“Todo tiende a que la gente
sea manipulada, no informada”
“La censura no aparece de la noche a la mañana. Empiezan a matar periodistas y luego viene otra manera de censura que es peor y es la del dinero, eso lo logró el narcotráfico”, dice la ex corresponsal de El Tiempo en Cali en los crudos años 80.
Por Mónica Becerra (*)
Pausada y con una mirada cálida, es una mujer que recuerda sus años de trabajo en el periodismo con nostalgia, aunque ahora está dedicada a una pasión no muy lejana: escribir. Por esa razón estudió en la Universidad del Valle varias cosas, entre ellas literatura.
Sobre los amigos y colegas de su época (décadas de los años 80) expresa que “la mayoría de los compañeros de esa generación --en la que se alegraba de poder cambiar el mundo con lo que hacia-- se dispersaron como los granos de una mazorca tierna, sin alcanzar a retoñar. “Han muerto muchos de los buenos, otros siguen caminando y algunos más hemos logrado hacer diversas cosas”.
Accedió a concederme la entrevista porque piensa que para una periodista como yo, que apenas está empezando en esta profesión, es importante conocer conceptos y experiencias.
Traía consigo un libro del cual no recuerdo el titulo, pero tenía la palabra “loco” y la portada era en sepia. Hablamos al sabor de un capuchino y de agua aromática, sentadas en una mesa de un centro comercial.
Y así fue como rompimos el hielo. Empecé contándole que para mi el medio no es lo que pensaba, pero sí lo que me decían. Cuando terminé de expresarle mi asombro, sonrió, miró de soslayo y meneó su cabeza negativamente. En ese momento sentí que iba a ser honesta con cada respuesta.
Levanté la mirada y la dirigí hacia ella, volteé la hoja del cuaderno, ella tomó un trago de su agua de manzanilla y lancé la primera pregunta sin titubeos, porque ante todo había que conservar la seguridad –pensé.
-- ¿Cuáles son las tres diferencias fundamentales entre el periodismo de antes y el de hoy?
-- Creo que el periodismo de hoy es un poco superficial, esa es una diferencia. El periodismo de antes era mucho más destinado al objetivo de informar y crear una opinión. Otras diferencias pueden ser la globalización y la modernización, es una gran ventaja que uno se pueda comunicar en dos minutos con el periodista que está en África, tenga uno una visión y pueda compararla con lo que tenemos acá. Yo soy una abanderada de la modernidad.
-- ¿Cómo se manejaba antes la relación del periodista con el poder?
-- Antes había cierto respeto entre el periodista y el poder, en este momento hay una gran ruptura, tanto contubernio que las líneas están difusas. Los procesos de narcotráfico influyeron mucho en su época, pero creo que las relaciones con el poder se han vuelto manipulables, eso me parece perverso, a veces veo El País y me da mucha lastima, es un periódico absolutamente liviano. Lo mismo pasa con El Tiempo, la gente le creía al periódico y en este momento es un consorcio de Planeta, entonces las informaciones son cada vez mas lánguidas, más acomodadas a las necesidades del poder y eso me parece terriblemente negativo, porque si el poder me sostiene no puedo informar bien.
-- ¿Cree que la relación periodista-fuentes ha cambiado?
-- Yo creo que sí. No sé cómo será ahora, pero no creo que varié mucho. Uno establece las relaciones de acuerdo a sus necesidades y limites.
-- ¿Y de la compra de información?
-- Eso ya no es información que valga la pena. Si le toca pagar por información estaríamos hablando de los falsos positivos periodísticos.
-- ¿Fue siempre tan oficialista, tan partidario del poder el periodista como lo es hoy?
(Detiene sus palabras y la expresión de su rostro denota asombro. Desliza la servilleta que tiene en su mano derecha por los dedos de su mano izquierda, se queda en silencio, parece que estuviera buscando entre sus recuerdos).
sea manipulada, no informada”
“La censura no aparece de la noche a la mañana. Empiezan a matar periodistas y luego viene otra manera de censura que es peor y es la del dinero, eso lo logró el narcotráfico”, dice la ex corresponsal de El Tiempo en Cali en los crudos años 80.
