lunes, 30 de noviembre de 2020

La Noticia, en Periodismo Libre


ASÍ TRABAJAN ESTUDIANTES DEL SENA EN EL CARRO ELÉCTRICO PARA CALI

Hablan Jerson Díaz y Jairo Fernando Estrada, estudiantes del Sena vinculados al Centro de Diseño Tecnológico Industrial, Cdti, de la institución.

PERIODISMO LIBRE
Cali, lunes 30 de noviembre de 2020

La Noticia, en Periodismo Libre


PROFESORES Y ESTUDIANTES DEL SENA Y UNIVALLE PRESENTAN PROYECTO DE CARRO ELÉCTRICO EN CALI

En acto cumplido el viernes 27 de noviembre de 2020 en Cali fueron presentados los avances del proyecto denominado Conversión de un Vehículo con Motor de Combustión Interna a Eléctrica.

Hablan en Periodismo Libre los profesores Óscar Román Tudela Rangel, docente pensionado de la Universidad del Valle, inspirador del proyecto de transformación de carros movidos por gasolina en carros eléctricos, y Walter Rentería, coordinador académico del Centro de Diseño Tecnológico Industrial, Cdti, del Sena en Cali.

En el acto participaron estudiantes, profesores y directivos académicos del Sena-Cali, principal ejecutor de la iniciativa, y de la Universidad del Valle, así como también representantes de algunas empresas de la región.

En nuevos informes audiovisuales presentaremos las opiniones de otros de los participantes en el certamen, llevado a cabo en un auditorio situado en el norte de la capital del Valle del Cauca.

Entrevista: Luis Alfonso Mena S.
Cámara: Santiago José Mena C.
Edición: Gabriel Jacobo Mena C.

*PERIODISMO LIBRE.*
Cali, domingo 29 de noviembre de 2020.

lunes, 23 de noviembre de 2020

¡Un libro, el mejor presente en Navidad!

SINOPSIS DEL LIBRO PERIODISMO INDEPENDIENTE EN COLOMBIA. La historia de la revista Alternativa (1974-1980) 

Esta investigación hace, primero, una presentación del impacto nacional y local que tuvo la aparición de la revista Alternativa, con especial referencia a su significado para una juventud llena de sueños y de luchas en la década de los años setenta del siglo XX en Colombia.

Luego, aborda el entorno histórico global y mediático de la época de su circulación, dentro del cual se destacaban un mundo en plena descolonización, una América Latina sometida por las dictaduras militares y una Colombia padeciendo los remanentes del Frente Nacional bipartidista y antidemocrático.

A continuación, toca el papel jugado por Gabriel García Márquez y el equipo de intelectuales que participaron en esta empresa de periodismo independiente.

Seguidamente, identifica y caracteriza cada uno de los grupos culturales e ideológicos que integraron sus equipos de Redacción, Fotografía y Artes.

Analiza, en capítulo contiguo, la actitud de Alternativa frente a las diversas organizaciones insurgentes, de manera especial su relación con el M-19.

Hurga, posteriormente, en los caminos que ella recorrió ante fenómenos como la crisis de la unidad de la clase obrera y de los sectores de izquierda entre 1975 y 1976, su rol en el Paro Cívico Nacional de 1977, su vinculación al plebiscito por 500.000 firmas para forzar la unidad de la izquierda en las elecciones de 1978 y su denuncia permanente e influyente de la represión y la violación de los derechos humanos por parte de los gobiernos de Alfonso López Michelsen (1974-1978) y Julio César Turbay Ayala (1978-1980).

Finalmente, efectúa un análisis de cómo todo lo anterior dejaba en evidencia una publicación que contribuyó a la lucha por la generación de espacios contra la arbitrariedad estatal y por la democracia, aunque su propósito de servir de puente para la unidad crítica de la izquierda no se pudiera cumplir en los términos y la magnitud que planteó su plataforma fundacional en 1974.

Luis Alfonso Mena S.

Ediciones Periodismo Libre, Cali, Colombia, 2020.

