domingo, 12 de agosto de 2012

Análisis. La contaminación del río Cauca y la salud de los caleños



Foto tomada de controversiaacueductoropance.blogspot.com
 Agua y derechos colectivos

Necesitamos un macro acueducto, no en Pichindé, para quitarle más agua al de San Antonio, sino en la zona del río Pance y el río Lili, ubicado de tal forma que permita alimentarse del transvase de aguas de un río de Jamundí, para reemplazar gran parte de  las aguas del río Cauca, y por gravedad distribuirla para salvar la salud de los caleños. Los habitantes de Cali son caucadependientes. El 70% de la población asentada en el perímetro urbano de Cali depende del río Cauca.

Por Alberto Ramos G. (*)
Hay que empezar a construir un Macroacueducto en el Sur antes de que sea intratable el rio cauca. O al menos dos verdaderos reservorios de agua pura captándola al llegar al plan antes de que se contamine con las aguas residuales que Emcali no controla y antes que miles de personas tengan que desocupar la ciudad. Las aguas llegan contaminadas desde el departamento vecino. Una ciudad no es viable ni sostenible sin agua. Para rematar la misma ciudad está contaminando las aguas que después de toma. La autoridad ambiental ha  estado ausente por muchos años y no actúan conjuntamente la CVC, el Dagma y el Ministerio del Medio Ambiente.


El río Cauca sigue siendo una cloaca gigante donde caen los desechos industriales,  y todas las aguas negras de los municipios que existen aguas arriba de Cali. La Constitución dice en el artículo 49 que el saneamiento ambiental es un servicio público a cargo del Estado, para la recuperación de la salud. Hasta que todos los municipios con influencia en la cuenca del río, no cuenten con plantas de tratamiento para convertir en lodos o biosólidos  las aguas residuales, todo lo que se diga es una vaga ilusión.

No solo significan desastre los terremotos, los sismos de cualquier magnitud, las erupciones volcánicas, las inundaciones y los  deslizamientos. Las líneas generales de la ley 46 de 1988, el desastre es considerado como el daño grave o la alteración de las condiciones normales de vida de un área geográfica determinada, entonces: la turbiedad que lleva a la impotabilización de las aguas del río Cauca y el desabastecimiento, son un desastre.

El porcentaje de población que se surte del río cauca corresponde más o menos un millón y medio de habitantes que pagan el servicio público de agua y no pueden contar con él porque súbitamente es suprimido, y si lo tienen, no es de confiable calidad porque es captada de un río hecho vertedero de todas las excretas de los municipios aguas arriba, y caño de todas las empresas que no son controladas por las Corporaciones Autónomas  que comparten un ecosistema y una bio región, pero dejan avanzar la tala de los bosques en las micro cuencas que conforman la hoya hidrográfica del rio, luego con las lluvias torrenciales, el arrastre formará las empalizadas y el arrastre de lodos que impedirá el tratamiento el agua oportunamente.

La prestación del suministro del agua potable como bien y como servicio en Colombia se caracteriza por la creencia reduccionista de estar convencidos que utilizando inmensas cantidades de cloro, de carbono activado y todos lo elementos químicos para la potabilización, basta, con esa estrechez administrativa, bajo un supuesto eficientismo institucional tradicional, sin mirar las transformaciones urbanas que exigen, por el crecimiento de la población y los impactos contaminantes, una interacción entre autoridades para controlar y contrarrestar los daños derivados de las múltiples actividades humanas, el agua no solo se deteriora, sino que se atenta abiertamente contra la salubridad pública.

Ahora la suspensión del servicio se dará por el verano y los bajos niveles. Con la contaminación múltiple del rio Cauca se afecta y se violan varios derechos: el derecho colectivo a la salubridad pública, al goce del ambiente sano, la defensa de los bienes de uso público, la efectiva prestación del servicio público, el derecho a la salud, el derecho a la vida y el derecho a la prevención de desastres. La ley 46 de 1988 define el desastre como el daño grave o la alteración de las condiciones normales de vida de un área geográfica determinada: la imprevisión como política genera desastres.

La solución para el saneamiento del río se habría logrado hace varios años si funcionara el Sina como Sistema Nacional Ambiental, que la CRC y la CVC hubieran cumplido con sus obligaciones contenidas en la Ley 99 de 1993 para conservar el río que comparten en el recorrido inicial. De todas manera necesitamos un macro acueducto, no en Pichindé, para quitarle más agua al de San Antonio, sino en la zona del rio Pance, y el río Lili, ubicado de tal forma que permita alimentarse del transvase de aguas de un río de Jamundí, para reemplazar gran parte de  las aguas del rio Cauca, y por gravedad distribuirla para salvar la salud de los caleños.

Los habitantes de Cali son caucadependientes, se lo dije en una entrevista al periodista Jaime Escobar, antes de ganar la primera vez el Premio de periodismo ambiental, Bonilla Aragón, pero y al río Cauca lo siguen depredando, una de las causales: la apatía administrativa,  la desidia y la falta de cumplimiento de las normas ambientales. El 70% de la población asentada en el perímetro urbano de Cali depende del río Cauca, pues sus aguas son captadas y tratadas a un alto costo para distribuirla hasta las tuberías de los inmuebles de las mayorías de  las residencias. El resto de la población se surte de los ríos Meléndez y Cali que cubren  la zona de ladera y la parte del piedemonte de la cordillera occidental.

Al tratar de elaborar una lista completa de los factores poluentes y del daño ambiental causado al río Cauca el espacio no alcanzaría,  porque esa contaminación múltiple exige buena observación. Un listado preliminar puede contener los siguientes aspectos: erosión grave de  la riberas y, desbarrancamiento por intervenciones antrópicas, la extracción incontrolada de arena con destino a la construcción, invasión de la faja lateral con viviendas subnormales, ocupación del jarillón o dique de protección, arrojamiento de escombros sobre  las orillas y la coraza del río, funcionamiento de marraneras ilegales que arrojan vísceras y excrementos, basuras dispuestas en gran parte del recorrido, tuberías aéreas que penden desde los patios de las casas informales lanzando excretas al río, lavanderas de rebusque utilizando detergentes, fábricas en la margen izquierda produciendo detritus, más la inmensa contaminación que viene desde el departamento del Cauca por todas las actividades que no controla la CRC como Corporación Autónoma de este departamento vecino, entre otros aspectos, la tala intensiva de los bosques en las microcuencas de los ríos que origina las empalizadas y los vertimientos industriales que no han suprimido. La huella ecológica urbana es así irrespetada.

(*) Ex procurador ambiental del Valle del Cauca, profesor de derecho ambiental, Universidad Libre y Universidad Santiago de Cali, USC.

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