viernes, 24 de marzo de 2023

Ponencia para el Seminario de Periodismo Contrahegemónico

¿Es posible el ejercicio de la comunicación alternativa y contrahegemónica en la provincia?

Por Omar Orlando Tovar Troches

Director del proyecto de comunicación alternativa: La Conversa de Fin de Semana

Santander de Quilichao – Cauca- Colombia

laconversafindesemana@gmail.com

 

Resumen

La posibilidad de llevar a cabo un ejercicio de comunicación alternativa y contrahegemónica desde la provincia colombiana, pareciera ser otra más de las ya viejas y tristemente frustradas aspiraciones del pueblo colombiano, sobre todo, de aquel inmenso grupo que vive, sueña y resiste en esa otra Colombia, invisibilizada, olvidada y violentada. Sin embargo, a lo largo de esta exposición se presentarán algunas de las experiencias de quienes hemos venido intentando materializar esta aspiración democrática y vital de comunicar desde la provincia.

Con el propósito de responder la pregunta que titula esta presentación, se hará una muy sucinta contextualización social, política y hasta económica del norte del departamento del Cauca, de forma que sea posible la descripción del entorno en el que se ha venido intentando el ejercicio de la comunicación independiente y alternativa al modelo hegemónico de la llamada gran prensa nacional.

En el entendido de que esta presentación, por sí misma, evidencia la existencia de ejercicios de comunicación alternativa y contrahegemónica en la provincia colombiana, también se presentarán algunas reflexiones a manera de conclusiones-recomendaciones alrededor del estado actual de cosas de la comunicación en Colombia, que podrían servir de línea de base para pasar de la resistencia a la consolidación de un periodismo al servicio del interés general del pueblo colombiano.

Una breve contextualización del norte del Cauca

El Norte del Cauca es un territorio con una gran riqueza étnica y cultural, puesto que en él cohabitan comunidades auto reconocidas como indígenas, afrodescendientes y campesinas. Al igual que la del resto del departamento y de buena parte de Colombia, su población es básicamente rural, no obstante la presencia de centros urbanos grandes como Santander de Quilichao, Puerto Tejada y Villa Rica y su proximidad con la ciudad de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca[1].

Una característica particular de este territorio, además de sus riquezas, es la de presentar una situación geográfica específica, que bien podría considerarse como una ventaja competitiva para su desarrollo económico, que, sin embargo, contrasta con la precariedad de su infraestructura pública, que hasta la fecha no potencia esta ventaja, y que, por el contrario, ha sido aprovechada por personas y organizaciones al margen de la ley para sacar ventaja de esta situación[2].

La estratégica posición geográfica de las comunidades que residen en el Cauca ha ocasionado que la tenencia y posesión de la Tierra siga siendo hoy el principal eje sobre el que han girado las relaciones de conflictividad entre la industria agrícola, los gobiernos y las comunidades del norte del Cauca.  Esta conflictividad, en pleno siglo XXI, sigue reflejando las tensiones entre un modelo socio económico semi feudal impuesto por las élites económicas tradicionales del Cauca y las cosmovisiones y necesidades reales de la mayoría de los habitantes de esta zona.

Por ahora, es preciso señalar que la conflictividad económica, política y armada, ha ocasionado el surgimiento de procesos de lucha estructurados desde la visión étnica, que siguen siendo víctimas de manipulaciones y de sabotajes por los grandes actores económicos del conflicto, no obstante que estos ejercicios de organización comunitarias propias (afro e indígena), desde el principio, han mantenido su indeclinable deseo de  respetar las dinámicas de cada proceso organizativo, con el fin de lograr unas pautas de  construcción de paz en medio  de los conflictos en la zona norte del departamento del Cauca.

