La esquina tragica de la Calle 74 con Avenida Caracas de Bogotá. (Foto tomada de www.elpais.com.co) |
¿Quiénes estarían detrás del bombazo?
Por Luis Alfonso Mena S. (*)
¿A quién le “sirve” el atentado
terrorista de este martes 15 de mayo, que rechazamos sin rodeos, y que causó la
muerte de dos colombianos y dejó 28 heridos en Bogotá, entre ellos al ex
ministro Fernando Londoño?
Todo indica que a la
ultraderecha, que lo pudo haber cometido enfundada en cualquiera de sus
variados ropajes: de paramilitares, “Bacrim”, latifundistas, políticos enceguecidos…
Claramente es un hecho que está
utilizando un sector recalcitrante del establecimiento, que en el plano interno
busca generar un ambiente contrario a un proceso de paz y que se le atraviesa a
cualquier intento de búsqueda de acercamientos con la insurgencia. Por ejemplo,
el marco legal para la paz que discutía la Cámara de Representantes precisamente
este martes.
Es un acto que utiliza una derecha
fascista que en el plano internacional lidera una campaña intervencionista contra
los gobiernos de izquierda en el continente, de manera especial contra el Presidente
de Venezuela.
Ese atentado es la manera de llamar
la atención para volver a congregar a quienes piensan que Colombia debe seguir
sumida en el desangre de una guerra sin fin y de validar la creencia de que
aquí sólo sirve la mano dura de la derecha militarista.
El atentado se parece mucho al cometido
por paramilitares en 2005 contra el hoy ministro de la Vivienda, Germán Vargas
Lleras, o al que acabó con la vida del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, en
1995, entre otros.
El terrorismo no es un mecanismo
con exclusividades. La derecha mundial lo utiliza. El Estado de Israel y la CIA
estadounidense son expertos en él.
Una prueba de lo anterior es el
atentado terrorista cometido por Israel en Teherán en enero de 2010 en el cual
fue asesinado, con una bomba puesta en el automóvil en el que se movilizaba, el
físico nuclear iraní Masud Ali Mohammadi.
En Colombia la búsqueda de la paz
está llena de enemigos, porque priman intereses oligopólicos, mafiosos y
criminales.
Sacar el país de la guerra es un
camino plagado de obstáculos, pero el deber de los demócratas es persistir en
recorrerlo, pues la solución de los problemas estructurales de Colombia incluye,
ineluctablemente, el fin de la guerra.
La búsqueda de la paz sigue
vigente, así muchos se opongan, como el ex presidente Álvaro Uribe, quien con descaro
y con el tono altanero que le caracteriza compareció este martes ante los
medios de comunicación a utilizar políticamente el lamentable atentado y a
rechazar la ley marco para la paz que se discute en el Congreso y que en la
noche del martes fue aprobada en sexto debate por abrumadora mayoría.
Por encima de atentados y de
guerreristas de todos los lados, la negociación política del conflicto interno
no da espera.
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