domingo, 22 de mayo de 2011

3. Análisis. El clientelismo se consolida

Tornillos y tenaza en la Santiago

Si la comunidad universitaria no reacciona ante las nuevas maniobras, no habrá cambios en la subcultura del clientelismo, que en el argot de algunos se llama “régimen de lealtades”. Y habrá desaprovechado la ocasión para darse no sólo un gobierno diferente, sino para cambiar el sistema que tiene postrada a la institución.

Por Luis Alfonso Mena S. (*)
El régimen de la Universidad Santiago de Cali, Usaca, maniobra y trata de recomponerse acomodando fichas, buscando una muy frágil relegitimación.

Para ello utiliza nuevos actores, incluso algunos procedentes de la escasa oposición que existió en el desprestigiado Consejo Superior.

Éste, aprovechando las afugias propias de la finalización del semestre, se atornilla, promete “reformarse” y pasar de agache.

Le apostó a dejar correr el tiempo y a esperar que las protestas, por diferentes circunstancias, amainaran.

Tan pronto las exigencias estudiantiles dieron como resultado la salida de Hebert Celín Navas de la rectoría de la Usaca, alguien comentó: “Se rompió el régimen de lealtades”.
Sintomática expresión ésta: “régimen de lealtades”. Así, de esa magnitud es el statu quo de la Santiago: su nutriente son “las lealtades”.

Y tan pronto fue designado un rector encargado, alguien exclamó: “Ha retornado la legitimidad”. [1]

Frágil concepto de legitimidad, en dependencia directa con el administrador de la burocracia y no en relación consecuente con las transformaciones estructurales que reclama de manera urgente la Universidad.

A la sombra de la nueva “legitimidad”, a un rector interino le facilitan la campaña electoral, pues también aspira a ser escogido en propiedad.

Fue ese mismo rector (e) quien no dudó en meter a decenas de agentes del Esmad de la Policía al alma máter, en la penumbra de las 3:00 de la madrugada del sábado de Semana Santa, para sacar a cuatro estudiantes. ¿Dónde quedó el diálogo?

Y el mismo que ahora ordena llamar a descargos a cinco profesores, en una clara intención de coartar la libertad de crítica, expresión y protesta, derechos consagrados en la Constitución Política.

Todo indica que entrará a operar la tenaza para castigar a aquellos que han cuestionado, en escritos y asambleas, el desgreño existente en la institución.
Tornillos y tenaza, en vez de soluciones. Esa es la Santiago.

Ello explica el porqué cuerpos directivos e incluso profesorales de la Usaca trataron con desdén la propuesta de refundación de la Universidad formulada por un grupo de docentes y numerosos estudiantes, que en la asamblea general del 23 de marzo la postularon como estrategia idónea para una solución de fondo, radical, a la crisis.

Lo que se busca por parte de los “relegitimadores” es pasar una brocha de barniz al frontispicio de la Usaca para que, instaurado un sistema de nuevas lealtades, el poder de lo estático se mantenga. Así cueste sacar profesores y estudiantes que no tragan entero.

Si la comunidad universitaria no reacciona ante las nuevas maniobras, no habrá cambios en la subcultura del clientelismo, que en el argot de algunos se llama “régimen de lealtades”.

Y habrá desaprovechado la ocasión para darse no sólo un gobierno diferente, sino para cambiar el sistema que tiene postrada a la institución.

(*) Director de ¡PERIODISMO LIBRE! y docente de la Usaca. El texto fue publicado originalmente en el periódico Paréntesis, edición No. 15, mayo-junio de 2011, pág. 3. luismena7@gmail.com.
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 [1] El rector encargado fue elegido en propiedad por el Consejo Superior de la Usaca, el miércoles 18 de mayo, por 83 votos de los 121 que integran ese organismo.

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