domingo, 3 de octubre de 2010

Análisis. Desempleo, CAT, malos salarios, bancos

Las otras violencias

El hambre, la falta de empleo, la humillación del subempleo, la pauperización del trabajo, la expoliación y el hurto legalizado de los bancos contra los usuarios, la explotación de los empresarios a sus obreros, la falta de tierras de los campesinos, la corrupción… Son las otras violencias de las que pocos hablan. Porque, al parecer, la mayoría hoy prefiere que el Gobierno siga contando cadáveres…

Por Luis Alfonso Mena S. (*)

Por estos días el Gobierno de Colombia se solaza contando cadáveres en señal de triunfo…

Una vez más los viejos y los nuevos voceros de la oligarquía creen que entre más muertos cuenten más afianzarán su poder, sus intereses.

Así ha sido siempre. Desde las peleas entre las milicias de liberales y conservadores en las guerras civiles del Siglo XIX, hasta el ensayo con Rojas Pinilla y, luego, con el Frente Nacional, a mediados del Siglo XX.

Pero en Colombia a una guerra ha seguido siempre otra. Los muertos son reemplazados y las contiendas, con nuevos nombres, continúan. La lista de cadáveres crece ad infinítum.

El Gobierno seguirá contando cadáveres, mostrándolos a los medios de las élites para que hagan sensacionalismo y vendan y vendan.

Mientras tanto, el desangre entre colombianos no se detendrá.

Pedir que haya negociación política del conflicto armado de 60 años existente en el país para evitar cien mil o un millón de muertos más se volvió un lugar común, que los grupos de poder no están interesados en atender.

¿Por qué? El conteo de cadáveres sirve para esconder las otras formas de violencia imperantes.

Recordemos, rápidamente, algunas de ellas:

1.- El hambre, que azota a millones de compatriotas y que no se resuelve con las míseras y clientelistas migajas de Familias en Acción. Las tasas de pobreza, de miseria absoluta y de desigualdad figuran entre las más altas del continente.

2.- El desempleo: dos millones y medio de colombianos se debaten todos los días entre dificultades terribles, porque no tienen con qué sostener a sus familias.

3.- El “empleo” informal y el sub empleo, con los cuales millones de compatriotas más intentan, sometiéndose a la humillación en semáforos, calles y plazas, llevar algo de comer a sus hogares.

4.- Las cooperativas de Trabajo Asociado, CAT, verdaderas lacras con las cuales la oligarquía, a través de sus legisladores en el Congreso, creó un monstruo que le sirve para zafarse de sus responsabilidades laborales y esquilmar el salario de los trabajadores.

5.- Los bancos y demás entidades financieras, que les meten las manos a los bolsillos de millones de colombianos con cobros infames por los “servicios” que prestan y los exorbitantes intereses que les arrancan por créditos diversos.

6.- El empresariado mezquino, que usufructúa las multimillonarias gabelas que les otorgó Álvaro Uribe dizque para que generaran empleo (seis billones de pesos mal contados) y lo único que hicieron fue acrecentar sus fortunas mientras el empleo bajaba.

7.- Los terratenientes insaciables, que ocupan las mejores tierras, excluyen a la gran masa de campesinos, se nutren de Agro Ingreso Seguro y que no dudaron en apoyar a grupos armados ilegales para que les sirvieran de garantía a su poder feudal.

8.- Los políticos y gobernantes corruptos, otro cáncer insaciable que hace metástasis por toda la geografía nacional, que se apropia de por lo menos cuatro billones de pesos cada año, dineros pagados por los colombianos en sus impuestos y demás gravámenes.

El hambre, la falta de empleo, la humillación del subempleo, la pauperización del trabajo, la expoliación y el hurto legalizado de los bancos contra los usuarios, la explotación de los empresarios a sus obreros, la falta de tierras de los campesinos desplazados, la corrupción…

Todos son generadores de violencia, que se refleja no sólo en los campos y las selvas colombianas. Se palpa también, ¡y de qué manera!, en las barriadas y comunas de nuestras ciudades, donde crecen de manera alarmante las cifras de homicidios diarios y los fenómenos de delincuencia común.

Es violencia derivada de la voracidad de grupos de burgueses y latifundistas que siempre han detentado el poder en Colombia, que adecúan las leyes con sus mayorías en el Congreso y que tienen en sucesivos gobiernos a quienes las ponen en marcha.

Son las otras violencias de las que pocos hablan. Porque, al parecer, la mayoría hoy prefiere que el Gobierno siga contando cadáveres…

(*) Director de la revista virtual ¡PERIODISMO LIBRE! luismena7@gmail.com.

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