Por Mónica Becerra (*)
Pausada y con una mirada cálida, es una mujer que recuerda sus años de trabajo en el periodismo con nostalgia, aunque ahora está dedicada a una pasión no muy lejana: escribir. Por esa razón estudió en la Universidad del Valle varias cosas, entre ellas literatura.
Sobre los amigos y colegas de su época (décadas de los años 80) expresa que “la mayoría de los compañeros de esa generación --en la que se alegraba de poder cambiar el mundo con lo que hacia-- se dispersaron como los granos de una mazorca tierna, sin alcanzar a retoñar. “Han muerto muchos de los buenos, otros siguen caminando y algunos más hemos logrado hacer diversas cosas”.
Accedió a concederme la entrevista porque piensa que para una periodista como yo, que apenas está empezando en esta profesión, es importante conocer conceptos y experiencias.
Traía consigo un libro del cual no recuerdo el titulo, pero tenía la palabra “loco” y la portada era en sepia. Hablamos al sabor de un capuchino y de agua aromática, sentadas en una mesa de un centro comercial.
Y así fue como rompimos el hielo. Empecé contándole que para mi el medio no es lo que pensaba, pero sí lo que me decían. Cuando terminé de expresarle mi asombro, sonrió, miró de soslayo y meneó su cabeza negativamente. En ese momento sentí que iba a ser honesta con cada respuesta.
Levanté la mirada y la dirigí hacia ella, volteé la hoja del cuaderno, ella tomó un trago de su agua de manzanilla y lancé la primera pregunta sin titubeos, porque ante todo había que conservar la seguridad –pensé.
-- ¿Cuáles son las tres diferencias fundamentales entre el periodismo de antes y el de hoy?
-- Creo que el periodismo de hoy es un poco superficial, esa es una diferencia. El periodismo de antes era mucho más destinado al objetivo de informar y crear una opinión. Otras diferencias pueden ser la globalización y la modernización, es una gran ventaja que uno se pueda comunicar en dos minutos con el periodista que está en África, tenga uno una visión y pueda compararla con lo que tenemos acá. Yo soy una abanderada de la modernidad.
-- ¿Cómo se manejaba antes la relación del periodista con el poder?
-- Antes había cierto respeto entre el periodista y el poder, en este momento hay una gran ruptura, tanto contubernio que las líneas están difusas. Los procesos de narcotráfico influyeron mucho en su época, pero creo que las relaciones con el poder se han vuelto manipulables, eso me parece perverso, a veces veo El País y me da mucha lastima, es un periódico absolutamente liviano. Lo mismo pasa con El Tiempo, la gente le creía al periódico y en este momento es un consorcio de Planeta, entonces las informaciones son cada vez mas lánguidas, más acomodadas a las necesidades del poder y eso me parece terriblemente negativo, porque si el poder me sostiene no puedo informar bien.
-- ¿Cree que la relación periodista-fuentes ha cambiado?
-- Yo creo que sí. No sé cómo será ahora, pero no creo que varié mucho. Uno establece las relaciones de acuerdo a sus necesidades y limites.
-- ¿Y de la compra de información?
-- Eso ya no es información que valga la pena. Si le toca pagar por información estaríamos hablando de los falsos positivos periodísticos.
-- ¿Fue siempre tan oficialista, tan partidario del poder el periodista como lo es hoy?
(Detiene sus palabras y la expresión de su rostro denota asombro. Desliza la servilleta que tiene en su mano derecha por los dedos de su mano izquierda, se queda en silencio, parece que estuviera buscando entre sus recuerdos).
-- Eso que se ve ahora no se veía antes, era la distancia necesaria que tenía que existir. Nosotros no tuvimos problemas de censuras porque las distancias se mantenían. Me tocó pelear en el periódico por las distancias del poder, porque vigilábamos y éramos la conciencia. En este momento eso no existe, en los noticieros se habla de las calles destapadas, de cualquier cosa, menos de lo importante. Antes la gente no se compraba tan fácil.
-- ¿Qué ha pasado históricamente con la organización gremial de los periodistas?
-- Nunca estuve cerca de las organizaciones. Conozco las que existen, pero las de Cali nunca han tenido posiciones combativas.
