domingo, 17 de junio de 2018

Análisis. Más de ocho millones de votos para seguir construyendo

Mapas de Colombia y del Valle del Cauca con los resultados de las elecciones de segunda vuelta. En morado los departamentos y municipios del Valle del Cauca en donde triunfó la Colombia Humana. (Fuente: Registraduría Nacional del Estado Civil).


SE HA SEMBRADO, LA COSECHA VENDRÁ

Por Luis Alfonso Mena S.
Los resultados electorales de este domingo 17 de junio demostraron que la sociedad colombiana continúa amarrada, en un porcentaje muy alto, por las clases dominantes corruptas, violentas y excluyentes, que han sumido al grueso de la población en un caldo de atraso político y conservadurismo, con base en el cual aquellas se han perpetuado en el poder a lo largo de 200 años.

Pero no todo está perdido. Se ha avanzado mucho. En el Pacífico colombiano el pueblo le respondió a la Colombia Humana. En todos sus departamentos, incluidos el Valle del Cauca y su capital, Cali, ganó Gustavo Petro. También en Bogotá, Atlántico, Sucre y Vaupés.

Y en otros departamentos hubo registros importantes para Petro. Las diferencias más grandes que le facilitaron el triunfo a Iván Duque estuvieron en Antioquia, reducto de su jefe, Álvaro Uribe, y en regiones del oriente del país.

Más de ocho millones de votos este domingo por Petro y la confluencia de fuerzas alternativas, socialdemócratas y de izquierda que lo respaldaron son un caudal sin precedentes que debe ser encauzado en las luchas que se avecinan por los poderes regionales y locales.

Ese es uno de los grandes frutos de esta gran pelea desigual dada por quienes apoyaron a la Colombia Humana y a Petro, cuya campaña se desarrolló enfrentando la ofensiva de todos los medios masivos de las élites dominantes, la guerra sucia descomunal contra sus tesis, un sistema electoral profundamente antidemocrático y la coalición sin pudor montada por todos los partidos del establecimiento conservador, que pusieron detrás de Duque a los máximos representantes de la corrupción, las mafias, el clientelismo y la politiquería.

Lo que sigue ahora es la construcción de un gran movimiento social y político que, desde el Congreso de la República, pero también desde los barrios y las veredas de todo el país, defienda la paz, persista en procura de las transformaciones que urge la nación y haga valer los más de ocho millones de votos de ciudadanos libres y conscientes que sueñan con una sociedad democrática y justa.

La unión de los monopolios empresariales, el gran latifundio y sus políticos en el poder queda notificada: tendrá una gran oposición, irreductible, en las cámaras legislativas y en las calles.

Colombia no volverá a ser la misma de ahora en adelante. Hay una avanzada de más de ocho millones de seres vigilantes y actuantes. Que seguirá creciendo.

Se ha sembrado. La cosecha tendrá que venir. La lucha continúa.

Cali, lunes 18 de junio de 2018.

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