fin el aspecto electoral, pues hay casada una pelea de comadres con Juan Manuel Santos. Pero en lo esencial no hay ninguna contradicción entre las políticas de uno y de otro, simplemente hay una diferencia de la forma de actuar local e internacionalmente.

Ahora pretende adueñarse del término “oposición”, cuando durante sus ocho años no hizo más que perseguir a todo el que pensara diferente, mediante las famosas chuzadas realizadas por el DAS (que ocasionaron su disolución), además de que, al igual que Santos, la represión era y es su método de “diálogo”.

Así pues, las jornadas que tienen su punto de partida el 19 de agosto significan una oportunidad inmensa de visibilizar la lucha social en Colombia, de mostrar el inconformismo que se ha venido profundizando desde hace 11 años y de pelear por soluciones, procurando un salto político en el acumulado de luchas del pueblo en los años recientes.

Los agrarios, el sector salud y los transportadores se unen al paro minero que lleva ya un mes de resistencia sin soluciones del Gobierno y a la lucha del Catatumbo, donde el campesinado logró el establecimiento de una mesa de conversaciones con el Gobierno.

Los estudiantes saldrán a las calles el 20 de agosto junto a las centrales obreras a respaldar el Paro Nacional Agrario y Popular, y para el 23 se esperan movilizaciones de los maestros en todo el país.

Desde el 14 de septiembre de 1977, cuando se cumplió el gran paro cívico nacional contra el gobierno del llamado Mandato Claro (“mandato caro”) de Alfonso López Michelsen, no tenía lugar en Colombia una movilización nacional de protesta contra las políticas de la oligarquía en el campo y la ciudad como el portentoso paro que comienza este 19 de agosto.

(*) Editor de PARÉNTESIS, estudiante de derecho de la Universidad Santiago de Cali.

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