domingo, 23 de enero de 2011

8. Informe. Desempleo allá y acá

Regreso de colombianos por
la crisis económica en España

Es probable una oleada de colombianos que pretendan regresar al país; pero les acompaña la zozobra de la inseguridad, el flagelo del desempleo, la re-adaptación a la vida cotidiana, a la incertidumbre. Las remesas pasaron de US$1.300 millones en 1999 a US$4.842 millones en 2008. Cuatro departamentos concentran el 72.4% de ellas: Valle, 28.6%; Antioquia, 16.6%; Cundinamarca, 15% y Risaralda, 12.2%.

Por Luis Carlos Lozano O. (*)
Hace aproximadamente cuatro años empezó a hundirse la barca de la economía española. Ahora ha naufragado en aguas profundas, donde el gobierno de Rodríguez Zapatero no ha podido hallar salvavidas a pesar de las diferentes reformas a la política económica que ha aplicado últimamente para rescatar a los sobrevivientes de la crisis.

Existen 4.200.000 desempleados, entre ellos miles de compatriotas. Cerca de 11.000 que no volvieron a conseguir un empleo, terminaron con el paro (subsidio de desempleo), las ayudas extraordinarias, las cuales ya fueron suprimidas con  las actuales reformas políticas.

Como si fuera poco, ahora soportamos los incrementos del costo de la energía, transporte, alimentos, vestuarios, seguridad social, impuestos, arrendamientos. Por otra parte, si no tienen trabajo no pueden renovar los permisos de residencia y trabajo, menos pueden solicitar la doble nacionalidad. Y los que tenemos la posibilidad de tener algún tipo de negocio en este país, sentimos directamente los efectos de la crisis, donde ha disminuido cerca de un 50% el uso de los servicios, que se presta como envío de remesas, llamadas internacionales, turismo, ventas de productos comestibles, etcétera. 

Vivimos actualmente con una disyuntiva en España, donde la crisis ha tocado fondo y se ha quedado anclada allí, sentimos los efectos de la crisis económica en todas sus manifestaciones, tanto los españoles como los inmigrantes de todas las latitudes, entre ellos nuestros compatriotas. La mayor parte de colombianos empadronados en Madrid, Sevilla, Barcelona, Bilbao, que están padeciendo la inclemencia de esta dura situación, son provenientes del Eje Cafetero.

Se presiente una oleada de miles de colombianos que pretenden regresar al país; pero les acompaña la zozobra de la inseguridad (que aquí no la vivimos), el flagelo del desempleo, la re-adaptación a la vida cotidiana, a la incertidumbre ¿Qué puedo hacer allá? ¿Con qué recursos? Además la mayoría de nuestros compatriotas desafortunadamente desconocen los programas que tiene el Gobierno colombiano que les permitan facilitar su regreso; por la falta de acercamiento y comunicación permanente de los funcionarios de los consulados y la Embajada de Colombia en España con sus coterráneos.

El caso de don José Luis
Voy hacer una breve crónica de una de las centenares de historias de compatriotas que han llegado a mis oídos: es el caso de don José Luis, bogotano, 52 años de edad, casado, padre de 3 hijos, dos estudiantes universitarios en Bogotá y un menor en España. Poseía una pequeña empresa en Colombia, la cual vendió y se instaló en la comunidad Castilla La Mancha, España.

Llegó aquí en la época "dorada", hace unos 10 años, creó una empresa de instalación de cortinas con los recursos que trajo y con un préstamo bancario que le hicieron en España. La empresa empezó con gran éxito. Tuvo buen trabajo y buen dinero durante seis años. Había hasta para derrochar, como buen colombiano parrandero.

Debido al éxito que tenía adquirió una hipoteca de un piso, compró un buen coche, viajaba constantemente a Colombia. Desde que empezó la crisis económica, la empresa empezó a decaer hasta llegar al fracaso del cierre. Perdió el capital invertido, el banco le embargó el apartamento, el coche tuvo que venderlo para su manutención, ahora es uno más de los miles de desempleados. Su segunda esposa, que era española, lo abandonó porque ya no tenía dinero, actualmente está padeciendo la enfermedad de cirrosis.

