lunes, 19 de agosto de 2013

Noticia. Un pueblo contra una multinacional minero-energética

El pueblo de Piedras votó en su absoluta mayoría en contra del proyecto megaminero de la multinacional AngloGold. (Foto tomada de: Radio Macondo).
Histórica decisión ambientalista de Piedras, Tolima

La megaminería a cielo abierto y la locomotora minero – energética, son productos de decisiones políticas.  En consecuencia resulta inane pensar que la lucha ambientalista no tiene nada que ver con la lucha política. Todo, está debidamente concatenado.
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Por Nelson Lombana Silva
La soberana decisión del pueblo de Piedras, Tolima, de rechazar la anti ambientalista política de la locomotora minero – energética del presidente Santos es histórica. Con decisión y coraje el 99.2 por ciento dijo categóricamente no a la presencia de las multinacionales y transnacionales, especialmente la Anglo Gold Ashanti.

Un análisis político nos podría dimensionar el hecho para desarrollarlo en el departamento y en el país. Nos daría luces sobre las causas y los efectos de una política imperialista que como tal se impone a la fuerza y de espaldas al país nacional del cual hablara en su momento Jorge Eliécer Gaitán Ayala.


Sería un error catastrófico encerrarlo única y exclusivamente en el escenario ambientalista, como algunos lo proponen. Sería un análisis superfluo y muy limitado, distante del momento histórico que estamos viviendo. Como diría alguien: El toro hay que cogerlo por los cuernos.

Partir del análisis sistémico del capitalismo sería interesante, porque nos permitiría mirar con amplitud la problemática ambientalista y la relación intrínseca que hay con otras problemáticas de carácter social, político, económico y cultural. Es decir, la propuesta va encaminada a mirar la problemática en su conjunto y no por simple abstracción.

Así, nos permitiría superar contradicciones bastantes pronunciadas y evidentes como rechazar la megaminería, pero apoyar el régimen capitalista. Condenar la megaminería a cielo abierto, pero identificarse con la locomotora minero – energético del presidente Santos.

Se exige un poco de coherencia. Y esa coherencia está determinada por el conocimiento político del régimen en el cual sobrevivimos los pobres de Colombia. El argumento es elemental: La megaminería a cielo abierto y la locomotora minero – energética, son productos de decisiones políticas.  En consecuencia resulta inane pensar que la lucha ambientalista no tiene nada que ver con la lucha política. Todo, está debidamente concatenado.

El capitalismo tiene una crisis estructural profunda. Las grandes potencias se zambullen al calor de sus diversas contradicciones, que va de lo económico, lo político y lo ético a lo ambiental, cultural e ideológico. En síntesis, la crisis en las alturas del poder imperial es estructural e integral.

En esas condiciones, dicho sistema es cada vez más incapaz de resolver la problemática de la humanidad con todos sus afanes y preocupaciones. Se vuelve cada vez más agresivo y violento. Además, se niega a perder su dominio imperial. Eso explica por qué los presupuestos de defensa de los países dominados por el capitalismo son generalmente los más amplios y jugosos, en relación con otros como salud y educación.

Esa crisis mundial del capitalismo se niega el capitalismo a reconocerla y asumirla, acudiendo descaradamente a los países tercermundistas o subdesarrollados para tratar de sobreaguar en parte su brutal crisis, que ellos generaron con sus políticas antipopulares e imperialistas.

Una salida demencial, es la reprimarización de la economía. Es decir, volver a lo que se hizo hace 500 años atrás en este continente a sangre y fuego: Sacarle a la Pachamama (Tierra) sus metales con el  mismo fin: Robarlo para fortalecer ayer el imperio español, hoy el imperialismo norteamericano.

Entender la lucha ambientalista en esa dimensión tiene necesariamente que desarrollar propuestas audaces, amplias, democráticas e incluyentes. Unir las distintas rebeldías como dice la Marcha Patriótica para encausar la resistencia con éxito. No podemos hacer una lucha marginal, cada quien por su lado y a su modo. Hay que tener trascendencia y posición estratégica, la cual se va depurando y fortaleciendo al calor de la lucha callejera, la lucha política, la lucha social, la lucha ambientalista, la lucha cultural y la lucha ideológica. “La unidad nos hará libres”, dice Simón Bolívar.

Si entendemos que estamos enfrentando un monstruo de mil cabezas, el capitalismo neoliberal en su agonía, seguramente entenderemos que la unidad es el camino para avanzar y luchar por la defensa de nuestros recursos naturales y ambientales. El principal valor de la consulta popular de Piedras, Tolima, está en la demostración de que las multinacionales y transnacionales con todo su poder económico, corruptor, criminal, político y mediático no es invencible, se pueden derrotar si unimos rebeldías y nos despojamos de pequeñeces.

Ese es el principal de desafío hoy. Es el reto que debemos asumir sin sectarismos y sin ambigüedades. 

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