miércoles, 2 de diciembre de 2015

Crónicas Viajeras. Por las tierras de Risaralda (II)

La plaza principal del municipio de La Virginia. http://www.lavirginia-risaralda.gov.co/noticias.shtml?scrl=22&apc=ccxx-25-&scr_22_Go=26).
La Virginia, pueblo de colonizadores y desplazados por la violencia

Por Rubén Darío Taborda Franco (*)
La Virginia es una población que se encuentra a 30 kilómetros de Pereira, la capital del departamento de Risaralda. Este municipio se ubica en el valle que conforman los ríos Cauca y Risaralda. Al norte del pueblo se encuentra la vía que conecta al  municipio con Cali o Pereira, así como con Belén de  Umbría, Mistrató o Balboa. De  igual forma por esta  vía  se viaja al Chocó y a Antioquia.

Inicialmente se le conocía como Sopinga, según datos de la revista  Risaralda Turística, del 4 de abril de  2003. Este municipio fue uno de los  tantos pueblos que nacieron a raíz de la colonización paisa. Uno de ellos, según el historiador Emilio Echevarry, se llamaba Bernardo Torres, quien llegó al caserío  y decidió cambiarle el  nombre original por el de Virginia, en  honor a  una de sus hijas.

Al  pueblo llegaron también desplazados de  la violencia  entre liberales y conservadores,  caldenses y quizás del Chocó en busca de un futuro mejor. El pueblo se ramificó al lado del rio Cauca.

Los  primeros  pobladores empezaron a  construir rudimentarias casas, a veces en  lotes que pertenecían a hombres como el señor  Roberto Marulanda. Esto lo aprovecharían personas como don Rápido Juvenal Gutiérrez, quien abrió Gato Negro, una cantina en  donde además de consumir licor se podía tener la compañía de mujeres complacientes con el  visitante. Jhony Rivera, uno de los cantantes de  música popular más conocidos en Colombia actualmente, nació en La Virginia.

El primer desarrollo urbano de este municipio fue impulsado en 1905 por los señores Francisco Jaramillo Ochoa, Pedro Martínez, Leandro Villa y Pioquinto Rojas. Hacia 1934 se originan barrios  como La Playa, Buenos aires y Balsillas.

Pero una  persona que venga de Cali sólo extrañará la música salsa, pues el calor de un pueblo  ubicado a 900 metros sobre el nivel del mar, con una temperatura promedio de 27 a 37 grados, lo recibirá con los  brazos abiertos. Aparte de eso puede darse un paseíto por la plaza de mercado para comprar  un  racimo de  chontaduro que traen en jeeps de la tierra de Jairo Varela y Édgar Perea.

Al salir de la galería puede pasear, en La Virginia, por barrios con  nombres muy famosos en la  tierra del champús, el manjar blanco y el pandebono: Los Libertadores, San Fernando y Alfonso López. Si pretende tener una panorámica de este lugar no crea que  yendo a San Cayetano y San Antonio lo va a lograr, pues son dos barrios que no se encuentran  en  ninguna loma, ya que el pueblo es plano y  la zona montañosa se encuentra en el  municipio de Balboa o en Cerritos.

Este pueblo, como todos los de Risaralda, Colombia y Latinoamérica, cuenta con  su iglesia principal. En Pereira está la Catedral de la Pobreza, al frente de la Plaza donde se encuentra el Bolívar del artista Rodrigo Arenas. En La Virginia está la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, cuyo campanario se ve desde el puente  Bernardo Arango.

La Virginia es el tercer municipio más importante de Risaralda, después de  Pereira y Santa Rosa de Cabal, sitio famoso por sus aguas termales y los  chorizos.

Ese progreso que ha  tenido le permite contar  con un  importante hospital, el de San Pedro y San Pablo, ubicado en la Calle 13 con Carrera 11 del barrio Balsillas, con categoría de segundo nivel, que presta los servicios de citas médicas, odontología, cirugía,  obstetricia y pediatría.

El  pueblo cuenta con cuatro centros deportivos en  donde se  pueden  realizar competencias intercolegiales e intermunicipales. Tiene una casa de la cultura que trabaja sobre  los procesos de desarrollo artístico de esa región.

La Virginia tiene también un cuerpo de bomberos y Defensa Civil con dotación de vehículos y equipos de apoyo para atención de emergencia. Desafortunadamente, a finales de 2010, cuando Colombia vivía una de  las temporadas de  lluvias más fuertes, no pensé que esa tierra que visité el 31 de octubre, después de competir en una media maratón en Pereira, viviría la peor emergencia en 50 años a raíz del desbordamiento del río Cauca, que inundó gran parte del pueblo y afectó a 3.600 familias.

Mi primo Mario dice que el río se salió  de su cauce anegando barrios como Alfonso López, La Playa y San Carlos,  ubicados  en cercanías del Cauca. Y el  impacto  fue grande, ya  que, según Mario, estos son sectores  muy pobre de La Virginia.

Otro lugar que se vio golpeado fue la  plaza de mercado, ya que las personas que trabajaban en ella debían enviar a bodegas productos como plátanos, lechuga batavia, repollo, papa,  cilantro  y cebolla larga.

En el periódico La Tarde del 3 de enero de 2014 se publicó la información sobre inversiones en la construcción de jarillones. De  igual forma, el  diario informó sobre la participación del máximo  mandatario del pueblo en un documental de Nat Geo sobre los efectos del cambio climático en  lugares como La  Virginia

Mario, que conoce bien el pueblo, manifestó que el alcalde de La Virginia, Nelson Palacio, prometió nuevas viviendas para los damnificados, pero por ahora esa “solución” se ha trasformado en casas de esterilla que se parecen más a las viviendas de los  primeros  pobladores del pueblo.

El 31 de octubre volví a visitar La Virginia con  lluvias que se han  presentado más como un giño del fenómeno de El Niño que como  aquella terrible temporada de  lluvias que nos afectó desde el  mes de septiembre de 2010.

En esta oportunidad  vi  un pueblo cálido, que dejó atrás ese capítulo aguado de su historia para convertirse en un lugar donde se puede entonar a viva voz esa canción de José  Morales que dice:

Pueblito de mis cuitas, de casas pequeñitas,
por tus calles tranquilas corrió mi juventud;
por ti aprendí a querer por la primera vez
y nunca me enseñaste lo que es la ingratitud.


(*) Periodista independiente.

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