USA, ESTADO EN
DECADENCIA
Por Luis Alfonso Mena S. (*)
Ocurrió, en la madrugada
del domingo 12 de junio de 2016, una nueva masacre, la más grave entre muchas
en los últimos tiempos en Estados Unidos.
Sucedió en Orlando, Estado de la
Florida, la ciudad que en el mundo se muestra como el epicentro de la diversión
y el esparcimiento: 50 víctimas fatales y más de 50 heridos es el resultado de la acción terrorista de un hombre
que ingresó a la discoteca Pulse y disparó sin cesar durante tres horas con un
rifle de asalto.
Son muchos los que tienen a
Estados Unidos como su gran sueño. Pero la realidad de este país es más bien
una pesadilla: un Estado que permite que la gente compre armas como adquirir
pan en un supermercado es un estado en decadencia con una sociedad enferma.
¿Dónde está la seguridad; dónde,
la tranquilidad? El solo hecho de que se admita la compra y uso indiscriminado
de armas, incluidas las de largo alcance (rifles y fusiles, por ejemplo) como
mecanismo de "defensa" de cualquier persona es una evidencia palmaria
del estado de barbarie en que vive esa sociedad, que se muestra como la más
"civilizada" y "democrática" del mundo.
De acuerdo con la información
disponible en las redes, el rifle empleado por el perpetrador de la masacre, un
individuo neonazi, fue un AR-15, que es uno de los más vendidos en Estados
Unidos, ya usado en otras masacres, como las ocurridas en un cine de Colorado y
en un colegio en Connecticut, en 2012.
Pero cada vez que se propone
legislar para acabar con la venta abierta de armas, los sectores más
recalcitrantes, encabezados por los congresistas del Partido Republicano, salen
al frente a oponerse.
El armamentismo de gran escala en
Estados Unidos se reproduce a otro nivel, en la sociedad toda, y ello no
constituye ningún ejemplo para las demás naciones del mundo, como se quiere
hacer ver por los propagandistas del "sueño americano".
En el país del norte prevalecen
los multimillonarios negociantes de la industria de la guerra y de los
armamentos a todos los niveles, en el plano mundial y en el doméstico también.
El gringo es un Estado
injerencista, violador de la soberanía de los pueblos del planeta, a muchos de
los cuales ha invadido impunemente, y esa política imperial se refleja en el
comportamiento de sus ciudadanos, a quienes el mismo Estado les autoriza tener
verdaderos arsenales en sus casas.
Y luego quieren darles lecciones
de democracia y respeto a los derechos humanos a los demás países del mundo...
Hipocresía imperialista.
(*) Editor del periódico alternativo PARÉNTESIS.
Jamundí,
Valle del Cauca, Colombia, domingo 12 de junio de 2016
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