Imelda Daza Cotes, cuando concedía la entrevista al editor de PARÉNTESIS, en Cali. (Foto: Mauricio Villegas).
“TERCAMENTE
INSISTO EN QUE LA PAZ ES POSIBLE”
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Por Luis Alfonso Mena
S. (*)
Ingresó
al salón donde estaba programada su intervención en Cali con un saludo
sencillo, pero caluroso como la tarde vallecaucana. “Hola, soy Imelda Daza
Cotes: ¿cómo están, compañeros?”, se presentó, con un sonoro acento costeño.
Luego conversó con quienes se encontraban esperándola y tenían noticias de ella
por su historia como una de las líderes de la Unión Patriótica supérstites del
holocausto que este movimiento político sufrió en los años ochenta y noventa
del Siglo XX. De siete concejales y un diputado elegidos por la UP en 1986 en
Valledupar, solo sobrevivió ella, en el exilio.
“Tengo
dos apellidos muy guajiros, aunque nací en el Cesar. Soy economista de
profesión y desde mi época de universitaria me comprometí con la lucha de los
sectores populares en este país por lograr las transformaciones que Colombia
requiere y la solución de las necesidades no atendidas para la mayoría de la
población colombiana”, dice al comenzar su diálogo.
Imelda
Daza regresó a Colombia hace doce meses, en junio de 2015, luego de un exilio
de 26 años en Suecia, donde, con sus tres hijos y su esposo, tuvo que superar
las barreras de un idioma complejo, de una geografía gélida y de la
idiosincrasia nórdica, tan diferente a la alegre y espontanea del nativo de la
Costa Atlántica colombiana. Pero, sobre todo, hubo de superar el alejarse de su
gente y de sus luchas, a las que estuvo vinculada desde la juventud y debió
dejar a los 41 años, en 1989, poco después de haber sido elegida edil de
Valledupar, el 25 de mayo de 1986, con 6.900 votos.
“Ese
andar por la vida política, que ya es bastante largo, de unos cincuenta años,
me llevó a ser fundadora de la Unión Patriótica en el departamento del Cesar,
actividad en la que me acompañó, o nos acompañamos siempre, Ricardo Palmera y
otros amigos”, agrega.
Y
el andar comenzó en su querida Valledupar, primero en el galanismo y luego, en
1983, en el Movimiento Cívico Popular Causa Común, del que también hizo parte,
como muchas personas inquietas y rebeldes, su amigo Juvenal Ovidio Ricardo
Palmera Pineda (Simón Trinidad), extraditado a Estados Unidos en 2004, en medio
de un montaje judicial urdido por el expresidente Álvaro Uribe, quien no se
anduvo con pruebas en derecho ni con valoraciones éticas: inventó cargos para
entregarlo como su trofeo a las fauces del imperio. Antes, ella había sido
concejal por el Nuevo Liberalismo, había participado en la fundación de la
Universidad Popular del Cesar y de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de
Valledupar, y había sido funcionaria del Incora.
“En
el año 1986 nosotros fuimos a elecciones con la Unión Patriótica en todo el
país, tuvimos un resultado electoral que sorprendió, inclusive a nosotros, pero
que asustó y llenó de pánico a la élite que nos gobierna, porque esta élite
mezquina y egoísta que nos ha gobernado siempre siente pánico, pavor, cuando el
pueblo se manifiesta. Y cuando el pueblo exige, le tienen miedo. Así como le
tienen miedo a la paz y le tienen miedo a la democracia, porque es la guerra y
es el pueblo adormecido lo que les garantiza a ellos (las élites) sus
privilegios”, subraya.
La
Unión Patriótica tuvo su lanzamiento oficial en Valledupar el 16 de junio de
1985, con la participación de Causa Común y de otras agrupaciones políticas,
que veían en ella la posibilidad del ejercicio de una nueva política, sin los
vicios de los partidos tradicionales.
