Documento tomado del Archivo Histórico de Cali. (Foto: Andrés Felipe Carmona). |
El
‘tatequieto’ al consumo de alcohol en 1922
Con
el propósito de dar a conocer la documentación histórica de la ciudad de Cali en el
Siglo XX, parentesiscali.blogspot.com.co/
inicia con este texto una serie de entregas para llevarles documentos del
Archivo Histórico de Cali y el Concejo de este municipio, que por sus aportes a
la memoria de la capital del Valle vale la pena reproducirlos y compartirlos.
Por Andrés Felipe
Carmona (*)
Para
el año 1922 Santiago de Cali tenía un aproximado de 53.484 habitantes, 1.333 nacimientos y por lo menos 915
registros de defunción, según cálculos del
Banco República, en un documento publicado en 2007.
Pero
vivir en la ciudad implicaba, por curso natural de las sociedades, corregir
problemas de salud pública que se empezaban a presentar en este terruño del
llamado para entonces Distrito Capital-Cali.
Corría
el mes de abril de aquel año y en el Concejo de Cali se aprobaba un acuerdo
municipal para frenar el creciente consumo de alcohol en las calles de la ciudad,
un problema de salud pública que se había salido de control.
“El
alcoholismo es causa predisponente y determinante de multitud de enfermedades
que debilitan la raza, diezman la población y disminuyen su capacidad
productiva”, afirmaban los concejales caleños en uno de los tres puntos a
considerar para establecer el Acuerdo No. 11 de 1922, que iniciaba una lucha
antialcohólica.
Este texto, dado en el Concejo el 22 de
abril de 1922, establece siete artículos con medidas para que el Municipio le
ponga ‘tatequieto’ al consumo de licor, entre estos crear la materia
antialcohólica en escuelas públicas de Cali, enseñarles a los menores a no
consumir licor.
“Artículo
1. Declárese obligatoria la instrucción antialcohólica en las escuelas públicas
del Municipio, a las cuales se dotará de cuadros murales que patenticen los
estragos del alcohol en el individuo, en la familia y en la sociedad”, dice
textualmente el primer punto del acuerdo.
Por
hacer la mejor cartilla para combatir el consumo de alcohol había premios. El
texto ordenaba que cada año se abrieran dos concursos “para adjudicar, en cada
uno de ellos, un premio de sesenta pesos ($60 oro), al autor de la mejor
cartilla antialcohólica que se presente”.
No
se fijaban fechas para los concursos. Sí se tenía claro que los jueces debían
ser la Comisión de Salubridad e Higiene de Cali (hoy Secretaría de Salud): un
médico, el Personero y el Alcalde de Cali.
Como toda campaña, los
libros eran necesarios para llevar pedagogía a los caleños. Por eso, decía el
Acuerdo, “destínase hasta la suma de quince pesos oro ($15 oro), con el fin de
adquirir, para la Biblioteca Municipal, obra sobre el alcohol y sus peligros,
que proporcionen lecturas ilustrativas y amenas”.
Y para incentivar a
dejar de vender trago en los negocios comerciales, el Municipio ordenó, a
través de este mismo Acuerdo, librar de pagar impuestos municipales a los
establecimientos que vendieran exclusivamente café. Además, recordaba que los
menores no podían tomar bebidas alcohólicas. Si no se cumplía esto, los padres
debían pagar $200 Oro.
En ese entonces, en
palabras tomadas de manera textual del acuerdo, el alcoholismo obraba en Cali
“como causa de miseria moral y especialmente como excitante de la criminalidad
sanguinaria”.
(*) Periodista de Cali, Colombia.
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