Es posible afirmar que, independientemente de sus grandes riquezas en recursos naturales y de  las posibilidades de desarrollo económico y social que posee,  el norte del Cauca aún presenta grandes dificultades para satisfacer las necesidades básicas de todos sus habitantes, entre las que están, en primer orden, las de tipo económico, toda vez que, a pesar de los intentos de consolidación de un zona industrial, las viejas prácticas de corruptela de la clase política tradicional de derecha del Cauca dieron al traste con esta posibilidad de desarrollo.

En este contexto de precariedades económicas por las que atraviesan la mayoría de norte caucanos, se ha desarrollado un clima constante de guerra, en el que se manifiestan todas las formas de violencia, protagonizadas por todos los actores armados y civiles del conflicto colombiano. Son, precisamente esta guerra y esta pobreza, los temas sobre los que debería girar la agenda informativa de este territorio. Sin embargo, la realidad es otra, que se detallará un poco más adelante.

Los comunicadores en el norte del Cauca: víctimas de la conflictividad

 “asesinar a un comunicador es [...] como asesinar a un sabedor espiritual, porque es intentar callar la voz de la comunidad. Es intentar callar todo este proceso de lucha y de denuncia que se ha venido caminando por varios años y que ha sido a través de estos comunicadores y comunicadoras indígenas”. 

Dora Muñoz,

Coordinadora del Tejido de comunicaciones del Cabildo de Corinto

En el norte del Cauca, en casi todos los municipios (incluidas sus zonas rurales) existen un buen número de iniciativas comunicacionales. Algunas de ellas tienen un largo recorrido, en tanto que la gran mayoría, ubicadas dentro los medios electrónicos soportados en internet, son de surgimiento reciente. Este gran grupo de medios y de comunicadores, al igual que el resto de los pobladores de esta zona del departamento, sufre y resiste los embates de la conflictividad económica y armada que aún persiste y se ha agravado en esta zona del país.

Al igual que la gran mayoría de los caucanos, la gran mayoría de medios y de comunicadores del norte del Cauca viven, o mejor, sobreviven de milagro y por obra y gracia del amor por el ejercicio de la comunicación. Tal y como se señalaba anteriormente, la precaria situación de la economía de la zona, no obstante la presencia de grandes empresas agroindustriales, de alimentos y de pequeña manufactura, no permite que se pueda desarrollar, de manera digna, la profesión de comunicar. Los medios, comunicadores, lo mismo que el resto de la comunidad, pelean por unos muy escasos recursos económicos para poder sobrevivir.

En este escenario, la llamada pauta publicitaria es un sueño. Lo real, lo de todos los días, para casi todos los comunicadores es el rebusque; la mayoría de las veces, en otras ocupaciones o emprendimientos. El círculo de los elegidos para la pauta es absoluta y estrechamente cerrado. En este punto se puede afirmar que la falta de recursos también genera una conflictividad muy particular entre los medios y los comunicadores tradicionales del norte del Cauca: La guerra por la escasa pauta.

Para complicar más la crítica situación de la escasa pauta publicitaria en el norte del Cauca, de ella no participan las pocas empresas que tienen presencia en esta zona, esto es: los ingenios azucareros, la gran empresa de dulces y alimentos, la productora transnacional del papel, las químicas farmacéuticas o las pequeñas industrias de metalmecánica y de alimentos, sin mencionar a las empresas de crías de cerdos y aves, en el norte del Cauca[3]. Al igual que en muchos otros territorios de Colombia, la pauta a la que se puede aspirar es a la del Estado, sobre todo a nivel local (alcaldías y entidades descentralizadas municipales) o las regionales (gobernaciones y descentralizadas departamentales). Ahora la guerra por la pauta se hace en el terreno político-electoral.

Tal y como se señalaba en la contextualización de esta exposición, la violencia, en todas sus manifestaciones también hace parte del quehacer de los medios y comunicadores del norte del Cauca. Para nombrar solo algunos casos de las manifestaciones de la violencia como parte del ejercicio de la comunicación, se pueden citar las amenazas en contra de directores de medios como Proclama del Cauca, Magazín CNC Quilichao o la misma Conversa de Fin de Semana, sin contar aquellas, de las que no se tiene conocimiento público, en contra de comunicadores a lo largo y ancho de este territorio.

