En
la Conferencia Nacional de las Farc, centenares de periodistas detrás de la
noticia. Crónica.
Por
Luis Alfonso Mena
La Décima Conferencia Nacional de
las Farc-EP constituyó todo un fenómeno comunicacional. Se calcula que a lo
largo de la semana en la que transcurrió, entre el 17 y el 23 de septiembre,
por lo menos 400 personas, entre periodistas, técnicos y auxiliares, inundaron
los sitios construidos para este certamen… Se les vio por todas partes, no solo
en la inmensa sala de prensa levantada bajo cubierta o en la sala de
conferencias anexa.
Se alojaban en diferentes puntos:
algunos lo hicieron en los campamentos en medio de la selva, donde pernoctan
los guerrilleros y pudieron palpar en carne propia la vida insurgente; otros lo
hicieron en sitios especialmente designados para ellos en carpas y camarotes
protegidos por dos grandes estructuras que los inmunizaban de las inclemencias
del tiempo y estaban ubicadas cerca de una de las varias cafeterías también
construidas para este evento.
Los organizadores todo lo
tuvieron en cuenta. La única gran dificultad fue la del servicio de internet,
que constituyó el dolor de cabeza de la mayoría, que no disponía de antenas
satelitales para la transmisión de su información. Una gran parte de los
presentes pertenecía a medios alternativos, que se rebuscaban la manera de
hacer llegar sus mensajes, aunque a veces fracasaban en el intento. Otros,
sobre todo investigadores sociales, académicos y documentales, que también
asistieron en gran cantidad, realizaban archivos para procesar después o,
simplemente, querían ser testigos del histórico encuentro guerrillero.
Las Farc son un fenómeno
internacional y por eso a la Conferencia asistieron periodistas de Estados
Unidos, Centro y Sur América, lo mismo que de Europa, además de muchos medios
masivos tradicionales y de los alternativos. Todo ese despliegue, seguramente,
condujo a Carlos Antonio Lozada a dedicar un mensaje a los periodistas.
Lozada estableció una diferencia
entre los dueños de los grandes medios de comunicación y los periodistas como
trabajadores.
Así, con el calor intenso y
húmedo del Yari y el ir y venir a través de extensos recorridos, centenares de
periodistas y muchos interesados en el fenómeno insurgente en el país fueron testigos
de excepción de este acontecimiento histórico: el fin de 52 años de
confrontación entre la guerrilla y el Estado colombiano, en el corregimiento
Brisas del Diamante, en La Macarena, Llanos Orientales de Colombia.
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