Manifestantes del Movimiento Yo Soy 132. (Foto tomada de vanguardia.com.mx) |
México,
unas cuestionadas elecciones
Las elecciones mexicanas, constituyen un referente para
América Latina, especialmente para quienes anhelamos la consolidación de un
nuevo continente en el que los proyectos de la nueva izquierda democrática se
sigan materializando en la ruta emancipadora que trazara Simón Bolívar, dice el
autor de este texto, quien fungió como veedor internacional en los comicios
mexicanos.
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Por Armando Palau Aldana (*)
El domingo 1
de Julio se realizaron las elecciones en el hermano país de México, que tiene
una población cercana a los 120 millones de habitantes, para la escogencia de
la Presidencia, los miembros del Senado y de la Cámara de Diputados, así como
de los gobiernos de varios estados y de delegaciones municipales. Tuvimos el
gusto de asistir, por invitación que hiciera a Izquierda Liberal en Marcha el
Partido del Trabajo por medio del Instituto Federal Electoral, como
observadores internacionales junto con delegados de España, Puerto Rico,
Guatemala, Nicaragua, Honduras, Brasil, e Italia.
Con muchas
similitudes al contexto colombiano, pudimos observar que los comicios
electorales, transcurrieron sin la alharaca que se hace en Colombia, parecía
una actividad que ocurría sin novedad alguna, no obstante las filas de votantes
que se observaba en algunas de las Casillas Electorales. Una parte de la
delegación hizo su recorrido por Ciudad de México, otros nos desplazamos hacia
Puebla.
La noche
anterior a las elecciones, fuimos sorprendidos con la multitudinaria marcha de
antorchas de los estudiantes universitarios que conformaron desde Marzo pasado
el movimiento.”# Yo soy 132”, luego de la desafortunada intervención en un
debate al que fuera invitado el candidato Enrique Peña, que cuestionó la
calidad de estudiantes, quienes a la postre demostraron con el escaneo de sus
carnets ese número de asistentes.
La disputa
estuvo centrada principalmente entre el PRI (Partido Revolucionario
Institucional), por medio de Enrique Peña Nieto, con un partido tradicional que
gobernó durante 71 años; el Partido Acción Nacional, PAN, que estuvo en el
presente y anterior períodos presidenciales, con su candidata Josefina Vásquez
Mota; dos fuerzas políticas de derecha. La izquierda compitió en una coalición
conformada por el Partido Revolucionario Democrático, el Partido del Trabajo y
el Movimiento Ciudadano, con Andrés Manuel López Obrador, quien hace seis años
perdió la Presidencia por un estrecha y cuestionada diferencia del 1%, poniendo
en evidencia muchas quejas por fraude electoral.
Después de
las pasadas elecciones presidenciales del 2006, se implementaron algunas
novedades, como la impresión de cartillas con los datos de los votantes y su
fotografía, para verificar la identidad de los electores, pues la suplantación
fue uno de los episodios que marcó las denuncias por corrupción en aquella
época.
Durante el
proceso de observación, recibimos quejas de distintos ciudadanos y pudimos
observar como en algunos puestos, había presencia de militantes de los partidos
tradicionales tratando de influir, también se verificó el decomiso de montones
de tarjetas prepago para compra de víveres, que repartió el PRI.
El proceso
de transmisión de datos una vez cerradas las elecciones, generó bastantes
inquietudes, pues se hizo por parte de encuestadoras privadas antes de que la
autoridad electoral, emitiera su boletín de tendencias hacia las 11 de la
noche, por medio del Programa de Resultados Electorales Preliminares. Las
estadísticas privadas, se hacen por medio de preguntas a quienes han depositado
su voto y han salido de las casillas, para que indiquen por quien votaron, lo
cual aunque voluntario, pone en juego la autónoma privacidad del sufragio. Los
resultados oficiales solo se escrutarían a partir del miércoles.
A partir de
este momento, las grandes cadenas de televisión, Televisa y Tele Azteca,
emitieron sus anticipados boletines conformando una diferencia 6.5 puntos a
favor de Peña Nieto por encima de López Obrador, que mantuvieron durante sus
transmisiones, manipulando a la opinión pública, como lo hicieron antes de las
elecciones, en encuestas sin marco legal. En forma demasiado temprana, la
candidata del PAN admitió su derrota y el saliente Presidente Felipe Calderón
anticipó su reconocimiento al PRI, que retornó al gobierno después de siete
décadas en el poder con un candidato de 45 años, que leyó un superficial
discurso triunfal antes de que finalizara la media noche. Por su parte López
Obrador, hizo un pronunciamiento anunciando su preferencia por la emisión
oficial de los resultados, manifestando el día siguiente, la corroborada
denuncia de un gran número de evidencias de fraude, que presentará ante el
Tribunal Electoral.
Las
elecciones mexicanas, constituyen un referente para América Latina,
especialmente para quienes anhelamos la consolidación de un nuevo continente en
el que los proyectos de la nueva izquierda democrática, se sigan materializando
en la ruta emancipadora que trazara Simón Bolívar, para contrarrestar hoy los
desmanes de un neoliberalismo que empobrece a nuestros pueblos. Como en los
pasados comicios, quedó una amarga sensación de corrupción electoral, que
preocupa a quienes ejercemos el derecho a elegir, pues crece el manto de dudas
sobre los escrutinios, cuya tergiversación hace parte de una estrategia
continental en la que las transnacionales están involucradas. Los retos
entonces son mayores, pues los mecanismos de veeduría, deben ir de la mano con
el arduo trabajo político que debemos sacar avante, en medio de comunidades con
ingentes cantidades de derechos por materializar, lo que las torna vulnerables
ante los debates electorales.
Cali, miércoles
4 de julio de 2012.
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