Debido a su fracaso financiero se dedica a beber licor para apaciguar sus penas, añorar su buen pasado y recordar su trágico presente. Anhela regresar al país, pero no cuenta con recursos económicos, se encuentra desubicado y sin apoyo alguno.

Regresar o resistir
Pese a que estamos en la sociedad de la información y a contar con mejores métodos estadísticos que en periodos anteriores, las cifras de la inmigración siguen siendo difíciles de conocer.

El Instituto Nacional de Estadística, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Asuntos Sociales cruzan sus datos para obtener una panorámica más real de la inmigración; pero muchos inmigrantes consiguen pasar inadvertidos ante dichas autoridades, entre ellos muchos colombianos, por razones obvias, como el haber ingresado y estar ilegales en el país, algunos que ejercen actividades ilícitas y algunos por falta de oportunidades para regularizarse.

Según las estadísticas conocidas, se establece que los colombianos que vivimos en el exterior somos unos cuatro millones, aproximadamente. Un fenómeno que data de la crisis económica colombiana de 1999, la peor en 70 años.

Los principales destinos de los colombianos que emigraron entre 2000 y 2005 fueron España (30%), Estados Unidos (27%) y Venezuela (17%), países que en conjunto recibieron el 74% del total de colombianos que salieron del país en dicho período.

Un indicador de la evolución del flujo migratorio externo colombiano son las remesas. Pasaron de 1.300 millones de dólares en 1999 a 4.842 millones de dólares en 2008. Cuatro departamentos concentran el 72.4% de las remesas: Valle del Cauca, 28.6%, Antioquia, 16.6%, Cundinamarca, 15% y Risaralda, 12.2%, entre otras de menos proporciones.
Cientos de familias han tenido que volver a separarse por efecto del desempleo en España, que golpea con especial fuerza a los inmigrantes. Pese a ello, la mayoría ha decidido resistir, a la espera de algún cambio favorable que les den un respiro económico.

“A pesar de las dificultades que atraviesan, los colombianos en general no quieren regresar", dice la Cónsul. "Aquí tienen buena calidad de vida y temen llegar allá sin empleo aunado a la inseguridad y con la incertidumbre de si podrán regresar a España".

El factor cultural también influye a la hora de tomar la decisión de retornar. Para los hijos de las familias colombianas inmigrantes que han vivido más de cinco años aquí, una parte muy importante de sus vidas, este es su país; aquí han crecido, este es su medio y se han adaptado a las costumbres y a la formación académica, que es una de las grandes dificultades con que se topan cuando llegan.

Poco entusiasmo
El plan del retorno no ha tenido el efecto esperado porque un inmigrante legal, al que le ha costado tiempo, esfuerzo, sacrificio para conseguir estabilidad y traer a su familia, siente poco entusiasmo por perder los beneficios que ha adquirido y, a cambio de una suma pequeña, irse sin saber si pueden volver y qué futuro le espera a su familia.

Los inmigrantes frente a los españoles tenemos mayores capacidades para enfrentar la crisis, porque conocemos los "dos mundo". Colombia es un país de crisis permanente, así lo conocemos, lo aceptamos, vivimos y compartimos.

En cambio el español que lleva varias décadas con un buen nivel de vida, ahora siente más de cerca la dura situación, con mayor dificultad para soportarla. Es tal el efecto, que se han incrementado los suicidios, los hospitales están saturados por consultas relacionadas con problemas emocionales, psicológicos y coronarios. También se han incrementado los divorcios.

Por difícil que sea la situación en España, lo más aconsejable es aguantar, es una de las sugerencias más escuchadas por los inmigrantes, en especial si no se tiene la nacionalidad española, toda vez que el retorno lo puede llevar a la pérdida de sus papeles y las condiciones de vida que se tienen aquí no son comparables con las de nuestro país.

Por ende, nos vemos abocados a aprovechar nuestros principales activos, la capacidad adaptativa y la creatividad para encontrar nuestra sostenibilidad en medio de la aguda crisis, que nosotros los colombianos estamos entrenados para vivirla. Por lo tanto, la que estamos pasando aquí es una más, muy difícil por cierto. Seguirá aumentando la odisea del retorno.
 
(*) Abogado y escritor colombiano, corresponsal en España.

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