Pedidos: 317 3004785.


 

 

jueves, 5 de noviembre de 2020

De la minga a los votos de los pueblos latinoamericanos

 


LAS RESISTENCIAS POPULARES DERROTAN AL RÉGIMEN FANTOCHE DE DUQUE

 

Por Luis Alfonso Mena S.

Los acontecimientos que sacuden las tierras de Nuestra América por estos días parece que estuvieran transcurriendo de soslayo para las élites que tienen hoy en el gobierno de Colombia a un régimen neoliberal fantoche y despótico, representativo del bloque más rancio de la oligarquía bicéfala que compone el sistema de burgueses y terratenientes dueños del poder, enemigos de las resistencias populares.

 

Ideal para las élites y su régimen que esos acontecimientos sean mirados de reojo por la mayoría, sin detectar su enorme significado para los pueblos y, particularmente, sin evaluar el mentís que para las políticas estratégicas de las clases dirigentes del continente significan.

 

Por lo menos cinco acontecimientos recientes ponen en evidencia los anteriores enunciados: la multitudinaria protesta ciudadana del 9 y el 10 de septiembre en Bogotá y otras ciudades del país; la contundente minga de las comunidades indígenas entre el 14 y el 21 de octubre, en conjunto con la jornada nacional sindical y popular de este día en Colombia; el arrollador triunfo del Movimiento al Socialismo, MAS, en la elección presidencial cumplida en Bolivia el 18 de octubre; la apabullante votación por una nueva Constitución en Chile el 25 del mismo mes, y la consolidación del proceso comicial para la renovación de la Asamblea Nacional en Venezuela, que se cumplirá el 6 de diciembre de este 2020.

 

Aunque las miradas imperantes en Colombia los muestran como hechos completamente aislados, unos de acá y otros de allá, lo pertinente es verlos en sus concatenaciones para la sociedad y los poderes en Colombia y en América.

 

El régimen uribista de Iván Duque se caracteriza, entre otras posiciones, por su desembozado odio hacia los procesos políticos independientes, como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua, y hacia las resistencias antioligárquicas donde se den, empezando por las que están en marcha en Colombia desde el portentoso Paro Nacional del 21 de noviembre de 2019, y continuando con las de Chile y Bolivia.

 

En correspondencia con lo anterior, el régimen de Duque ejecuta una política exterior de absoluta sumisión a los intereses de la Casa Blanca y, de manera especial, a los de su regente actual, el ignorante y ultragodo Donald Trump.

 

POLÍTICA AL SERVICIO DEL IMPERIO

 

Esa línea ha conducido a que la política exterior del Estado colombiano sea totalmente dependiente de la del imperio estadounidense y a participar de manera directa en la conspiración y la agresión contra la República Bolivariana de Venezuela.

 

Para ello entrega la soberanía nacional permitiendo la presencia de tropas norteamericanas en nuestro territorio, incluso saltando tramposamente lo ordenado por la Constitución Política; arropa a centenares de mercenarios de la extrema derecha venezolana comandados por contratistas gringos; facilita burocracia y recursos del Estado para mantener en el país a los cabecillas de la conspiración, y se hace el de la vista gorda con los terroristas que incursionaron desde Colombia en las costas venezolanas de Macuto y Chuao en la llamada Operación Gedeón y fueron derrotados por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, a principios de mayo de 2020.

 

En esa tarea Duque, el Ministerio de Defensa, la Cancillería y el aparataje de Migración Colombia han estado al servicio de lo peor de la extrema derecha venezolana, y han participado de manera obsecuente en el llamado Grupo de Lima, al lado de Sebastián Piñera y de otros de su especie. El desastroso andamiaje intervencionista montado en la frontera colombo-venezolana el 22 y 23 de febrero de 2019 por el dúo Duque-Piñera así lo demuestra.

