domingo, 14 de noviembre de 2010

9. Opinión. El conflicto armado en Colombia


Más inversión para la

guerra, menos en lo social

La guerra interna que hemos librado por más de 40 años continuos repite contra la economía, la infraestructura, el desarrollo social y la población civil en general, creando más pobreza, abandono y un marcado subdesarrollo, que sirve de caldo de cultivo para alimentar más la violencia.

Por Luis Carlos Lozano (*)
Unos de los mayores contrasentidos de la especie humana es invertir más capacidad económica para autodestruirse, en vez de pretender protección y mejoramiento de su calidad de vida.

Nuestro Estado hace parte de los actores en conflicto, sobrevive en una economía política de guerra, donde la economía social sufre continuas decadencias creando escenarios de caos, pobreza y anarquismo.

Las necesidades mínimas básicas del pueblo no son suplidas, subsisten sumergidas en un conflicto armado progresivo, en el que no se vislumbra un acercamiento amigable de los actores para poner fin a este flagelo, que ha llevado a un  derroche de dinero de cuantías inimaginables, lo cual alcanzaría para finiquitar las deudas que el Estado tiene con el magisterio, la salud, la Rama Judicial, etcétera.

La guerra interna que hemos librado por más de 40 años continuos repite contra la economía, la infraestructura, el desarrollo social y la población civil en general, creando más pobreza, abandono y un marcado subdesarrollo, que sirve de caldo de cultivo para alimentar más la violencia.

En la guerra se gastan hoy en Colombia más de 22 billones de pesos, un 6,5% del Producto Interno Bruto. Si el Estado destinará el gasto militar de guerra en inversión de paz podría construir 3.666 escuelas, 220 hospitales del mejor nivel.

Estos gastos de guerra tendrán cada vez mayor prioridad dentro del presupuesto nacional. Con la ejecución del Plan Colombia, las partidas financieras comprometidas en la cofinanciación reducirán aún más el gasto público social. Los civiles son a menudo el objetivo predeterminado de la violencia, la intimidación, el desplazamiento, las víctimas provocadas.

Las inversiones para la paz comparativamente con el presupuesto para la guerra en nuestro país no llegarían ni a una tercera parte. En la lucha por la supervivencia dentro de estos conflictos violentos, cuentan factores como las discriminaciones regionales que forman la base material para la reproducción de la vida social, cultural y comunitaria, los derechos humanos, los estratos sociales, las ideologías políticas, las presiones proveniente de  las desigualdades y las estructuras de clases sociales, de las cuales estamos comprometidos y afectados con el fenómeno de la barbarie de la guerra,  a la cual que debemos buscarle su fin a la mayor brevedad.

(*) Abogado y escritor colombiano, corresponsal en España.

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