Momento en que María José Pizarro se dirgía a los asistentes al acto de la Unión Patriótica. (Foto tomada de semanariovoz.com). |
“Quiero agradecer
a todos los que han sobrevivido a este genocidio por estar de pie”
“Esta memoria
con la que transitamos nace del amor y no del odio, nace del respeto y la
comprensión por el camino que eligieron nuestros padres, nace de la
reconciliación con nuestro propio pasado, pero también proviene de una mirada
no subordinada de ver el mundo”
María
José Pizarro, hija de Carlos Pizarro León Gómez, líder del M-19 asesinado por
la oligarquía colombiana, presentó un emotivo saludo a la candidata
presidencial de la Unión Patriótica, Aida Avella Esquivel, y expresó palabras
de gratitud para los luchadores que ofrendaron sus vidas en la búsqueda de una
sociedad justa.
El
acto, denominado Encuentro de la Esperanza, tuvo lugar en Bogotá el viernes 14
de febrero. Estas fueron sus palabras.
“Estamos
reunidos aquí en este Encuentro por la Esperanza para saludar a Aída Avella,
también para rendir homenaje a los miles de hombres y mujeres como mi padre,
Carlos Pizarro, y como los más de tres mil asesinados y desparecidos de la
Unión Patriótica, también a un número incalculable de hombres del M-19 y otros
luchadores populares, número que aún no hemos podido establecer.
Son
miles de mujeres y de hombres que a lo largo de la historia de nuestro país
protestaron de una manera colectiva o se rebelaron contra la ausencia de
democracia, y en la construcción de una vida generosa nos indicaron un camino
de respeto hacia el conjunto del país. En resumen, fue una generación digna.
Nosotros
no podemos ser menos, es nuestro deber y nuestra herencia, el compromiso con la
paz y construcción de una manera de comprender la convivencia entre los
colombianos. Esta reivindicación es, en definitiva, un medio de reconciliación
con nuestro pasado como individuos y como nación.
Nosotros,
los hijos de esa generación de luchadores, reivindicamos y retomamos desde la
memoria los ideales y valores de nuestros padres, sueños truncados que se
convierten en una deuda pendiente con nuestros pueblos al ser estos los
herederos de esta lucha por una sociedad más justa. Nosotros, los herederos de
esa generación que entregó a sus mejores hombres en la construcción de una
realidad incluyente y diversa, debemos hacernos cargo de esa herencia.
Rescatando
estas utopías, logramos dotar de un nuevo significado la palabra rebeldía, un
significado que nos incluya y reconozca a todos ellos. Y debemos dejar bien
claro que esta memoria con la que transitamos nace del amor y no del odio,
nace del respeto y la comprensión por el camino que eligieron nuestros padres,
nace de la reconciliación con nuestro propio pasado, pero también proviene de
una mirada no subordinada de ver el mundo, de una mirada que comprende la
historia de su lucha, pero no acepta las justificaciones de un Estado impune y
una sociedad indolente. Es una memoria libre de opresiones y revanchismos
inútiles.
Por
eso hoy, quiero agradecer a nuestros padres por su ejemplo, pero también
a sus hijos, que aún son mis hermanos, a los hijos de José Antequera y de
Francisco Gaviria. Quiero agradecer a todos ustedes, los que han sobrevivido
a este genocidio, por estar de pie. Quiero enaltecer la memoria de quienes
han muerto por forjar un país mejor para nosotros y nuestros hijos. Esta es
nuestra herencia y también nuestro orgullo: aspirar a un destino con paz y dignidad.
Gracias a todos por su esperanza”.
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