miércoles, 19 de mayo de 2010

Opinión. Una columna de Caballero

Cuestión de estilo

“… Mockus no necesitó el consejo de un asesor venezolano para soltarle a Petro la insinuación venenosa de que "sigue teniendo teorías que de algún modo, directo o indirecto, justifican la violencia". “… es deprimente, repito, que las elecciones en Colombia nos pongan a escoger siempre entre el cólera y la peste”, dice Caballero en columna que enseguida transcribimos.

Por Antonio Caballero (*)
De los programas presidenciales el más sólido es sin duda el de Gustavo Petro, el candidato del Polo. Es el único que plantea el tema de fondo: el mantenimiento de la inequidad -así sea inequidad democrática- o la búsqueda de la justicia social. Petro es también el más claro de los candidatos. Sin embargo no va a pasar a la segunda vuelta (si la hay).

No solo por lo que dicen las encuestas, tan cambiantes y tan poco de fiar, sino porque a fuerza de cultivar sus divisiones intestinas el Polo se ha ido desvaneciendo como opción electoral. Y Petro, que fue un brillantísimo parlamentario de la oposición, por buscar la presidencia se habrá perdido para el Congreso, en donde va a hacer falta.Así que tal como van las cosas las elecciones consistirán en escoger entre Antanas Mockus y Juan Manuel Santos.No es que sean muy distintos en cuanto a contenido: son dos modalidades del posuribismo uribista. Neoliberales ambos en materia económica. Como señala la revista Dinero, "sus propuestas son similares". Mockus, cuando fue rector de la Universidad Nacional, fue pionero de la privatización de la educación pública a través del alza de las matrículas para volverla rentable y luego, como alcalde, malvendió -malprivatizó- la Electrificadora.

Autoritarios los dos. De Mockus tuvimos demostraciones más que suficientes en sus años caprichosos de alcalde. De Santos, la prueba más reciente la dio su trato al periodista Darío Arizmendi que intentaba hablar de las campañas sucias: si así es de candidato...

Propagandistas sucios también los dos: Mockus no necesitó el consejo de un asesor venezolano para soltarle a Petro la insinuación venenosa de que "sigue teniendo teorías que de algún modo, directo o indirecto, justifican la violencia". Oportunistas, ambos: si Santos desembarcó en paracaídas en el partido obdulista de la U, Mockus se subió al de 'los verdes' para tener un vehículo que le permitiera registrarse, como quien toma en la calle un taxi que pasa libre. En cuanto a novedad, Santos no trae ninguna. Mockus sí. Mockus propone un cambio de estilo.

Solo que tampoco el estilo de Mockus resulta muy atractivo: un estilo curil, de misionero, con su saludo católico-budista de las manos en el pecho y su revelación -como si no se le notara en la cara- de que de niño ofició de acólito, y su promesa de que entrará en las bóvedas del Banco de la República acompañado por un sacerdote, como por un exorcista, y llevando la bendición de un cardenal que lo certifica como creyente en Dios. Y detrás de esa fachada de aguas mansas, la tentación autoritaria.


Se dirá que no es poco un cambio de estilo, tras ocho años del estilo corrompido y corruptor de Álvaro Uribe. Pasar de la reelección comprada con cohecho, de la 'seguridad democrática' engendradora de 'falsos positivos' (que Santos, como ministro de Defensa, condenó pero no investigó, y dejó en el aire destituyendo generales sin dar explicaciones mientras los soldados y los mandos medios van saliendo por prescripción sin juicio), de las recompensas para sapos, de la entrega de bases militares a espaldas del Congreso, del premio al transfuguismo, de las gabelas a los empresarios y las garantías extralegales a los contratistas... pasar de todo eso al respeto de la ley, como propone -y es creíble en él- Antanas Mockus, no es cosa de poca monta. Pero no es suficiente. ¿Otro mesías? No, por favor. ¿Otro que se disfraza, ya no de arriero paisa sino de superhéroe, para venir a salvarnos?


Pero reitero lo que dije aquí hace un par de semanas: es peor Santos. Y es deprimente, repito, que las elecciones en Colombia nos pongan a escoger siempre entre el cólera y la peste.


(Ahora: para que gane Mockus tiene que hacerlo de modo contundente en la primera vuelta. Si no, entre la primera y la segunda todas las fuerzas del establecimiento y todo el estilo del uribismo, plata, fraude, amenazas, se volcarán para pararlo. Porque aunque sea cierto que Mockus y Santos se parecen mucho, al uribismo eso no lo convence demasiado).

(*) Columna publicada en la revista Semana el sábado 15 de mayo de 2010.

1 comentario:

  1. Así es Antonio, el país se cierne entre los olores putrefactos e insoportables de la mierda y la sangre. Ayer, al parecer, siete millones de infaustos votantes sellaron la suerte de un país oscuro y derrotado por seres leoninos y cerriles de la talla de Uribe y Santos, motosierra y fusil los representan,!no es posible tanto degeneramiento!

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