HASTA SIEMPRE, DULCE HERMANA
¿Sabes, hermana? En estos días en los que hemos estado con el alma en vilo y el corazón en sobresaltos, verte allí, tendida en tu lecho de enferma, resistiendo por tu vida, guerrera frente al dictamen del destino, me has hecho pensar sobre las circunstancias de nuestro trasegar vital por los tiempos.
Al recorrer los momentos a tu lado aun guardados en mi memoria, lo que más valoro de tu existencia es tu lucha sublime ante la soledad.
En los instantes cruciales del ser humano, cuando su ciclo histórico y natural se cumple, se suele llamar al perdón, a la fuerza, a la oración.
Sin embargo, hoy yo llamo al reconocimiento, a reconocer tu valentía frente a las vicisitudes de tu tiempo y a las diferencias en el ser.
Fuiste noble compañía y apoyo de papá y mamá, tus grandes amores, y hoy nos dejas, trece y cuatro años después, respectivamente, de que ellos lo hicieran, sin haberte podido reponer a sus ausencias.
La vida nos va trazando caminos que a veces se tornan más agudos y crispados, y perder a nuestros amorosos soportes nos lastima más que a muchos otros seres.
Fue tu caso: la ausencia irreparable de papá y mamá laceró tu ser hasta hoy cuando, fiel a tus creencias y a tu infinita devoción, te reencontrarás con ellos en algún espacio del universo inasible, en alguna montaña azul del infinito.
En nuestro camino por los días y las cuestiones humanas no nos percatamos de la valía del otro, de la otra, nos solazamos con nuestros egos y nos encerramos en nuestros sesgos.
¿Sabes, hermana? En la sencillez de tu vida, refugiada siempre en el inmenso amor de papá y mamá, te despojabas de lo poco de lo que disponías para ofrecerlo en los momentos difíciles de tus hermanos y sobrinos.
En tu último cumpleaños, el 11 de diciembre de 2023, compartimos una torta y un café.
Desde ahora ya no me dirás más “Luisito, quiero un cafecito”.
Hasta el viernes 7 de junio, cuando te llevamos a Urgencias, estabas vital. Luego, todo se desencadenó y devastó tu humanidad.
Nos queda tu sonrisa, tu bondad, la compañía de tus palabras de aliento, tus gestos solidarios, tus saludos amorosos a los muchachos, a Susanita, “el cuídese, mijo”.
Hasta siempre, dulce hermana.
Vivirás en nuestra mente y en nuestro corazón.
Ve en paz al encuentro definitivo con nuestros amados padres.
Luis Alfonso Mena Sepúlveda.
Cali, viernes 26 de julio de 2024.
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