 

Esa hermandad conspiradora explica el hecho de que el gobierno colombiano jamás condenó la espantosa violación de los derechos humanos por parte de Piñera contra las diarias y multitudinarias manifestaciones del pueblo chileno que reclamaba desde octubre de 2019 condiciones dignas de vida, represión que dejó más de 40 muertos, centenares de heridos y miles de detenidos por los herederos del dictador Augusto Pinochet.

 

Y explica también el porqué, en cambio, Duque fue el primero en reconocer la dictadura de Jeanine Áñez, puesta en la Presidencia de Bolivia en noviembre de 2019, mediante una maniobra burda, por Luis Almagro, el tirano de la Organización de Estados Americanos, OEA, y por los golpistas internos financiados por el gobierno norteamericano, en medio de otra represión brutal.

 

Paralelamente, a medida que avanza el tiempo de su oscuro mandato, Duque cierra cada vez con mayor cinismo los resquicios de “democracia”, desvertebra la hipotética “separación” de poderes, emula con una de las peores épocas del autoritarismo post Frente Nacional en Colombia, el gobierno de Julio César Turbay Ayala (1978-1982) y su nefasto Estatuto de Seguridad, al tiempo que busca implementar las políticas de su patrón, Álvaro Uribe, y su violenta Seguridad Democrática, eufemismo con el que se encubrió lo que realmente ocurrió en el mandato uribista (2002-2010): crímenes de Estado.

 

En desarrollo de esa política, Duque se negó a atender los reclamos de las movilizaciones sociales prominentes de 2019, las enfrentó con la maquinaria más avezada en la violación de los derechos humanos y ciudadanos, el Esmad de la Policía, y no dudó, sin ninguna vergüenza, en excusar las brutales acciones de esa fuerza en la represión de la indignación popular del 9 y el 10 de septiembre de 2020, desatada luego del asesinato vil a manos de dos agentes del régimen de un indefenso abogado en Bogotá. La masacre oficial dejó trece jóvenes asesinados.

 

Su política de arrogancia y exclusión frente a los sectores populares ha quedado en evidencia con la estigmatización descarada contra la minga indígena, a la que sus funcionarios le hicieron todo tipo de señalamientos, y a la cual, con evidente racismo y odio de clase, se negó a atender no solo en el Cauca y Cali, sino en Bogotá.

 

LAS DERROTAS DE DUQUE

 

Pero la demostración de organización dada por el Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, que dirigió la minga, y la clara confrontación política que ella significó contra y frente al régimen constituyó la primera derrota para Duque.

 

El triunfo de Luis Arce y David Choquehuanca, candidatos del MAS, con una votación mayor en las presidenciales de Bolivia de 2020 (54%) en comparación con la obtenida por Evo Morales en 2019, echó por tierra la ardid tramposa del cabecilla de la OEA en el sentido de que había habido fraude hace un año, y puso sobre la palestra la derrota de todos los que se solazaron con el golpe de Estado de extrema derecha que derrocó a Evo, empezando por el gobierno de Duque.

 

Ocho días después vino el demoledor triunfo del pueblo chileno contra el gran aliado sureño de Duque en la conspiración contra Venezuela, Sebastián Piñera: una votación de casi el 80% de los participantes en el plebiscito contra la pétrea Constitución heredada de la dictadura de Pinochet dejó la tercera gran derrota a la derecha continental, incluidos en ella Duque y su jefe, Donald Trump.

 

Ahora se avecina la cuarta derrota para el régimen uribista, la de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela, que se cumplirán a pesar del sabotaje, los montajes y las maniobras injerencistas del cerco orbital impuesto por Estados Unidos, con la participación en primera línea del servil gobierno de Duque. Ninguna de las acciones contra este ejercicio democrático, que dejará totalmente sin piso político al monigote montado por Trump (Guaidó), ha fructificado.   

 

Así, pues, el injerencismo exterior del régimen colombiano está sufriendo derrota tras derrota a manos de los pueblos latinoamericanos contra los cuales se ha confabulado con Estados Unidos, como fiel mandadero suyo, más en estos días en los que esperaba ayudar a Trump a permanecer en la Presidencia a pesar de su desastroso mandato, y todo indica que fracasará de nuevo.

