La
democracia liberal, en crisis
La labor de los ciudadanos en este
momento histórico de exacerbación de la lucha política y social debe ser la de
exigir la profundización de la democracia mediante la aprobación de reformas
políticas y electorales que garanticen el ejercicio pleno de los derechos
políticos
Por Luz Betty Jiménez de Borrero y Pablo Borrero (*)
Los dirigentes políticos del establecimiento
se encuentran pletóricos de alegría con los resultados electorales, después de
lograr reproducirse en las diferentes curules que componen el Senado y la
Cámara de Representantes conseguidas con el apoyo de los grandes grupos
económicos y con la denominada “mermelada” que repartió el gobierno del
presidente Santos para satisfacer los apetitos burocráticos y electorales de
las viejas y nuevas dinastías políticas que compiten entre sí por la dirección
y control del aparato del Estado contratista y clientelista
De aquí en adelante lo que resta es
el alinderamiento de las fuerzas políticas y burocráticas que representan y
defienden al régimen en torno a la candidatura del Presidente Santos, quien
probablemente será reelegido en primera vuelta contando para ello con el apoyo
de sus socios de la coalición que aspiran a incrementar la votación minada por
la abstención electoral y el voto en blanco que superó con creces a cada uno de
los partidos que participaron en la contienda electoral para Congreso de la
República.
A todo lo anterior se suma el fracaso
del sistema electoral que arrojó más de 1.700.000 votos nulos que conjuntamente
con la compra de votos, el constreñimiento al elector, el fraude
electoral, el trasteo de votos,caracterizaron el panorama político y la
falta de garantías electorales para el común de los ciudadanos haciendo que la
jornada electoral se convirtiera en un remedo de participación democrática,
libre y consciente del pueblo en la escogencia de sus representantes,
circunstancia esta de la cual se valen las clases dominantes para convalidar su
permanencia en el poder.
De esta forma se afianza la hegemonía
de los dirigentes políticos sustentada sobre unas mayorías-minorías que
hacen que se genere la ilusión de que el poder emana del pueblo y no de las
clases dirigentes y que la crisis de la democracia liberal es un asunto que
puede superarse en éste caso con la implementación de medidas y reformas que
van desde la imposición del voto obligatorio hasta la creación de nuevas circunscripciones
electorales territoriales, con base en las cuales se pretende incrementar la
votación y garantizar la competencia electoral entre los partidos a la cual se
ha reducido dicha forma de democracia contraria al ejercicio libre y soberano
de los ciudadanos a escoger a los mejores y más capaces representantes suyos en
los diferentes órganos del poder público.
La labor de los ciudadanos en este
momento histórico de exacerbación de la lucha política y social debe ser la de
exigir la profundización de la democracia mediante la aprobación de reformas
políticas y electorales que garanticen el ejercicio pleno de los derechos
políticos y en especial aquellos relacionados con la escogencia de los
representantes de los ciudadanos en todos los órganos del poder del Estado y el
derecho material de participar en la dirección, administración, control y
vigilancia de los asuntos públicos y de la sociedad.
(*) Veeduría Ciudadana Democracia y
la Convivencia Social.
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