domingo, 11 de septiembre de 2011

3. Crónica. La historia ganadora del Bonilla Aragón

 Los años del Obrero

Con la llegada de personas procedentes de distintos lugares del país producto del conflicto armado, el barrio pasó de ser un sitio bohemio, por el que circulaban estrellas de la salsa y del fútbol, a ser el lugar indicado para establecer bodegas de reciclaje como único medio posible para sobrevivir.

Por Ana María Alzate S. y Andrés Felipe Carmona B.
Reporteros de Paréntesis (*)
Hacia el año de 1918 se fundó el barrio Obrero en Cali, conformado en un comienzo por ferroviarios, artesanos y personas venidas de otros departamentos, especialmente de la costa Pacífica.

“Del Barrio Obrero a la 15 un paso es, cantando bajito yo me iba a pie”. Con este coro de la canción del salsero Willie Rosario es como Ernesto Pardo recuerda el barrio que lo vio crecer.

Desde sus inicios, el Obrero, ubicado en el centro de Cali, ha sido reconocido por sus innumerables sitios de rumba, donde se escucha música cubana, tangos argentinos y en especial la salsa. 

Hacia la década de los años 50 del siglo pasado, estos sitios empezaron a reconocerse a lo largo de la ciudad como la zona de tolerancia, ubicada entre la carrera 14 y la calle 18, donde actualmente se encuentran talleres mecánicos. En ese entonces al sector llegaban mujeres conocidas como coperas, las cuales ejercían la prostitución. También existían teatros de cine x, que frecuentaban habitantes del sector.

En la misma época, en el Obrero se empezaban a escuchar las primeras melodías cubanas de cantantes como Celia Cruz, Benny Moré, Daniel Santos, Trío Matamoros, entre otros. Este boom se dio gracias a que dichas melodías ingresaban por el puerto de Buenaventura.

Se escuchaban en bares como El Avispero, La Matraca, Rayo X, Mickey Mouse, Merejo, La Terraza y Danubio Azul, de donde surgieron canta autores locales como Edulfamit Molina Díaz, más conocido como ‘Piper Pimienta’ o ‘El Showman de la Salsa’.

Con la llegada de personas procedentes de distintos lugares del país producto del conflicto armado, el bario pasó de ser un sitio bohemio a ser el lugar indicado para establecer bodegas de reciclaje, como  medio posible para sobrevivir.

Los recuerdos
Al recorrer las calles, Ernesto Pardo, un hombre de 69 años, recuerda con nostalgia aquel barrio que lo vio crecer.

Lo primero que rememora son las calles sin pavimento de ese entonces, calles rodeadas de casas construidas con adobe, esterilla y aleros en los techos para cubrirse de las fuertes lluvias. Aleros que fueron testigos de largas conversaciones entre amigos.

Él solía frecuentar diferentes bares del barrio, los cuales estaban abiertos toda la semana, las 24 horas del día. Ir a disfrutar una noche fuera de casa era todo un acontecimiento, la pinta jugaba un papel  fundamental a la hora de bailar, tomar y, ¿por qué no?, conquistar.

Las camisas con estampados llamativos, los pantalones bota campana y los zapatos de charol bicolor eran el atuendo preferido de todos los hombres que frecuentaban estos lugares.

En algunos fines de semana la casa materna de don Ernesto, construida hace 80 años, era el epicentro para pasar un rato agradable con su familia, vecinos y amigos. En el patio se colocaban dos mesas donde se servía la comida y el sifón (barril con cerveza).

En estas reuniones no podían faltar ni el aguardiente Blanco del Valle, ni los long play de la Sonora Matancera, testigos de muchas fiestas en el Obrero. “Mi casa era de puertas abiertas si de reunirse con amigos se trataba”, comenta don Ernesto.

Aún recuerda como si fuera ayer los conciertos que durante décadas se realizaron en los teatros más famosos de la ciudad, uno de ellos muy cerca al barrio, el teatro Sucre.

Estrellas de la salsa
En este se presentaban grandes estrellas de la guaracha como Daniel Santos, Celia Cruz con la Sonora Matancera, Tito Cortez, Héctor Lavoe, Ismael Rivera y quien no podía faltar, el niño del barrio, ‘Piper Pimienta’. En el parque también se hacían pequeños conciertos llamados retretas, donde se presentaban grupos locales.

Pero el Obrero no fue únicamente cuna de grandes músicos sino también de grandes estrellas del futbol. En el sector existía un sitio con más o menos 10 canchas llamado Lonchan –hoy en día es la calle 25.

Este lugar era concurrido por pequeños empresarios del futbol que iban exclusivamente a elegir jóvenes con técnicas para jugar al futbol. Este fue el caso de Alex Escobar, más conocido como ‘El Pibe del Obrero’, quien durante años jugó para el América de Cali. 

La salsa no fue lo único que logró convocar a la gente del barrio. La religión católica también lo hizo. En la Semana Santa o en las procesiones de la Virgen del Carmen no paraban las festividades.

Lastimosamente todo en el Obrero fue cambiando. “El barrio es tranquilo, pero a veces se vuelve pesado por tanto comercio, donde uno se descuide lo venden por chatarra”, afirma con ironía María Fernanda Pardo, quien frecuenta el barrio.

Lo único que se conserva de la década de los años 50 es el bar La Matraca, la Iglesia, el parque y una que otra casa con la estructura de la época. El barrio perdió la tranquilidad y seguridad con la que Ernesto lo recuerda. Se volvió una zona para el comercio automotriz.

Un olor a laca, jóvenes vestidos de overol, manos llenas de grasa, llantas y recicladores, es lo que predomina hoy en día en el Obrero.

(*) Esta crónica fue la ganadora del premio de periodismo Alfonso Bonilla Aragón 2011, en la modalidad de periodismo universitario.   

anita.alzate@hotmail.com, andriw18@hotmail.com.

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