Capítulo y análisis más profundo merecerían los asesinatos de comunicadores a causa de su ejercicio. Los casos más estremecedores corresponden a compañeros y compañeras comunicadores indígenas:

-          Rodolfo Maya Aricape. Tejido de comunicación de la Cxhab Wala Kwe- ACIN, Radio Payumat. Asesinado el 14 de octubre de 2010 en Caloto.

-          Efigenia Vásquez Astudillo. Emisora Renacer Kokonuko. Consejo Regional Indígena del Cauca. Asesinada el 8 de octubre de 2017 en Puracé.

-          Eider Arley Campo Hurtado. Emisora Pioyá Stereo. Territorio de Caldono

Asesinado el 5 de marzo de 2018 en Pioyá.

-          Abelardo Liz. Emisora Nación Nasa de Corinto. Tejido de Comunicaciones de Corinto. Asesinado el 13 de agosto de 2020 en Corinto.

-          Beatriz Cano. Comunicadora del Tejido de Comunicaciones de la Cxhab Wala Kiwe-ACIN. Asesinada en junio de 2021 en Santander de Quilichao.[4]

Estas compañeras y compañeros, en el ejercicio de comunicar la vida y lucha de los pueblos indígenas del Cauca, lo mismo que las injusticias y atropellos de los que eran víctimas esas mismas comunidades, fueron asesinados y, tristemente, los responsables de sus muertes (agentes del Estado colombiano en su mayoría) no han sido judicializados ni mucho menos sancionados.

Resulta obvio que comunicar, de manera independiente, la realidad de la región y de las comunidades en el norte del Cauca, además de ser un ejercicio que requiere una profunda convicción y la disposición a someterse a penurias económicas, resulta ser una labor peligrosa para quienes decidan emprenderla. La violencia en todas sus manifestaciones, que van desde la discriminación política, racial e incluso económica a la hora de adjudicar pauta por parte del estado o de contratarla por los escasos anunciadores particulares, rápidamente se escala a la de los señalamientos, el ostracismo, la amenaza, el destierro y el asesinato. La conflictividad ahora es en contra de los medios y comunicadores alternativos. La verdad o la vida, es la decisión de quien aspira a comunicar por fuera del establecimiento tradicional.

La Conversa de Fin de Semana: Opinión desde la provincia

La Conversa de Fin de Semana es un proyecto de comunicación independiente y alternativo, generado desde el Norte del departamento del Cauca, que busca brindar una visión de la actualidad social y política local, regional, nacional e internacional, desde la perspectiva de la provincia.

Este proyecto nace a partir de la necesidad de llenar un espacio en la manera de comunicar presente en el contexto periodístico de Santander de Quilichao y del norte del Cauca, en la que el análisis, pero, sobre todo, la interpretación del acontecer político, económico y social de la región, del país y del mundo estaba en manos de los editorialistas de los medios tradicionales de comunicación (prensa, radio y televisión) de las capitales (Popayán, Cali y Bogotá).

Si bien es cierto que a nivel de los medios escritos en papel ( y posteriormente en formato digital) de Santander de Quilichao, entre los que se encuentran: Proclama del Cauca, ABC Noticias, Enlace Regional y El Liberal (de Popayán con circulación en todo el Cauca), se podían encontrar columnistas encargados del análisis y la interpretación del diario acontecer noticioso, este ejercicio sólo se hacia para los contextos regional y local, toda vez que, como ya se anotaba, esta forma de comunicación tenía más reconocimiento por parte de los lectores en la llamada gran prensa nacional. Así mismo, en el contexto audiovisual local (escrito o audiovisual) no era muy popular este tipo de apuesta informativa de:

Un periodismo de “explicación” que permitiera que cada crónica se escribiera pensando en ese lector ocupado que no había tenido tiempo de leer todos los diarios todos los días y por lo tanto requería de una visión de conjunto, colocada en el contexto general de la información y que, si era posible, le anticipara lo que vendría a continuación.[5]

