Foto correspondiente a las protestas del 2011 luego de las cuales salió el rector Everth Celin Navas. (Foto: Luis Alfonso Mena C.). |
Resultó peor el remedio
que la enfermedad
“En el colmo del abuso, buscando perpetuar lealtades
personales, la “Alta Dirección” elaboró contratos docentes que, para el 2014,
en su cláusula 6ª –‘Causales de terminación del presente contrato’-, rezan: ‘EL
PROFESOR que … que hable mal de su Rector, Vicerrector,
Directivos o de la institución como tal, en actos o recintos públicos o
privados, a través de medios visuales, auditivos o escritos, todo lo anterior
con el fin de salvaguardar la honra y el buen nombre de la institución’”.
Rodolfo Espinosa López (*)
Faltaron paredes para fijar, en pliego entero y a todo color, la entrevista que le realizara al rector de la USC la periodista Claudia Palacios. “Evaluamos reducir el precio de las matrículas de algunos programas”, fue el título que evidenció lo que allí se dijo sobre la Universidad.
Faltaron paredes para fijar, en pliego entero y a todo color, la entrevista que le realizara al rector de la USC la periodista Claudia Palacios. “Evaluamos reducir el precio de las matrículas de algunos programas”, fue el título que evidenció lo que allí se dijo sobre la Universidad.
¿De qué otra cosa podía echar mano la reconocida comunicadora social? No cabe duda, se gastó demasiado papel en tan incipiente pensamiento rectoral sobre universidad.
Empezando este semestre, de nuevo aparecieron llenas las carteleras con la imagen del Rector, enaltecido en el 2013, lo dice el afiche pagado por la Universidad, como uno de los 100 líderes del Valle del Cauca. Historia y presencia ha de tener una institución que, como la USC, le permitió hacerse visible.
En medio de la profunda crisis que afloró a finales de 2010, con el respaldo de amplios sectores de la comunidad universitaria, en particular, del estamento profesoral, el Dr. Pérez asumió la función de Rector. Sin embargo, posicionado a través de evidentes mecanismos clientelares, dos años después emprendió una descarada persecución contra la legítima organización gremial de los profesores –SIPRUSACA- y, desconociendo la convención colectiva y el derecho a una previa evaluación de desempeño, despidió a profesores y profesoras que se atrevieron a expresar en voz alta sus divergencias con la, por él mismo calificada, “Alta Dirección”.
El blanco directo de su autoritarismo fue la Junta Directiva de SIPRUSACA, la cual desmanteló, dejando sin asignación docente a la mayor parte de sus miembros. Además, desconociendo trayectorias académicas que él mismo no posee, liquidó, con la complicidad del Consejo Académico, a decenas de prestigiosos profesores y profesoras que ya no hacen parte de la USC.
En el colmo del abuso, buscando perpetuar lealtades personales, la “Alta Dirección” elaboró contratos docentes que, para el 2014, en su cláusula 6ª –“Causales de terminación del presente contrato”-, rezan: “EL PROFESOR que genere todo acto de violencia, injuria, malos tratamientos, o grave indisciplina en que incurra en la cátedra, que hable mal de su Rector, Vicerrector, Directivos o de la institución como tal, en actos o recintos públicos o privados, a través de medios visuales, auditivos o escritos, todo lo anterior con el fin de salvaguardar la honra y el buen nombre de la institución”.
Esto da pena…. pero pena ajena.
Cali, 21 de
febrero/2014.
(*) Profesor
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