El Valle, entre crisis y oportunidades
Por Jorge Enrique Almario G. (*)
Aunque oficialmente la recesión mundial terminó, la reactivación no será pareja ni prolongada para todos los países ni para todas las regiones.
A Colombia la llamada “crisis global más profunda de la economía desde la gran depresión de 1928” la dejó sumida en una recesión cuyos efectos se expresan este año en un crecimiento económico “cero”, alto desempleo y la caída de sus ventas al exterior tras la crisis con Venezuela y Ecuador. Lo anterior significa que la reactivación puede ser mucho más lenta y tortuosa para Colombia que para el resto de países de América.
Para empezar, la industria nacional sigue paralizada, ya no tanto por la falta de crédito o materias primas, sino por la falta de compradores para la producción del 2010 y el 2011, ya que Estados Unidos redujo las importaciones de productos colombianos en un 26% este año, mientras la crisis diplomática con Venezuela y Ecuador le significa a Colombia la pérdida de dos mercados que absorvían el 30% de su producción y va a ser muy difícil conseguir compradores de esa magnitud.
Para el Valle del Cauca la situación económica es particularmente delicada si la comparamos con el resto del país, pero a la vez registra mejores oportunidades que las regiones cuyas economías dependen de productos agrícolas y mineros, debido a que la nuestra es una región industrial, transformadora de productos para el mercado internacional y poseedora de una plataforma de servicios altamente atractiva para los países vecinos y aunque estos no nos están comprando hoy, no podemos renunciar al proceso de integración comercial de la noche a la mañana debido a lo complejo de esas relaciones.
El gráfico (con información del Dane) revela que los tres grandes compradores de nuestros productos son justamente los que hoy no nos están comprando por diferentes razones y pese a los esfuerzos de Proexport, por buscar nuevos mercados que reemplacen los actuales, esa tarea será lenta y de muy bajos resultados.
Es necesario precisar que hoy en el departamento del Valle enfrentamos problemas como el cierre de empresas, el desempleo y la pérdida de calidad de vida que deben ser atendidos urgentemente.
Las cifras son elocuentes: un desempleo del 14,2%, mientras el promedio nacional (en las 13 principales ciudades de Colombia) es del 13,8%. Las ventas al exterior cayeron un 22% a Venezuela y Ecuador y un 25% a EE.UU, cerca de 120 empresas relacionadas con el comercio ecuatoriano o venezolano se vieron en la obligación de cerrar, mientras cerca de 220 bajaron el ritmo de producción, pero en ambos casos eso significa el despido de trabajadores.
Trimestralmente el Valle pierde cerca de 139.000 puestos de trabajo que la economía informal no logra absorber, ya que cerca de 60.000 personas ingresas a la informalidad en el Valle cada tres meses.
El grafico muestra que la economía colombiana creció el año pasado muy por debajo e los niveles alcanzados en el 2007. Para este año, el crecimiento será “cero”, lo que tenderá a agravar la situación social para las regiones que como el Valle cuentan con una economía orientada al comercio internacional con sus vecinos.
Como si fuera poco, las remesas de los emigrantes vallecaucanos se han reducido en un 22% desde que estalló la crisis mundial, debido a que se quedaron sin empleos y sin recursos para enviar a sus familias.
La caída de los giros de “la legión extranjera” de trabajadores antes de la crisis era de 4.500 millones de dólares cada año, cerca del doble de las exportaciones de café, al punto que representaron el 2% del PIB nacional.
Lo grave del panorama es que gobiernos como los de España y otros de la Unión Europea están aplicando la llamada “directiva de retorno”, que consiste en devolver a los colombianos con unos pocos recursos.
Hasta el momento han sido “repatriados” cerca de 500.000 emigrantes que ya estaban acomodados en el exterior. A ese ritmo, en dos años estarían de regreso cerca de un millón y medio de nacionales, de los cinco millones que trabajan en el exterior y envían recursos a cerca de 15 millones de familiares que los esperan para poder sobrevivir aquí.
Si nos devuelven esos cinco millones de colombianos que ya se habían acomodado por fuera, ¿qué les vamos a ofrecer aquí, si precisamente emigraron porque no encontraron empleo en su tierra? Es necesario precisar que cerca de 1,5 millones de vallecaucanos de los 4,5 millones que habitan este Valle del Cauca reciben giros de sus familiares en el exterior para complementar sus ingresos.
Una alternativa de emergencia
Ante la realidad que nos rodea hoy, que de no ser atendida podría desestabilizar todo el suroccidente colombiano, se requiere con urgencia adelantar un plan mínimo basado en cuatro objetivos para aprovechar el fin de la recesión mundial y reactivar la economía regional por una ruta más segura que la que tenemos hoy:
1.- Preservar los actuales empleos que generan ingresos y estabilidad en el Valle, como los de la industria azucarera, los de los sectores oficiales, en especial de las empresas prestadoras de servicios públicos y las empresas que orientan su producción al mercado interno, poniendo fin a los despidos y comprometiéndose en un pacto social por el Valle.
2.- Conformar una delegación, con el visto bueno del Gobierno Nacional, que, como en el departamento de Nariño, busque un diálogo estrictamente comercial con las autoridades, gremios y empresas de Ecuador y Venezuela, a fin de definir unos rubros o posiciones arancelarias generadas en el Valle, para ser comercializadas en el Ecuador y Venezuela, teniendo en cuenta que se trata de bienes esenciales para mantener la calidad de vida a lado y lado de la fronteras.
3.- Que los vallecaucanos, con nuestra autoridades a la cabeza, le propongamos al Ministerio de Relaciones Exteriores una comisión para hacer lobby ante el Parlamento español (cortes), el Parlamento europeo y el Congreso de los Estados Unidos (que también está discutiendo un proyecto de ley de migraciones), para que esas leyes de migraciones no incluyan la “directiva de retorno” pues no es justo que compatriotas nuestros hayan contribuido a incrementar las riqueza de Europa y EE. UU. en el pasado inmediato y ahora se les expulse como naranjas exprimidas.
4.- Que la Gobernación del Valle y los gobiernos municipales aceleren los proceso de licitación, concursos y contrataciones encaminados a la ejecución de obras públicas que generen empleo masivo y mejoren la plataforma de competitividad de la región, a fin de preparar al Valle para los retos de la reactivación económica global. Los recursos de las caletas e incautaciones al narcotráfico serían parte de los recursos que se requieren para esas obras
(*) Periodista y analista económico.
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