La apuesta por un espacio para la opinión en medios reconocidos y de trayectoria locales tenía (y tiene) el riesgo de enfrentarse con el poder de veto de los pautantes, para el caso particular del norte del Cauca: las entidades gubernamentales (alcaldías y Gobernación Departamental) lo mismo que las entidades descentralizadas como las ESE  (hospitales), IPS, empresas de servicio público, Lotería del Cauca y la Industria de Licores del Cauca, sin hablar de la poca pauta del Estado central, normalmente intermediada por los políticos tradicionales caucanos y ni hablar de los actores armados y civiles del conflicto con fuerte presencia en esta zona y una muy poderosa incidencia sobre las comunidades.

Teniendo en cuenta que una de las tareas y derechos de las ciudadanía, pero especialmente, de quienes comunican públicamente, son las de fiscalizar y opinar sobre lo público,  la posibilidad de pasar de la publicación ocasional de una columna de opinión en alguno de los medios locales o en la llamada gran prensa nacional, a crear  un espacio propio en donde se pudiera hacer uso de todas las formas de comunicación, no dejaba de ser un proyecto de difícil materialización, desde el punto de vista financiero.

En el año 2016, gracias a la muy generosa invitación de la familia Luna, fundadores y propietarios del portal de noticias PROCLAMA DEL CAUCA, se pudo empezar la construcción del proyecto de comunicación alternativa conocido como La Conversa de Fin de Semana. Durante casi 5 años, en el formato de radio y video transmitido por internet, a través del proyecto de La Conversa se pudieron difundir formas de ver, entender y comunicar los fenómenos de la cotidianidad local, así como de aproximarse a aquellos del orden nacional e internacional, con una mirada alternativa a la de quienes tradicionalmente analizaban, explicaban y pronosticaban la política, la economía y la sociedad Quilichagüeña y colombiana.

Durante el periodo de la pandemia del SarsCovid 19, el proyecto de comunicación alternativa de La Conversa de Fin de Semana sufrió un gran revés, puesto que ya no fue posible contar con la poderosa plataforma de Proclama del Cauca. Arrancó entonces la etapa de verdadera independencia del espacio. Con motivo de las jornadas de Protesta social de 2021, especialmente con la retransmisión de los videos que hicieron en vivo las comunidades indígenas que fueron víctimas de ataques armados por parte de ciudadanos del sur de Cali, el espacio de opinión alternativa e independiente generada desde el norte del Cauca tuvo un segundo lanzamiento.

Actualmente, La Conversa de Fin de Semana, crea y emite sus propios contenidos escritos y audiovisuales a través de distintos canales (Fan page y perfiles en Twitter, Facebook, Linked In e Instagram y el blog de La Conversa). Las emisiones periódicas de material audiovisual (micro columnas y programa central) a través de su fan page de Face Book y su Canal de YouTube, han permitido que el proyecto siga avanzando a punto tal, que ya cuenta con colaboradores en Bogotá y Medellín, haciendo presencia y opinando sobre los eventos y personas que generan opinión pública a nivel local y/o nacional.

Aunque el proyecto de La Conversa ha podido mantenerse en red durante estos casi 7 años, lo hace gracias a las colaboraciones desinteresadas de algunos (pocos) aportantes económicos a través del portal Vaki.co y recientemente con el aporte de una pequeña pauta comercial de emprendedores de Santander de Quilichao y de Pasto, puesto que gracias a la línea editorial de denuncia de la ineficiencia y la corrupción de los gobiernos del municipio de Santander de Quilichao y del Cauca, no ha sido posible acceder a la pauta oficial, e incluso, los líderes políticos tradicionales han orientado el veto dentro del ámbito comercial de Santander entre los aportantes y votantes de sus campañas electorales.