“El
resultado electoral, como digo, asustó a la derecha de este país, y
cínicamente, sin pudor alguno, organizaron un plan de aniquilamiento de la
Unión Patriótica, le pusieron hasta nombre, se llamó “el baile rojo”. Hay un
documental que se puede ver en YouTube que explica en qué consistió. De esta
forma, en el año 86 nosotros elegimos siete concejales, un diputado y ayudamos
a elegir un representante a la Cámara
liberal. Yo soy la única sobreviviente de esos siete concejales elegidos y de
ese diputado. Yo fui elegida edil en la ciudad de Valledupar, pero no pude ejercer
porque el genocidio segó la vida de concejales y de varios líderes”, reitera.
La
alegría por el éxito electoral contrastó con los días aciagos que empezó a
vivir la novel organización política, pues fueron asesinados, uno a uno, los recién
elegidos. Y por lo menos 125 militantes y líderes de la UP en la región.
“Eso
me obligó a dejar la ciudad. Finalmente terminé refugiada en Suecia, un país
democrático donde se premia la paz y se cultiva la democracia. Allí me tocó
exiliarme, con mis tres niños muy pequeños y mi esposo. Y allí viví 26 años,
desde el otoño del año 1989 hasta el verano de 2015”, detalla.
Además
de vencer las dificultades propias del exilio, Imelda Daza continuó su lucha
social también en el exterior, pues, como ella dice, su vocación se centra en
dos ámbitos: la docencia y el ejercicio político. Así que en Suecia se vinculó
al Partido Social Demócrata, en representación del cual fue elegida concejal, vocería
que tuvo durante doce años, y, recientemente, en 2014, ganó de nuevo una
concejalía, esta vez por el Partido de Izquierda Sueco (comunista).
Simultáneamente, logró vincularse al sistema educativo de la nación nórdica,
hasta llegar a ser docente en la Universidad de Jönköping. Ahora, a sus 67
años, ya está pensionada.
“Ayer
(23 de junio de 2016) hizo un año que regresé a Colombia para asumir un
temerario proyecto de aspirar a la Gobernación del Cesar. No teníamos recursos,
no teníamos equipo, pero pensé siempre que no teníamos nada que perder y sí
mucho qué ganar”, reflexiona.
En
desarrollo de ese nuevo reto, Imelda Daza logró unir a casi todas las fuerzas de
izquierda del Cesar, con el aval de la UP. Finalmente obtuvo 8.300 votos con su
propuesta denominada Un Pacto Social por un Nuevo Cesar. Una experiencia que
remozó sus ideas y se convierte en un punto de partida para la brega que se
viene en la época de los posacuerdos.
En
la biblioteca de la sede del Partido Comunista de Cali, mientras
comenzaba la asamblea de la UP del Valle del Cauca a la que había sido
invitada, hablamos con ella sobre sus luchas en el Cesar, sus vivencias en el
exilio, su regreso a Colombia y sobre el acto histórico cumplido el 23 de junio
en La Habana, en el que se firmó el Acuerdo de Cese Bilateral del Fuego y de Hostilidades
entre el Gobierno Nacional y las Farc-EP, del que ella fue testigo de excepción
como invitada especial:
--¿Cómo fue esa campaña
recién llegada usted de un exilio de 26 años, con tantas cosas y gente
cambiadas?
--Hicimos
una campaña electoral muy interesante. Rompimos un silencio de casi treinta
años en esa región, afectada por la cultura ‘traqueta’ que impusieron el
paramilitarismo y el narcotráfico. Por fin en el Cesar volvieron a escuchar una voz disidente, unas ideas
distintas y unos proyectos que interpretaban el sentir popular.
Romper
ese silencio fue muy importante, porque además ayudó a convocar al sector
alternativo políticamente hablando del Cesar e iniciamos así un proceso de
unidad, de encuentro y de trabajo juntos: me refiero al Polo Democrático, a
Marcha Patriótica, a algún sector de los Verdes, a los Progresistas de Petro,
más la Unión Patriótica, más el Partido Comunista y la Juventud Comunista. No
somos en total muchos, pero estamos haciendo el esfuerzo por crecer.
--¿Por qué decidió
quedarse en Colombia cuando ya tenía toda una vida construida en Europa?
--Yo
hice una vivencia extraordinaria con esa campaña, me encontré de nuevo con el
drama social de este país, que me duele y al que quiero inmensamente. Decidí entonces quedarme, porque
sentí que era mi deber aportar lo poco o lo mucho que sé, mis conocimientos, mi
experiencia de vida, mis vivencias a la causa de la paz.
