Vuelven y juegan las
narconovelas
Mientras la imagen de
Colombia en el extranjero sigue estando atada a las drogas y a los
narcotraficantes, los canales repiten la técnica de las narconovelas para
aumentar su rating sin importar el mal ejemplo que estas ocasionan en la
juventud.
Por Santiago Mena
Cárdenas (*)
Escobar, el patrón del
mal es la producción del
momento en la televisión nacional, programa que no dejan ningún tipo de valores
o enseñanzas en los colombianos.
Por el contrario, deja a flote los antivalores que han
caracterizado a la sociedad colombiana: la trampa, la corrupción, las armas,
las drogas es lo que nos muestra la serie sobre Pablo Escobar, nefasto
personaje de la historia colombiana.
Frases como “¡Ufff, Pablito, si era muy inteligente
ese man!” o “¡Pablito era un capo!” dejan mucho que pensar de la manera como se
absorbe la mala imagen de esta serie y de cómo muchos jóvenes ya quisieran
imitar las actuaciones de Escobar.
No ha bastado con El
cartel de los sapos I y II y El Capo para
mostrar el lado oscuro de la sociedad colombiana. Lamentablemente eso es lo que
vende, pues muchos colombianos no se preocupan por nada más.
Mientras siguen regalando la soberanía nacional con el
TLC ante el imperio norteamericano, ahora próximamente con Corea del Sur y la
Unión Europea, los grandes pulpos de la televisión continúan emitiendo sus
programas basura, para, como hacen siempre, propiciar una generación en la que
campea el desconocimiento de la historia.
Y por si no fuera poco, Dania Londoño, la prostituta
de los agentes secretos estadounidenses, llevará su “fantástica” vida a la
pantalla chica, más de lo que se ha visto antes con Sin tetas no hay paraíso, serie que muestra prototipos de mujeres
plásticas, vacías intelectualmente, interesadas solo en el dinero y en hombres con
poder.
Estos canales son los mismos que abren sus emisiones
diarias de noticias con preocupantes cifras de asesinatos, masacres, incautación
de drogas ilícitas, y “no se dan cuenta” de que ellos promueven esto con las
“grandes producciones” de series y narconovelas.
Mientras la imagen de Colombia en el extranjero sigue
estando atada a las drogas y a los narcotraficantes, los canales repiten la
técnica de las narconovelas para aumentar su rating sin importar el mal ejemplo
que estas ocasionan en la juventud.
Pan y circo, esa ha sido la fórmula siempre. El
problema es que el pan escasea cada vez más. Y el país se queda sumido en el
circo de una sociedad que, en una proporción grande, invirtió sus valores por
efecto de los medios de comunicación de las élites.
(*) Estudiante de
Derecho de la Universidad Santiago de Cali. @SantiMena94
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