 

Y en el plano interno, subrayo, la minga también derrotó a Duque retándolo en su propio terreno, así éste haya huido a dar una vuelta por el malecón de Quibdó, en el Chocó, para eludir el eco del reclamo indígena, a 50 metros de la Casa de Nariño. Un reclamo que sigue retumbando y se multiplicará este 21 de noviembre de 2020.

 

Artículo publicado en el periódico El Colectivo de Medellín, el miércoles 4 de noviembre de 2020, edición No. 58.


miércoles, 4 de noviembre de 2020

Trump y Biden, dos caras de la misma moneda

 


LA PIRINOLA DEL IMPERIO


Por Luis Alfonso Mena S.

En las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de este 3 de noviembre volvió a caer la máscara de lo que nos han vendido como “la mayor democracia del mundo”. Nada más falaz.

 

A estas alturas de la post jornada no se sabe con precisión quién será el nuevo capataz del imperio, a pesar de que hay un ganador con amplia diferencia en el resultado general, Joe Biden, con más de cuatro millones de votos de ventaja.

 

Todo depende de unos cuantos estados en los que esperan el conteo de las papeletas enviadas por correo y del voto anticipado: Pensilvania, Nevada, Arizona y Georgia.

 

El sistema electoral estadounidense es antidemocrático, así casi nadie lo diga, porque la mayoría sucumbe deslumbrada ante los mapas llenos de cuadritos azules y/o rojos, y les parece “apasionante”, “interesante”, “complejo” y otros lugares comunes.

 

Se trata de un sistema en el que no hay proporcionalidad ni equidad y en el que, como ocurrió hace cuatro años, el candidato perdedor puede ser finalmente el elegido. Lo importante es que alcance 270 “votos electorales”.

 

En 2016, Hilary Clinton ganó en la elección general por más de tres millones de papeletas, pero el elegido fue Donald Trump.

 

Lo que impera es el juego de la pirinola: quien gana en cada uno de los 50 estados de la Unión se lleva todos los delegados ante el Colegio Electoral, organismo estatuido para designar, con base en los “votos electorales”, el presidente del país. Así el segundo haya logrado muchas papeletas, lo pierde todo.

 

Es un sistema pétreo que, como ocurre con otras instituciones (venta abierta de armas largas a tutiplén, por ejemplo) resulta inmodificable, a pesar de su demostrado desequilibrio.

 

Así que habrá que esperar que el enmarañado andamiaje electoral gringo se desenrede en las próximas horas o días y que, además, se resuelvan los artilugios y maromas jurídicas emprendidas por Trump en varios estados de reñida votación con el fin de torcer los resultados que no le son favorables.

 

La desventaja él ya la preveía, y por eso había amenazado con desconocer las cifras si no le eran convenientes, y ha puesto a funcionar su maquinaria de abogados.

 

En todo caso, nada tienen los pueblos del mundo qué esperar del nuevo administrador de la Casa Blanca (seguramente Biden), salvo más cercos militares, bloqueos económicos, políticos, diplomáticos o invasiones, como ha sido la contante histórica de EE.UU.

 

En eso “demócratas” y “republicanos” se dan la mano. Porque, como ocurre con todo imperio, lo importante para ellos es la supervivencia de su hegemonía, y no dudarán en continuar el sojuzgamiento de las tierras y las poblaciones que osen ser independientes y soberanas.

 

Luego de este 3 de noviembre la pirinola seguirá incólume en el sistema electoral gringo, contribuyendo en la definición de poderes con supremacía blanca, racista y segregacionista.

 

En últimas, esa es la esencia de ese mecanismo, y para ello fue establecido.

 

Y en Colombia, el régimen uribista en el poder se acomodará a Biden, aunque hizo sectaria campaña por Tump, para rendir pleitesía al nuevo emperador y seguir entregando el país con el servilismo que ha caracterizado Iván Duque a lo largo de todo su gobierno.  

 

Cali, miércoles 4 de noviembre de 2020.