Los graves problemas que afronta el campo colombiano, se ven más ahondados con los productos que llegan por los TLC firmados por Colombia. (Foto tomada de El Diario). |
Los
marginados, al Paro
Hoy un litro de leche producido en el país cuesta más que el mismo litro
de leche de las vacas norteamericanas o la leche producida en el viejo
continente, con el agravante de la entrada en vigencia los TLC, y sin la
protección adecuada de la producción nacional “ya ni siquiera vamos a
alimentarnos los colombianos de nuestra tierra”, explica Juan Álvarez, lechero
del Sumapaz.
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Por Hernán Camacho
La cuestión agraria es uno de los orígenes del
conflicto social y armado en el país. Cada uno de los nombres que ha ocupado la
silla presidencial en las cinco últimas décadas en Colombia, ha hecho hasta lo
imposible por profundizar más la crisis campesina.
El abandono estatal, ignorar al campesino como
sujeto político, la ausencia de desarrollo integral rural, la firma de los
tratados de libre comercio, las políticas públicas agrarias en beneficio de
grandes propietarios de tierra y el modelo económico, son apenas una muestra de
las razones del campesinado para afirmar que el campo está quebrado.
No hay sector de la producción agrícola que se
salve de la crisis y que no se una al paro del próximo 19 de agosto. La
movilización nacional no tiene marcha atrás a pesar de los menudos esfuerzos
que hace el gobierno por desarticular la movilización con el mismo criterio de
siempre “no hay razones para protestar”.
Los cafeteros, algodoneros, paperos, lecheros,
medianos ganaderos y en general el campesinado excluido de las política agraria
de desarrollo han dicho que es la oportunidad histórica de reclamar lo que se
les ha negado por años. “Ya nos reunimos en cada departamento con la base
social para movilizarnos y hacernos presente en el paro nacional que arranca el
19 pero va más allá”, le dijo a VOZ, Eberto Díaz, presidente de Fensuagro.
Hoy un litro de leche producido en el país cuesta
más que el mismo litro de leche de las vacas norteamericanas o la leche
producida en el viejo continente, con el agravante de la entrada en vigencia
los TLC, y sin la protección adecuada de la producción nacional “ya ni siquiera
vamos a alimentarnos los colombianos de nuestra tierra”, explica Juan Álvarez,
lechero del Sumapaz.
Soberanía alimentaria
Pero más allá de las percepciones de los campesinos
en su quehacer diario, es importante echar un vistazo a las cifras de la
Defensoría del Pueblo, que revelan un hecho significativo para Colombia. El 40%
de los colombianos, unos 20 millones de personas, están en condiciones de
inseguridad alimentaria. Por ello la importancia de volcar los esfuerzos por la
transformación real del campo colombiano con nuevos modelos de producción
agropecuaria.
Y es que las peticiones campesinas son a lugar. La
ONU en su estudio anual sobre desarrollo social en 2011, titulado: Colombia
Rural Razones para la Esperanza, afirmó que la tercera parte de la población
rural vive en pobreza extrema aunado a que el 75,5% de los municipios que
conforman el país son rurales. Hechos y cifras significativas para atender una
necesidad: el desarrollo integral.
Lo que se busca con la movilización es que el
gobierno replantee las políticas del campo colombiano, que hoy están
encaminadas a un modelo de desarrollo económico de gran escala con los
agronegocios que se encuentran en manos del capital financiero y especulativo.
Es una falacia el modelo de asocio, gremio-campesino, que presenta como
alternativa de modernidad para el campo el presidente Santos.
El modelo híbrido de desarrollo no va a funcionar,
aseguran voceros del campesinado. Las intenciones de apropiarse de extensiones
de tierra cultivable o de baldíos en Colombia por parte del gran capital juegan
en favor de la profundización de la crisis.
Los recientes levantamientos del campesinado en El
Catatumbo exigiendo una Zona de Reserva Campesina, es parte de la solución al
infarto agrario. Lo que no está bien visto, dicen analistas, es que los dueños
de la industria o la banca se apropien ilegalmente de baldíos y se les premie
con una ley a su medida. Así no puede ser una política agraria.
¿Pero cuál puede ser el modelo de desarrollo capaz
de integrar la soberanía alimentaria y la producción campesina? La respuesta es
apenas obvia, una reforma agraria. Pero mientras ésta llega, una alternativa
que bien vale la pena aplicar es justamente las Zonas de Reserva Campesina, que
según datos de la ANZOR, la asociación que integra los 58 procesos campesinos
en todo el país, estos serían capaces de producir un 70% de la producción de
alimentos para los colombianos.
El paro es una movilización amplia de muchos
sectores “afectados con la política neoliberal, las privatizaciones, la
política de cierre de empresa e industria nacional, por la desatención de la
salud pública en el país como efectivamente los trabajadores de la salud han
dicho que entran al paro”, dijo Eberto Díaz, explicando el carácter nacional de
la protesta. “Donde existan campesinos vamos a parar”.
En ese sentido amplio de la protesta los mineros se
harán presentes. Los medianos, pequeños y tradicionales mineros han sido
desplazados y criminalizados por defender su trabajo ancestral o artesanal
contra la explotación de subsuelo por grandes compañías mineras.
Desde Marmato, Caldas, pasando por Antioquia, hasta
Chocó han reiterado que al paro nacional agrario se suman porque en esencia sus
peticiones no han sido escuchadas por el gobierno.
La Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de
Interlocución y Acuerdo, presentó ante el Ministerio de Agricultura seis
peticiones concretas. El campesinado espera que el gobierno no repita su
nefasto actuar: represión, judicialización y persecución a los campesinos “y
que tampoco nos eche el cuento que lo que pedimos está negociándose en La
Habana”, reiteró Eberto Díaz, al precisar que los campesinos tienen sus propias
reivindicaciones. “Somos los marginados del poder los que estaremos en las
calles”, indicó el dirigente de Fensuagro.
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