Fue
así como me decidí a viajar por el Caribe colombiano para difundir e ilustrar a
la gente del común sobre el proceso de paz, sobre los acuerdos que se han
logrado en La Habana y de qué manera esos acuerdos no son para beneficio de los
guerrilleros, sino para beneficio del pueblo colombiano en general, ellos
incluidos.
"Sentí que era mi deber aportar mis vivencias a la causa de la paz", dice Imelda Daza Cotes. (Foto: Mauricio Villegas). |
EL 23 DE
JUNIO, EN LA HABANA
--A propósito, usted
fue invitada al acto de La Habana en el que el Gobierno y las Farc-EP firmaron
el cese el fuego y de hostilidades bilateral. ¿Cómo vivió este momento
histórico?
--Yo
fui invitada por la Presidencia de la República para asistir como testigo de
ese importantísimo acuerdo de cese bilateral del fuego que ocurrió el 23 de
junio. Es algo maravilloso que abre grandes esperanzas en este país.
Cuando
íbamos en el avión, todos, senadores, ministros, funcionarios e invitados
especiales, compartíamos la expectativa por lo que iba a suceder y en todos se
notaba mucho interés por lo que se iba a dar. Cuando regresamos en la noche
noté que era evidente la euforia, el júbilo y la satisfacción.
Al
presidente Santos se le veía muy hablador y muy complacido, y durante el
recorrido de La Habana a Bogotá él en varias ocasiones salió de su cubículo y
caminó por los corredores del avión para conversar con todos nosotros, quería
compartir la satisfacción por lo que se había hecho. Y, en general, en todos se
notaba mucha euforia.
Yo
estuve allí muy expectante también. Y regresé mucho más comprometida con este proceso de paz. Soy una
convencida de que el 23 de junio empezó un nuevo futuro para Colombia.
--Eso que usted dice
deriva de que este proceso, por todo lo que ha avanzado y se ha pactado, ya no
tiene vuelta atrás, pero hay amenazas, hay preocupaciones. Cuéntenos, por
favor, sobre esto, ya que usted fue testigo de cómo la violencia de la derecha
colombiana frustró un proceso de paz en la década de los años ochenta.
--Sí,
a pesar de que fui víctima de
la frustración que causó el genocidio contra la Unión Patriótica, yo soy
persistente, tercamente insisto en que la paz es posible. Hay que
trabajar mucho más, hay que saber hacer las cosas, hay que aprender lecciones
de ese terrible pasado que vivimos para no repetir errores. Me parece que en
esta ocasión las condiciones son muy diferentes, y si bien hay amenazas y hay
riesgos, creo que un buen análisis y un trabajo en equipo, juntos, en el
movimiento alternativo de Colombia lograremos que se imponga el argumento de la
paz y el bienestar para todos los colombianos.
--¿Cuáles son los
riesgos?
--Primero,
que se repita el genocidio, que el Estado, el Gobierno no cumplan con las
garantías de seguridad para quienes se van a desmovilizar y se van a incorporar
a la vida política legal. Si el Gobierno no cumple con su promesa y su decisión
de proteger a estos ciudadanos, es arriesgado.
Pero
yo soy una convencida de que así como ha habido voluntad manifiesta de ambas
partes de llegar a un acuerdo definitivo, hay esa misma voluntad de ambas
partes de colaborar para evitar que ocurra otro genocidio en Colombia.
Hay un riesgo también con el
paramilitarismo, esas fuerzas tenebrosas que han hecho tanto daño en este país
se resisten a la paz, porque es que la guerra genera
privilegios, hay muchos que se benefician económicamente de la guerra y otros
se benefician en la medida en que, en medio del caos y de la violencia, es
fácil conservar privilegios, y por eso se oponen también a la paz.
Pero
yo creo que se va a imponer la mayoría de los colombianos que quiere y aspira a
vivir en un país en paz, sobre todo la juventud.
