colectiva en la USC
Cada vez un mayor número de estudiantes y profesores actúan conjuntamente con un mismo propósito en Asamblea Abierta. Esta es la mejor forma de contrarrestar la inoperancia del actual Consejo Superior. El estudiantado y el profesorado comprenden que lo único que salva a la USC es su urgente democratización.
Los rumores de un alza desproporcionada de las matrículas fueron el aglutinador de diversas problemáticas, que al transcurrir de la Asamblea estudiantil fueron emergiendo e identificando el malestar de los estudiantes de las diferentes Facultades. Por ejemplo, los estudiantes de Medicina señalaron el hacinamiento en clases y en la práctica con los pacientes, ocho de ellos deben asediar a un enfermo por la mala planeación de la actividad, obteniendo resultados pedagógicos lamentables; los de Publicidad denunciaron que los programas de software que utilizan están obsoletos con relación a los que emplean las empresas publicitarias en su cotidianidad, el programa de software de diseño de alta resolución es subutilizado por un profesor que trabaja Excel, Word y Power Point; los de Ingeniería que no tienen suficientes asientos, quien llega tarde debe salir a otros salones a buscarlos, etc.
La Asamblea se transformó en biestamentaria, pues el profesorado también intervino. Los docentes acusaron a la Administración de retenerles el dinero de salud, pensiones y protección de riesgos; ellos y sus familiares son expulsados de los sistemas de salud; los productos investigativos no se publican por falta de recursos para libros y revistas, sus organizaciones gremiales también son víctimas de la arbitraria retención de sus aportes.
Al analizar las causas de la crisis aparecieron dos explicaciones. Una de ellas, de parte del estudiantado y el profesorado: el modelo perverso con el cual se degeneró la democracia santiaguina y creó un Consejo Superior, CS, con más de 130 integrantes, constituido por una mayoría silenciosa que solo se vuelve locuaz para poner en marcha la aplanadora de los votos a favor de la Administración y para silenciar con “el suficiente ilustración” las discusiones que realmente afectan el interés general de los estamentos santiaguinos y a la ínfima minoría deliberante. La perversidad del modelo hace metástasis en el clientelismo que infla las nóminas para garantizar la influencia de la Administración nombrando amigos y que organiza circo, como fiestas ah doc para los estudiantes, cuando sus sectores activos se manifiestan, a pesar que hay crisis financiera.
La otra, argüida por el Presidente del CS y por el jefe de Recursos Humanos: el gran déficit presupuestario es culpa de los “1.400” profesores y la Convención Colectiva por la forma en que se redistribuyen los recursos en los salarios y las bonificaciones; es decir, que quienes realmente generan la riqueza en clases, en trabajo de campo, laboratorios, en la escritura de productos investigativos y en la obtención de registros de calidad de los programas académicos son los que quiebran la Universidad.
Después de más de un año de gestión de la actual Junta Directiva, con una retórica que cada vez aparta más las palabras de las cosas, entre la negra noche de los desafueros de la gestión se vislumbra un destello de esperanza. Cada vez un mayor número de estudiantes y profesores actúan conjuntamente con un mismo propósito en Asamblea Abierta. Esta es la mejor forma de contrarrestar la inoperancia del actual Consejo Superior. El estudiantado y el profesorado comprenden que lo único que salva a la USC es su urgente democratización.
(*) Profesor, miembro del Consejo Superior de la USC.
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