-- Hablando de posiciones combativas, ¿usted qué opina del caso Claudia López?
-- Mire, El Tiempo hace eso, ellos le dan a usted un manual de trabajo y uno se ajusta o se va. Yo no puedo pasarme los niveles de la estructura. Hace muchos años don Hernando Santos censuró a Lucas Caballero Calderón, eso fue histórico. Si hago eso en EE.UU., allá también hubiera pasado. A ella se le fueron las luces. Claudia no puede escribir contra su propio medio, si no le gusta donde está debe irse, yo no puedo pretender que mi ética sea mi ética, pero no la de los otros, eso no está bien.
-- ¿Hubo sindicatos de periodistas en el inicio de esta profesión?
-- Yo creo que en Colombia el movimiento sindical fue interesante.
-- ¿Por qué cree que no ha habido o hay hoy sindicatos de periodistas?
-- Hay muchas razones. Si nosotros miramos más grande la cosa, hay un libro de un periodista del Club de Bildenberg donde está condesada la forma como los ricos más ricos del mundo, después de la Segunda Guerra Mundial, dieron las pautas para manejar el mundo. Hay una política generalizada para el manejo de la información, todo tiende a que la gente debe ser manipulada no informada.
-- ¿Cómo cree que ha cambiado el manejo de la información en los últimos 40 años?
-- En Colombia hace diez años ha tenido un descenso porque el periodismo de antes era combativo, era una apuesta a un sentido de libertad de expresión. La censura no aparece de la noche a la mañana, empiezan a matar periodistas, directores de medios, luego viene otra manera de censura que es peor y es la del dinero, eso lo logró el narcotráfico. Era una espada de Damocles sobre la cabeza.
(Sonrió y le lanzo las dos últimas preguntas. Ya es tarde y su hijo acaba de llegar, creo que van a almorzar juntos. Él tiene prisa y ella, curiosidad de saber cómo le fue en sus diligencias).
-- ¿Cuál ha sido el peor o mejor presidente?
-- Eso no puedo contestarlo, no tengo tanto conocimiento de afinidades políticas para considerar que ha habido alguien bueno, el concepto de bondad no me dice nada. Pero éste (se refiere a Uribe) es pésimo, es peligroso, es un seductor y engaña. Utilizó la inestabilidad que tenía el país para lanzarse. Hummm, Samper no hubiera sido tan negativo si obviamos la problemática que tuvo. Barco fue serio y conservó su dignidad…
-- ¿Peor o mejor gobernador?
-- Este muchacho me parece una locura. ¿Gobernador?, ¿de qué?, con tanta cola que tiene.
-- ¿Peor o mejor Alcalde de Cali?
-- ¿Quien fue el pasado? ¡Polo! Pobre Polo… John Maro no robó. Carlos Holmes no fue un mal alcalde, él metió a Cali en la modernidad y a Jorge Iván le falta la dimensión de estadista.
-- ¿Cuál ha sido en su historia de periodista el mayor logro?
-- Volverme escritora. Sí, mi mayor logro fue escribir bien, porque me fascina escribir novelas y en eso estoy. Aún no tengo éxito, pero lo tendré algún día.
-- ¿Su frustración?
-- Yo hubiera querido hacer un periodismo internacional, salir, trabajar fuera del país. Eso no es un fracaso, ya que uno tiene que elegir y tenía mi familia. Uno negocia. Quizás no poderle avisar a Galán, cuando estuvo en Cali, unos días antes de su muerte, que le tenían interceptados los teléfonos de la casa y oficina.
(Al final, ella se va con su hijo, yo me quedo reflexionando sobre lo que es ser periodista en este país y confirmo que aunque muchos digan que no, las dinámicas se pueden cambiar.
Como en la moda, prefiero creer que todo tiene su ciclo y las buenas épocas volverán. Me paro de la mesa y la trabajadora del café me llama: “¡Niña, niña, ustedes no me han cancelado la cuenta!” Por suerte ahora devengo un salario mínimo como periodista y tuve con qué pagar).
(*) Estudiante de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali, Énfasis en Periodismo.
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