--Usted que tuvo la
excepcional oportunidad de estar en La Habana en el acto de la firma del fin de
la guerra en Colombia, coméntenos acerca de lo que pudo vivir y percibir en
esos momentos, con tantos mandatarios, dirigentes gubernamentales y
guerrilleros, con tantos líderes sociales, en un escenario que no se repite
fácilmente…
--Difícilmente
se repite. Mira, allí estaba muy bien representado el país colombiano: estaba
el Jefe del Estado, buena parte de sus ministros, varios senadores y
representantes a la Cámara, los presidentes de las dos cámaras, la cúpula de
las Farc, y había, además, empresarios colombianos, el Presidente de la Andi
estaba allí, intelectuales y un grupo de personas que, como yo, hemos sido
activistas políticos, opositores al Establecimiento, al Gobierno. Yo creo que
aunque la izquierda en general estaba mínimamente representada, era un grupo
que mostraba al país.
De
otra parte, y es lo que yo más destaco quizás, el acto contó con la presencia
del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, del
Presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, del canciller de Noruega y de
seis jefes de Estado. Todos hicieron de ese acto algo solemne, de una enorme
importancia que dimensionó en su verdadero alcance lo que significa para
Colombia la paz, y lo que Colombia representa en el concierto internacional.
No
en todas las negociaciones que se han hecho, en América Central, por ejemplo, y
en otras regiones del mundo se reúnen personajes de tanto poder. También había
un representante de la Unión Europea y un representante directo de los Estados
Unidos.
Entonces
eso le da una dimensión especial a ese acuerdo que se logró el 23 de junio y
explica cómo la paz de Colombia es tan importante, no sólo para toda América
Latina sino para el concierto universal.
UNA GRAN
ALIANZA POR LA PAZ
--Internacionalmente,
como usted lo afirma, hay un enorme apoyo, pero, lamentablemente, en el plano
nacional no ocurre lo mismo. ¿Cómo enfrentar el insólito hecho de que haya
gente en Colombia que no quiere la paz?
--La
razón por la cual hay colombianos que se oponen a este proceso es la actitud de
los grandes medios de comunicación, que se empeñan, en la mañana, al mediodía y
por la noche, en difundir mentiras, verdades a medias, informaciones
tergiversadas de mala fe, vendiendo un discurso anti paz. Es lamentable que los
grandes medios de comunicación en este país no hayan querido colaborar con el
proceso de paz, que se opongan a él. En la práctica es eso lo que hacen. Esto
indica que ellos quieren que la guerra continúe.
De
otro lado, ha faltado de parte del Gobierno más compromiso con la difusión de
los acuerdos, con su contenido, con los alcances y con las ventajas que tiene
para todos los colombianos, de estrato cero a estrato veinte, cada uno de esos
acuerdos de generar otro clima en la sociedad colombiana y de brindarnos la
posibilidad de construir otra sociedad y otro país. El Gobierno ha fallado en
la difusión de los acuerdos y en la ilustración a la población.
Así
es que mucha gente se opone al proceso porque los medios los han influenciado,
los han manipulado sin argumentos serios, con base en mentiras. Yo trabajo precisamente
en esa dirección de ilustrar a la gente de mejor manera y de hacerles ver cómo
ese conjunto de acuerdos se constituirán en la plataforma que nos va a permitir
construir otro país.
--¿Qué papel van a
jugar la Unión Patriótica y otras organizaciones de izquierda en la confluencia
de colectivos que se espera ocurra una vez firmados los acuerdos de La Habana,
cuando lleguen los excombatientes de las Farc-EP a ejercer la política en la
legalidad, a difundir su proyecto de país y sus ideas en campos y ciudades?
--Nos
encontraremos, sin duda. La
Unión Patriótica se está preparando para actuar en el pos acuerdo, lo mismo
hace el Partido Comunista, lo mismo hace Marcha Patriótica y, en general, el
movimiento alternativo. Creo que los guerrilleros que se van a
incorporar a la vida civil, a la sociedad, traen un proyecto político.
En
la acto del 23 de junio en La Habana también se habló de eso: habrá un período
en el que se van a definir algunas cosas para que ellos puedan organizar su
propio movimiento político.
En
esas condiciones, creo que nos vamos a encontrar todos, y entre todos tenemos
el enorme compromiso de hacer la unidad para, con base en un programa mínimo,
profundizar en la búsqueda de soluciones a los graves problemas que tiene el
país.
--¿Una
especie de Gran Alianza Patriótica?
