Las imágenes de los pueblos ancestrales. (Foto: José Marulanda). |
El
pasado que no pasa
Por José Marulanda (*)
La primera hora de la mañana del domingo
21 de Febrero fue distinta a la de muchos años, ya que nunca mi amigo Mauricio
Villegas y yo nos habíamos tomado un café antes de la salida del sol. El motivo
era la decisión que habíamos tomado días atrás de realizar un documental sobre
los conflictos que se han presentado alrededor de la aplicación constitucional de
la jurisdicción especial indígena.
La conmemoración de los 45 años del
Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric, era la ocasión perfecta para iniciar
nuestro trabajo. La María Piendamo, lugar que según los pueblos indígenas del
departamento del Cauca es un territorio de Convivencia, Diálogo y Negociación, fue
el escenario escogido para la reunión de los 121 cabildos distribuidos en nueve
zonas que conforman el Cric.
Gracias a la colaboración de unos amigos
viajamos hasta el sitio. En medio de un ambiente marcado por la risa, la
confianza y el diálogo entre amigos llegamos al lugar. Allí ya se encontraban
los anfitriones del resguardo indígena alistando los alimentos para recibir a
las delegaciones que visitarían lo que para los pueblos originarios es un
territorio sagrado.
Aunque
ya había visitado este lugar, nunca sentí que había llegado a un espacio ya
recorrido. Puede ser porque el fin del viaje por las carreteras del Cauca era
para nosotros el inicio de uno nuevo, marcado por el deseo de contar a través
del documental el país que no conocemos.
Al llegar al lugar nos encontramos con
que las mujeres, niños y jóvenes del lugar organizaban la madera que se
utilizaría para los tres fogones de leña en donde se cocinaría para las más de
mil personas que llegarían.
Íbamos construyendo ideas mientras
observamos los rostros que buscábamos, indagando cuáles son las imágenes que
muestren por sí mismas la valentía, organización y dignidad de los pueblos
ancestrales.
Caminamos por el lugar y nos
impresionaba cómo en un pequeño espacio se podían encontrar tantas expresiones
artísticas de unas culturas. Rostros de líderes ancestrales, símbolos de
animales sagrados, todos pintados a mano y llenos de colores que reflejan la
diversidad de culturas que confluyen en La María.
Nunca nos sentimos extraños en una
tierra que ha sido defendida por estas comunidades hasta con su propia vida, lo
que refleja un sentido de pertenencia tan grande y a la vez difícil de entender
para muchos.
Este primer acercamiento no fue solo el
viaje inicial de un proyecto cinematográfico en común entre dos personas, fue
el comienzo de una nueva etapa en la vida de dos hombres comprometidos con
contribuir a que este país construya el álbum de fotografías que tanto le hace
falta.
(*)
Periodista vallecaucano.
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