 Reflexiones finales

A manera de conclusiones-recomendaciones en este apartado se transcriben algunas reflexiones que fueron publicadas como una columna de opinión, en las que se describe el estado actual de la comunicación en Colombia y que podrían servir como punto de referencia para la consolidación de un proyecto nacional de comunicación alternativo-contrahegemónico, construido y coordinado con las propuestas y proyectos comunicacionales de la provincia.

El famoso cuarto poder[6]                           

“Calumniad con audacia; siempre quedará algo”[7]

¿Cómo podría un gran industrial tolerar que sus periódicos hicieran campaña contra un país con el cual acaba de firmar un fabuloso contrato?”[8]

Nos acostumbraron desde hace mucho tiempo, a aceptar sin objeción, casi como un dogma de fe, la existencia de un cuarto poder, adicional a los tradicionales tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), que conforman un Estado. Este otro poder para-estatal fue atribuido a la prensa por el político inglés Edmund Burke, quizás inspirado en Montesquieu.

El hecho es que, esta hiper valoración política del ejercicio profesional de los comunicadores, nos ha hecho perder de vista una de las labores originales, quizás la más importante, de lo que hoy entendemos como prensa, esto es, la de comerciar con la información, tarea que siempre han hecho las personas y empresas dedicadas a la información (la prensa) desde el siglo XVI, cuando ofrecían información sobre el precio de las mercancías en los puertos europeos, a cambio de algunas monedas.

Más allá del debate  alrededor de si fue Burke, Macauly o Balzac quienes encumbraron al ejercicio de comerciar con información al estatus de un poder público, la realidad es que, los acontecimientos, pero sobre todo el continuo éxito económico de la actividad de informar, a cambio de dinero, les ha otorgado, tanto a periodistas, pero sobre todo, a las empresas de comunicación, la posibilidad de ocupar  un pedestal, o mejor, una tribuna importante, para retomar a Macauly, en el ámbito de la cosa pública, en casi todos los países del mundo.

Colombia, obviamente, no ha sido la excepción. Salvo el ejercicio del primer periodista de Colombia, el cubano Manuel del Socorro Rodríguez, con su Aviso del Terremoto y la Gaceta de Santafé (1785), dedicadas a informar al público, sobre hechos de interés general, es posible afirmar que, tal y como lo señala el portal de la Red Cultural del Banco de La República: El periodismo colombiano, desde siempre, ha estado muy ligado a hechos de índole política, pues siempre ha servido como vehículo de expresión de quienes se encargan del hacer político...[9]

Así las cosas, no resulta difícil entender que, al menos, para el caso colombiano, al juntar la tarea original de la prensa (comerciar con información) con el poder económico de los actuales dueños de los medios de comunicación (la actual prensa) y la concesión fáctica de un poder político, que les fue asignada desde hace mucho tiempo atrás, se obtiene un ejercicio viciado del acto de informar, vulnerando, de paso, el derecho que tiene toda persona de buscar, recibir y difundir información.[10]

En este difícil escenario de usurpación del poder político de control y de sanción que originalmente reside en el soberano (el pueblo) o al menos por transferencia del poder, a través del voto, se les otorga, tanto al poder Legislativo, como al Ejecutivo y éstos, a su vez, le otorgan al Judicial (dentro del que debería estar el disciplinario), la mal llamada “gran prensa nacional” ha asumido desde los inicios republicanos de Colombia, el papel de fiscalización, veto y elección de los actores políticos.

Si bien es cierto que una de las tareas, supuestamente asignadas (no se sabe claramente por quién o quiénes) a la prensa, es la de fiscalizar lo público, a través de la investigación y la revelación de las pilatunas y/o delitos de cualquier miembro de la sociedad, en especial de aquellos personajes de la vida pública, también lo es el hecho de que el poder económico, pero sobre todo político, alcanzado por la llamada “Gran prensa nacional”, ha demostrado que tal ejercicio, no corresponde, la mayoría de las veces, a la sana y desinteresada acción de informar y fiscalizar, sino que se ha convertido en una estrategia política para defender intereses particulares.

