jueves, 25 de febrero de 2016

Historia. El Acuerdo No. 11 del Concejo contra el alcoholismo en Cali

Documento tomado del Archivo Histórico de Cali. (Foto: Andrés Felipe Carmona).

El ‘tatequieto’ al consumo de alcohol en 1922

Con el propósito de dar a conocer la documentación histórica de la ciudad de Cali en el Siglo XX, parentesiscali.blogspot.com.co/ inicia con este texto una serie de entregas para llevarles documentos del Archivo Histórico de Cali y el Concejo de este municipio, que por sus aportes a la memoria de la capital del Valle vale la pena reproducirlos y compartirlos.

Por Andrés Felipe Carmona (*)
Para el año 1922 Santiago de Cali tenía un aproximado de 53.484 habitantes, 1.333 nacimientos y por lo menos 915 registros de defunción, según cálculos del Banco República, en un documento publicado en 2007.

Pero vivir en la ciudad implicaba, por curso natural de las sociedades, corregir problemas de salud pública que se empezaban a presentar en este terruño del llamado para entonces Distrito Capital-Cali.

Corría el mes de abril de aquel año y en el Concejo de Cali se aprobaba un acuerdo municipal para frenar el creciente consumo de alcohol en las calles de la ciudad, un problema de salud pública que se había salido de control.  

“El alcoholismo es causa predisponente y determinante de multitud de enfermedades que debilitan la raza, diezman la población y disminuyen su capacidad productiva”, afirmaban los concejales caleños en uno de los tres puntos a considerar para establecer el Acuerdo No. 11 de 1922, que iniciaba una lucha antialcohólica.

Este texto, dado en el Concejo el 22 de abril de 1922, establece siete artículos con medidas para que el Municipio le ponga ‘tatequieto’ al consumo de licor, entre estos crear la materia antialcohólica en escuelas públicas de Cali, enseñarles a los menores a no consumir licor.

“Artículo 1. Declárese obligatoria la instrucción antialcohólica en las escuelas públicas del Municipio, a las cuales se dotará de cuadros murales que patenticen los estragos del alcohol en el individuo, en la familia y en la sociedad”, dice textualmente el primer punto del acuerdo.

Por hacer la mejor cartilla para combatir el consumo de alcohol había premios. El texto ordenaba que cada año se abrieran dos concursos “para adjudicar, en cada uno de ellos, un premio de sesenta pesos ($60 oro), al autor de la mejor cartilla antialcohólica que se presente”.

No se fijaban fechas para los concursos. Sí se tenía claro que los jueces debían ser la Comisión de Salubridad e Higiene de Cali (hoy Secretaría de Salud): un médico, el Personero y el Alcalde de Cali.

Como toda campaña, los libros eran necesarios para llevar pedagogía a los caleños. Por eso, decía el Acuerdo, “destínase hasta la suma de quince pesos oro ($15 oro), con el fin de adquirir, para la Biblioteca Municipal, obra sobre el alcohol y sus peligros, que proporcionen lecturas ilustrativas y amenas”.

Y para incentivar a dejar de vender trago en los negocios comerciales, el Municipio ordenó, a través de este mismo Acuerdo, librar de pagar impuestos municipales a los establecimientos que vendieran exclusivamente café. Además, recordaba que los menores no podían tomar bebidas alcohólicas. Si no se cumplía esto, los padres debían pagar $200 Oro.
En ese entonces, en palabras tomadas de manera textual del acuerdo, el alcoholismo obraba en Cali “como causa de miseria moral y especialmente como excitante de la criminalidad sanguinaria”.


(*) Periodista de Cali, Colombia.

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