Cerritos,
entre mecato y cometas
Por Rubén Darío Taborda
Franco (*)
Entre el municipio de Cartago, en el departamento
del Valle del Cauca, y Pereira, capital de Risaralda, se encuentra Cerritos, un
caserío ubicado donde se inicia la vía que conduce al viajero al municipio de
La Virginia, ubicado a orillas de los ríos Risaralda y Cauca; y también a Balboa,
Belén de Umbría y La Celia, pueblos
encumbrados en la cordillera Occidental.
En los años
ochenta el turista debía tomar esa vía para viajar a Medellín porque no
se podía asumir la ruta que pasaba por
Santa Rosa de Cabal. Y no hay que olvidar que por La Virginia muchas personas
viajan al departamento del Chocó.
A esa loma, por el mes de agosto, acuden los niños a
elevar cometas. Aquel lugar viene siendo como para nosotros la loma de La Cruz.
Al dirigirse a tierras risaraldenses o de regreso al Valle, el
firmamento se vuelve colorido y alegre, gracias a la presencia de los
pequeños cuando uno pasa por ese
sector.
Cerritos tienen casas de madera,
techos de lata, pisos en cemento y columnas de guaduas como las que se dan detrás de las
bodegas de la Cervecería Nacional, ubicadas cerca de aquel lugar donde
se puede comprar mecato.
La persona
que viaja por tierra a esta zona de
Colombia puede comprar bebidas gaseosas si
lo agotó el calor del Valle del
Cauca. En el lugar el turista
puede detener su vehículo o decirle al
conductor del bus intermunicipal
que se detenga para adquirir pasabocas o dulces.
Usted puede conseguir bolsas largas con pan de yuca,
puede comprar obleas y achiras traídas del departamento del Huila. Si
no se preocupa por las dietas, se puede antojar de galletas negras, unas bolitas de colores en
forma de crispeta elaboradas en azúcar y gelatina blanca.
Como su antojo no tiene límites hace un paneo por el
local donde detuvo la mirada para comprar
un tarrito blanco con panderitos: dulces en pequeñas bolitas de harina
que se le diluyen en la boca si no los mastica. Y
termina su estadía en Cerritos
comprando una piña oro miel que se cultiva en esa región del país y
resulta tan deliciosa
como los dulces que comprábamos en el colegio.
En los años ochenta el lugar sufría problemas de
congestión vehicular por los automotores que venían de Medellín, de la zona
cafetera y del Valle. En segunda instancia, Risaralda ha tenido un notable
desarrollo comercial. Esto hizo que en la zona se construyera para 2010 un puente que conectara
la vía a Cartago con La Virginia y se
hiciera un hundimiento en el mismo sitio para unir el municipio risaraldense con Pereira.
A futuro, las personas que trabajan ahí pueden ser
testigos de una obra que los beneficiará: la doble calzada La
Virginia-Cerritos, porque esa vía conecta con la Zona Franca de Risaralda
En dicho sector se arriendan lotes para la empresa
de transporte urbano de Pereira, Mega Bus; para el almacenamiento de mercancías
y la instalación de compañías nacionales e internacionales. De igual forma, se
piensa tener en esa zona conectividad férrea con Buenaventura, para sacar del
país carga que llegue a la zona franca, según lo indicó Lina María Gómez,
presidenta de la Junta Directiva de la Zona Franca Internacional Pereira, al periódico
La Tarde del 19 de julio de este año.
Finalmente, se tiene proyectado que esta autopista
conecte Cerritos con La Virginia, el Pacífico, Antioquia y la Costa Atlántica gracias a las vías de cuarta
generación
(*)
Periodista independiente.
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