--Una
especie de Gran Alianza. Yo no quisiera ponerle apellido todavía.
--Entre el 9 y el 11 de
septiembre se cumplirá el VI Congreso Nacional de la Unión Patriótica. ¿Qué
tareas se discutirán en él?
--Además
del Congreso de la Unión Patriótica, en el segundo semestre también se llevará
a cabo el Congreso del Partido Comunista. Creo q ue Marcha Patriótica también tiene un evento nacional en este
segundo semestre. Todos buscamos prepararnos de la mejor manera para participar
en el período del pos acuerdo.
Vamos
a discutir muchísimo todos la coyuntura política, el momento político que vive
el país, para poder definir cuál es nuestro programa a desarrollar en el pos
acuerdo y, fundamentalmente, cómo lograr la unidad del movimiento alternativo.
"La élite siente pánico cuando el pueblo se manifiesta", sostiene Imelda Daza. (Foto: Mauricio Villegas). |
SIMÓN
TRINIDAD
--¿Qué se conoce de la
situación de Simón Trinidad?
--En
La Habana pregunté en particular por la situación de Ricardo Palmera (Simón
Trinidad) y de las posibilidades de su retorno al país. No hay nada definido
todavía, pero las Farc-EP siguen insistiendo y siguen trabajando en dirección a
que él esté presente el día en que se firme el acuerdo definitivo.
--¿Habrá posibilidades
de un indulto por parte del presidente Obama, con base en las facultades que en
tal sentido tiene?
--En
realidad, el Presidente de los Estados Unidos tiene esa facultad, creo que sin
consultar con nadie puede conceder el indulto. Lo que no entiendo es por qué no
se ha hecho. Pero sí es posible.
--¿Qué resultados ha
tenido la investigación en relación con el atentado del que usted fue víctima
hace poco en Cartagena?
--Sorprendentemente
la Fiscal que maneja el caso ha mostrado interés y diligencia en la
investigación. Sin embargo, la Policía insiste en la hipótesis de que se trató
de un hurto, pero el detenido hasta ahora parece que está colaborando con la
Fiscalía, y aspiramos a que dentro de poco haya resultados.
--¿Cuál es el mensaje que
trae para los vallecaucanos, usted que viene de otro valle, el Valle de Upar?
--Yo
vengo del Valle de Upar, sí, y a los vallecaucanos quisiera contagiarlos de mi
optimismo, quisiera contagiarlos de mi convicción profunda de que otra Colombia
es posible, de que otro Valle del Cauca también es posible y otra Cali es
igualmente posible.
(*) Editor de
PARÉNTESIS y de ¡PERIODISMO LIBRE!
Entrevista realizada el
viernes 24 de junio de 2016 en Cali, Valle del Cauca, Colombia.
REFERENCIAS WEBGRÁFICAS
consultadas para la
introducción de esta entrevista:
Cabrales,
Renata, “La colombo-sueca que regresó del exilio para luchar por la Gobernación
del Cesar”, periódico El Heraldo, lunes 2 de noviembre de 2015, disponible en: http://www.elheraldo.co/politica/la-colombo-sueca-que-regreso-del-exilio-para-luchar-por-la-gobernacion-del-cesar-226060, consultada el jueves 30 de junio de
2016.
Obando,
Valentina, “El regreso de Imelda Daza y su lucha por la Gobernación del Cesar,
revista digital Las2Orillas, disponible en: http://www.las2orillas.co/el-regreso-de-imelda-daza-su-lucha-por-la-gobernacion-del-cesar/, consultada el jueves 30 de junio de 2016.
Redacción
Valledupar, “Imelda Daza Cotes volvió del exilio para aspirar a la Gobernación
del Cesar”, periódico El Heraldo, viernes 21 de agosto de 2015, disponible en: http://www.elheraldo.co/politica/imelda-daza-cotes-volvio-del-exilio-para-aspirar-la-gobernacion-del-cesar-223872, consultada el jueves 30 de junio de
2016.
Unión
Patriótica, “Imelda Daza Cotes. Todo por el Cesar”, disponible en: http://unionpatrioticacolombia.com/candidato/imelda-daza-cotes, consultada
el jueves 30 de junio de 2016.
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