Esta antena se encuentra ubicada en la Calle 8, entre carreras 4 y 5, del municipio de Yumbo. (Foto: José Julián Mena R.).
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Los campos
electromagnéticos,
una seria
amenaza
En Yumbo, por
cada 20.000 habitantes hay una antena, mientras que en Cali esta cifra se
reduce a 8.000. Las antenas de transmisión siguen siendo cuestionadas, mientras
que en la Capital Industrial del Valle se identifican extrañas patologías.
Por José Julián
Mena Rivera (*)
Pese
a que los estudios científicos no han determinado los
efectos negativos para la salud en los humanos, por causa de la radiación
electromagnética, en Yumbo se presentan patologías de dudoso origen.
Tal
es el caso de Bety Arias quien hace cuatro años falleció de esclerosis lateral
amiotrófica múltiple. “Hace seis años se
le diagnosticó la enfermedad, los médicos cubanos que la trataron se asombraron
por su inusual padecimiento, dos años después murió”, declaró Alejandra
Avendaño, hija de la señora.
Según
informe de la Organización Mundial de la Salud, OMS, uno de cada cien mil
habitantes en el mundo padece esta afección.
Alejandra
no entiende cómo su madre fue perdiendo facultades físicas, de un momento a
otro. El domicilio de los Avendaño Arias está ubicado en la carrera 4 No. 8-72,
a escasos 50 metros de una antena repetidora de señal celular de Tigo y
Movistar.
Carmelita
Puente reside en la Calle 8 # 4-55, en su domicilio se encuentra instalada la
antena de 35 metros de altura, antes mencionada. “La gente cómo puede decir que
esto es perjudicial, tanto tiempo aquí y
no ha pasado nada”, declara la propietaria del inmueble, desconociendo las
enfermedades vecinas.
“Los
campos magnéticos de baja frecuencia inducen corrientes que circulan dentro del
cuerpo humano… alterando el funcionamiento celular”, manifiesta el manual de la
OMS Estableciendo un diálogo sobre los
riesgos de los campos electromagnéticos.
De
igual manera, el ingeniero eléctrico Bernardo Pabón, con respecto a la posible
relación de las enfermedades con la antena de repetición de señal celular,
indicó: “Las edificaciones convencionales de teja de barro y bareque –como es el caso de la vivienda de los
Avendaño Arias– son más propensas a recibir todo la carga electromagnética
porque no hay nada que las repela”.
Elizabeth
García lideró la recolección de firmas en el sector hace un par de años para
retirar la antena de la zona residencial. Sin embargo, como ella manifiesta:
“Todo quedó en nada”.
Las
preguntas se agudizan cuando a escasos cien metros de la antena se nota la ubicación
de dos colegios.
La
Institución Educativa Antonia Santos es uno de ellos, y alberga diariamente en
sus instalaciones a más de 500 estudiantes. La misma situación vive la
Institución Educativa José María Córdoba, en su sede Manuela Beltrán, en donde
estudian 466 alumnos divididos en dos jornadas.
Rosa
Altamirano, docente de la Córdoba, manifiesta que esto representa un alto
riesgo para la comunidad estudiantil.
La
Constitución Política de Colombia en su artículo 75 declara que el “espectro
electromagnético es un bien público inenajenable e imprescriptible sujeto a la
gestión y control del Estado”.
El
Decreto 195 del 31 de enero de 2005 adoptó los límites de la exposición humana
a los campos electromagnéticos, pero excluyó de su aplicación a “los emisores no intencionales, las antenas
receptoras de radiofrecuencia, fuentes inherentemente conformes y los equipos o
dispositivos radioeléctricos terminales de usuarios”.
No
contentos con lo anterior, el Ministerio de Comunicaciones les ha encargado la
prestación del “Servicio Público No Domiciliario de Comunicación Personal”
mediante concesión.
Omaira
García vive a 20 metros de la antena. Hace tres años comenzó a presentar
convulsiones. El diagnóstico médico era poco esperanzador, tenía porfiria. El
suyo era uno de los 300 casos que se conocen en el mundo de esta enfermedad. A
sus 21 años debe asumir la vida con la carga de una dolencia que, según
expertos, corresponde a un trastorno constante de la hemoglobina.
Actualmente
se encuentra estudiando psicología en la Universidad del Valle. Por
recomendación médica debería estar alejada de toda radiación electromagnética.
Sin embargo, Rubiela García, madre de Omaira, declara: “Por falta de recursos
debemos seguir viviendo en el domicilio”.
“Muchos
resultados, que van desde defectos reproductivos a enfermedades
cardiovasculares y neurodegenerativas, han sido examinados, pero la más
consistente de las evidencias a la fecha es la concerniente a la leucemia en
niños”, manifiesta el Proyecto de Campos Electromagnéticos, CEM.
Luis
Rivera decidió quitarse la vida después de dormir los últimos diez años a tan
solo 15 metros de la antena celular. El 27 de junio de 2007 ingresó por primera vez a la Asociación
para la Salud Mental Infantil y del Adolescente, Sima, donde se le continuó
valorando hasta que el 20 de noviembre de 2010 decidió quitarse la vida.
Casualidad
o fatalidad, estas historias se siguen escribiendo en Yumbo ante la mirada
indiferente de vecinos como Luz Dary Castro, quien manifestó: “Yo no sabía que
habían puesto una antena en el sector”.
(*) Estudiante
de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali, USC.
Foto tomada al lado de la habitación de Luis Rivera,
en el patio central.(Foto: José Julián Mena R.).
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Foto tomada desde el domicilio de Carmelita Puente. En el patio de su casa se encuentra instalada la antena.(Foto: José Julián Mena R.). |
Antena ubicada en la Calle 8, entre Carreras 4 y 5,
del municipio de Yumbo. (Foto: José Julián Mena R.).
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