miércoles, 18 de julio de 2012

El Mundo. La compleja coyuntura política mexicana


Manifestantes del Movimiento Yo Soy 132. (Foto tomada de vanguardia.com.mx)

México, unas cuestionadas elecciones

Las elecciones mexicanas, constituyen un referente para América Latina, especialmente para quienes anhelamos la consolidación de un nuevo continente en el que los proyectos de la nueva izquierda democrática se sigan materializando en la ruta emancipadora que trazara Simón Bolívar, dice el autor de este texto, quien fungió como veedor internacional en los comicios mexicanos.

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Por Armando Palau Aldana (*)
El domingo 1 de Julio se realizaron las elecciones en el hermano país de México, que tiene una población cercana a los 120 millones de habitantes, para la escogencia de la Presidencia, los miembros del Senado y de la Cámara de Diputados, así como de los gobiernos de varios estados y de delegaciones municipales. Tuvimos el gusto de asistir, por invitación que hiciera a Izquierda Liberal en Marcha el Partido del Trabajo por medio del Instituto Federal Electoral, como observadores internacionales junto con delegados de España, Puerto Rico, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Brasil, e Italia.


Con muchas similitudes al contexto colombiano, pudimos observar que los comicios electorales, transcurrieron sin la alharaca que se hace en Colombia, parecía una actividad que ocurría sin novedad alguna, no obstante las filas de votantes que se observaba en algunas de las Casillas Electorales. Una parte de la delegación hizo su recorrido por Ciudad de México, otros nos desplazamos hacia Puebla.

La noche anterior a las elecciones, fuimos sorprendidos con la multitudinaria marcha de antorchas de los estudiantes universitarios que conformaron desde Marzo pasado el movimiento.”# Yo soy 132”, luego de la desafortunada intervención en un debate al que fuera invitado el candidato Enrique Peña, que cuestionó la calidad de estudiantes, quienes a la postre demostraron con el escaneo de sus carnets ese número de asistentes.

La disputa estuvo centrada principalmente entre el PRI (Partido Revolucionario Institucional), por medio de Enrique Peña Nieto, con un partido tradicional que gobernó durante 71 años; el Partido Acción Nacional, PAN, que estuvo en el presente y anterior períodos presidenciales, con su candidata Josefina Vásquez Mota; dos fuerzas políticas de derecha. La izquierda compitió en una coalición conformada por el Partido Revolucionario Democrático, el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, con Andrés Manuel López Obrador, quien hace seis años perdió la Presidencia por un estrecha y cuestionada diferencia del 1%, poniendo en evidencia muchas quejas por fraude electoral.

Después de las pasadas elecciones presidenciales del 2006, se implementaron algunas novedades, como la impresión de cartillas con los datos de los votantes y su fotografía, para verificar la identidad de los electores, pues la suplantación fue uno de los episodios que marcó las denuncias por corrupción en aquella época.

Durante el proceso de observación, recibimos quejas de distintos ciudadanos y pudimos observar como en algunos puestos, había presencia de militantes de los partidos tradicionales tratando de influir, también se verificó el decomiso de montones de tarjetas prepago para compra de víveres, que repartió el PRI.

El proceso de transmisión de datos una vez cerradas las elecciones, generó bastantes inquietudes, pues se hizo por parte de encuestadoras privadas antes de que la autoridad electoral, emitiera su boletín de tendencias hacia las 11 de la noche, por medio del Programa de Resultados Electorales Preliminares. Las estadísticas privadas, se hacen por medio de preguntas a quienes han depositado su voto y han salido de las casillas, para que indiquen por quien votaron, lo cual aunque voluntario, pone en juego la autónoma privacidad del sufragio. Los resultados oficiales solo se escrutarían a partir del miércoles.

A partir de este momento, las grandes cadenas de televisión, Televisa y Tele Azteca, emitieron sus anticipados boletines conformando una diferencia 6.5 puntos a favor de Peña Nieto por encima de López Obrador, que mantuvieron durante sus transmisiones, manipulando a la opinión pública, como lo hicieron antes de las elecciones, en encuestas sin marco legal. En forma demasiado temprana, la candidata del PAN admitió su derrota y el saliente Presidente Felipe Calderón anticipó su reconocimiento al PRI, que retornó al gobierno después de siete décadas en el poder con un candidato de 45 años, que leyó un superficial discurso triunfal antes de que finalizara la media noche. Por su parte López Obrador, hizo un pronunciamiento anunciando su preferencia por la emisión oficial de los resultados, manifestando el día siguiente, la corroborada denuncia de un gran número de evidencias de fraude, que presentará ante el Tribunal Electoral.

Las elecciones mexicanas, constituyen un referente para América Latina, especialmente para quienes anhelamos la consolidación de un nuevo continente en el que los proyectos de la nueva izquierda democrática, se sigan materializando en la ruta emancipadora que trazara Simón Bolívar, para contrarrestar hoy los desmanes de un neoliberalismo que empobrece a nuestros pueblos. Como en los pasados comicios, quedó una amarga sensación de corrupción electoral, que preocupa a quienes ejercemos el derecho a elegir, pues crece el manto de dudas sobre los escrutinios, cuya tergiversación hace parte de una estrategia continental en la que las transnacionales están involucradas. Los retos entonces son mayores, pues los mecanismos de veeduría, deben ir de la mano con el arduo trabajo político que debemos sacar avante, en medio de comunidades con ingentes cantidades de derechos por materializar, lo que las torna vulnerables ante los debates electorales.

Cali, miércoles 4 de julio de 2012.

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