Hasta
los llanos del Yarí se desplazó Pazífico Noticias a cumplir una cita con la
historia
Por Luis Alfonso Mena
El camino que nos condujo al campamento
de las Farc-EP donde se desarrolla su cumbre decisoria, en el corregimiento El
Diamante, Llanos del Yarí, se inició en La Macarena, un alejado y abandonado
municipio del departamento del Meta situado a orillas del río Guayabero. A La
Macarena arribamos después de una hora y siete minutos de vuelo en una avioneta
TU-206, de 310 caballos de fuerza y una velocidad de 120 nudos, conducida
partiendo de Villavicencio por el capitán Cristián Velásquez.
Desde la pequeña avioneta para solo
cinco pasajeros apreciamos la extraordinaria magnitud y belleza de nuestra
geografía, en manos de terratenientes y especuladores de la tierra… Luego de
aterrizar, casi tocando las riberas del río, apareció la primera estampa de las
dos Colombias: una carretilla movida por un burrito que hace las veces de
vehículo maletero y, al lado de la pista, el batallón del Ejército y sus
poderosos medios de transporte de tropas.
Esta joven, Jorley González, guía turística,
nos dice que La Macarena está integrada por 180 veredas y tiene 27.000
habitantes. Desde allí hay que transitar a lo largo de unos 130 kilómetros a
través de una vía sin pavimentar, hecha por la guerrilla y la comunidad. Para
recorrerla, una camioneta tarda entre cinco y seis horas, en medio de polvo,
huecos, lodo y la soledad de sus interminables sabanas.
Casi en la mitad del recorrido apareció
de pronto, a la vera del camino, como un oasis, una pequeña tienda, la primera
y la última. Se llama Morrocoi, en la que sonaba música norteña.
Después se dibuja el río La Tunia, a
orillas del cual se halla un caserío del mismo nombre que es hoy como un pueblo
fantasma, en el que los pocos habitantes que aún quedan luego de los ataques
que sufrieron durante el gobierno de Álvaro Uribe solo tienen la compañía de
mariposas amarillas, un puesto de salud clausurado y una perrita que disipa el
sofoco de las tardes calurosas dormitando en sus calles.
A continuación aparecen las sabanas en
las que otrora capos del narcotráfico tuvieron su epicentro, en la llamada
región de Caquetania, de la que hoy solo quedan vestigios consumidos por la
maleza.
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