En un país, como Colombia, con un muy endeble desarrollo industrial, en el que los grandes actores económicos están más cerca del monopolio (agrícola, minero-energético, comercial y de comunicaciones), era muy factible que estos grandes actores económicos empezaran a centrar su atención, no solo en patrocinar las campañas de la clase política tradicional de derecha, para que defendieran sus intereses en alguna de las tres ramas del poder público, sino que decidieron apostar por echarle mano al cuarto poder fáctico: la prensa.

En este nuevo escenario (nuevo para Colombia), el interés de los monopolios económicos nacionales, ahora globalizados, está puesto en implementar sus exitosas estrategias de mercadeo, a través de sus propios medios de comunicación, para disfrazar de información ( imparcial, objetiva y desinteresada) a una pegajosa campaña publicitaria, para fidelizar oyentes, lectores y televidentes, en las nuevas causas nacionales: el fútbol, los programas de concurso (realities) y la defensa de los intereses de los nuevos pobres de la nación..., efectivamente, los pobres dueños de los monopolios y de los medios de comunicación.

No es de extrañar, entonces, que con la llegada del progresismo (que no socialismo ni mucho menos comunismo) al Gobierno Nacional, junto con sus anuncios de acortar, mínimamente, las inmensas brechas socioeconómicas que hacen de Colombia uno de los países más desiguales y pobres del mundo, se hayan disparado todas las alarmas de la avaricia y el egoísmo de los grandes capos de los gremios de la producción colombiana y, como consecuencia de ello, hayan puesto en funcionamiento, una vez más, el ejercicio de informar de manera sesgada y/o engañosa al colombiano desinformado.

La desfachatez con la que la mal llamada “Gran prensa colombiana” ha asumido la orden, primero de hacer trizas la paz y ahora, de torpedear el gobierno del Pacto Histórico, ha llegado a puntos tan groseros, que el mismo presidente de la República ha tenido que salir a desmentir, públicamente, la sarta de falacias diarias, con las que supuestamente informan a los colombianos, los dueños de los grandes medios de comunicación: el famoso Cuarto Poder.                                                                              



[2] Ordenanza 032 del 11 de junio de 2020 por la cual se adopta el Plan de Desarrollo Departamental del Cauca para el periodo 2020-2023 “42 Motivos para avanzar”. Asamblea Departamental del Cauca. https://rap-pacifico.gov.co/wp-content/uploads/2020/07/PLAN-DE-DESARROLLO-CAUCA.pdf

 

[3] Perfil económico: Departamento de Cauca. Oficina de Estudios Económicos, febrero 2023. Ministerio de Comercio, industria y Turismo. https://www.mincit.gov.co/getattachment/d6e4fd81-8739-4fe6-8d96-191351ebd122/Cauca.aspx

[4] Conmemoramos la vida, porque no aceptamos la muerte que nos imponen. Consejo Regional indígena del Cauca. https://www.cric-colombia.org/portal/conmemoramos-la-vida-porque-no-aceptamos-la-muerte-que-nos-imponen/

 

[5] MARTÍNEZ, Abraham Santibáñez. Periodismo interpretativo o periodismo de opinión: un intento de clarificación. Comunicación y medios, 1985, no 5, págs. 53-63.

[6] Publicado en: https://www.magazincnc.com/el-famoso-cuarto-poder/

[7]Francis Bacon en su obra, de 1625, ‘De la dignidad y el crecimiento de la ciencia’ (De Dignitate et Argumentis Scientiarum)

[8]Juan Daniel. director de la revista Francesa Le Nouvel Observateur.EL PAÍS-Le Nouvel Observateur. l7raducción: C. Scavino. 1987 en: https://elpais.com/diario/1987/09/13/opinion/558482409_850215.html

[9] Enciclopedia Red Cultural del Banco de La República. El periodismo en Colombia - Enciclopedia | Banrepcultural

[10] Derecho a la información. Derecho a la Información (mintic.gov.co)


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