El plantón de la extrema derecha colombiana, frente a la Casa de Nariño, que pedía la renuncia, el martes 1 de marzo, del presidente de la derecha en el Gobierno, Juan Manuel Santos. |
La falange atiza la hoguera
Por Luis
Alfonso Mena S. (*)
Los
congresistas del uribismo desfilaron de negro el martes 1 de marzo de 2016 por
la calles céntricas de Bogotá, cual aves de mal agüero, como lo hacían las
falanges españolas, creyendo que muchos iban a correr detrás de ellos,
portavoces de ganaderos y terratenientes financiadores de "autodefensas",
mandaderos de comerciantes y empresarios aupadores de convivieres.
Están dolidos
por la captura del hermano del jefe, el
'apostol' Santiago, sindicado de paramilitarismo. Parecían plañideras quedando
bien con su líder, que les deja la labor de hacer la bulla, mientras él permanece
agazapado, trinando de odio.
Atizan la
hoguera con la misma estrategia de la oligarquía
venezolana: exigiendo la renuncia del Presidente, instigando el golpe de
Estado, oponiéndose a la paz, llamando a continuar la guerra... Allá,
económica. Acá, armada.
Las oligarquías neofascistas se parecen en todo el mundo,
especialmente en Latinoamérica, tan prolija otrora en golpes militares, tan
vasta ahora en contragolpes seudojurídicos y mediáticos, que no descartan, como
en Colombia, el para y el militar.
Se plantaron frente a la Casa de Nariño, la sede
presidencial, desafiantes, arrogantes,
con carteles que pedían la renuncia, “Ya”, de Juan Manuel Santos, el ex
ministro de Defensa de Álvaro Uribe ayer, su contradictor hoy, hermano de clase
siempre.
Quieren infundir miedo, generar pánico, motivar terror. La
extrema derecha del Establecimiento se siente herida y con el paso del tiempo y
el avance del proceso de conversaciones con la insurgencia reaccionará con más
virulencia.
Buscan por todos los medios dar al traste con el los acuerdos
de La Habana, usando los medios de prensa a sus pies y su influencia en una
sociedad desinformada.
Falta ver si la otra ala del Sistema, la derecha en el
Gobierno, se asusta y cede...
Mientras
tanto, el jefe de la falange seguirá ejerciendo su proselitismo armado, apoyado
en un ejército de hombres que le cuestan un dineral al erario, esto es, a los
bolsillos de los colombianos.
(*) Editor de PARÉNTEIS
y de ¡PERIODISMO LIBRE!
Cali, jueves 3 de marzo
de 2016.
El desfile de los parlamentarios uribistas, rechazando la detención de Santiago Uribe Vélez, por las calles del centro de Bogotá, rumbo a la Casa de Nariño. (Foto: La F.M.). |
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